Cosas de chicas Parte 1

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Hipo:

-¿Qué estás haciendo?- me sobresalté al escuchar a Astrid en la puerta de mi cabaña.

-Los planos para la torre de vigilancia- contesté volviendo la vista a lo que estaba haciendo- ¿Hablaste con _______?

-Si, y tú deberías hacerlo también- se posicionó a un lado de mi.

-Ya lo hice- miré a otro lado para esconder la sonrisa que dejé escapar recordando la noche anterior.

Agradezco que _______ me haya detenido y no llegáramos a más, sabía que no estábamos listos para algo así, pero al menos jugamos un poco. He pensado en ella de distintas formas pero esta es de las que más me intimidaba expresar, por suerte todo salió natural, sin forzar nada. Eso pareció gustarle.

-Ya no está tan preocupada pero.. Hipo ¿estás escuchándome?- me distrajo de mis pensamientos.

-Si, ya te oí.

-Se enfureció porque no la quise ayudar a esconder el cuerpo.

Fruncí el ceño por su comentario. ¿Este era su plan?

-¿Esconder?- Me volteé por completo hacia Astrid cruzándome de brazos.

-Prometí no decir nada pero tampoco voy a encubrir lo que pasó Hipo- imitó mi postura- No sé por qué pienso que no te has dado cuenta de la gravedad de..-iba subiendo su tono de voz

-Lo hago- la interrumpí firme.

-De la nada aparece una extraña, le das techo, comida, la única furia luminosa que existe, le enseñas todo sobre Berk y cuando mata a un dragón pareciera que eres ciego- decía de manera agitada, se estaba alterando.

Empiezo a suponer que ya no sólo se trata del Ala Cambiante.

-Astrid estuviste ahí, tu misma me dijiste que había sido un accidente ¿Por qué ahora dudas de ella?- también empezaba a desconcertarme.

Parpadeó un par de veces consternada por mi respuesta.

-Porque..-respiró pesadamente lo que me hizo preocuparme.

-Dime la verdad ¿fue un accidente?- enarqué una ceja al momento de preguntar sabiendo muy bien la respuesta.

-Si, lo fue- desvió la mirada.

-Ahí lo tienes, no pasa nada.

Oh no, conozco esa mirada. La puse realmente furiosa.

-¿Que no pasa nada?- dijo indignada- ¿No pasa nada?- rió con la ironía de los dioses- No pasa nada- finalizó lentamente recalcando cada palabra.

-De acuerdo, no debí decirlo así- alcé mis manos a modo de defensa.

Inconscientemente busqué tomar su brazo para asegurarme de no sacarla más de sus casillas pero retrocedió de inmediato.

-¿Qué te está pasando Hipo? Escuchate, no eres tú- sus mejillas se tornaron rojas de tan enfadada que estaba.

-¿No soy yo por no querer agrandar las cosas? ¿Por pensar como jefe?- mi respiración se aceleró, debía tranquilizarme pues no podemos estar los dos así.

-Siempre pusiste a los dragones antes que a las personas. ¿Por qué ahora es diferente?- dijo con furia muy cerca de mi rostro.

-¡Porque está muerto! Ya no podemos hacer nada. Y por última vez !fue un maldito accidente!- finalmente exploté.

Apenas terminé de hablar, que más bien sonó a grito, un golpe en seco volteó mi rostro haciéndome tambalear. Mi mandíbula comenzó a doler intensamente. Levanté mi cara muy lento hacia ella tan serio como me era posible. Mi mandíbula apretada seguro me hacia lucir agresivo.

Come fly with me (Hipo y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora