Sin lugar para la esperanza

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Casi no pude dormir en toda la noche, sin embargo el cansancio seguía siendo más mental que físico. Al mirar al lado, me percaté de que Heather también estaba despierta. En cuanto me vio, dijo:

—¿Crees que ya esté despierto?

—Vayamos a ver.

De forma automática, ambas nos levantamos y cambiamos de ropa. Ella, al mirar la venda en mis costillas, no se resistió a preguntar:

—¿Cómo sigues con eso?

—Pues mi costilla no me ha apuñalado y eso ya es ganancia.

—¿Estuviste durmiendo con Declan?

—En la habitación de pacientes —aclaré—. Él ha estado al tanto de mi lesión.

Heather se relamió los labios mientras terminaba de anudar los cabetes de sus botas.

Antes de que el silencio fuese incómodo, pregunté:

—¿Cómo te sientes?

Ella suspiró y se encogió de hombros. Poco a poco sus ojos se cristalizaron.

—Sé que Jack saldrá de esta, pero eso no garantiza su seguridad. Tengo miedo de lo que Viggo pueda ser capaz.

—Si lo que escuchaste afuera de su oficina es respecto a Jack, eso significa que van a dejarlo en paz al menos por un tiempo. Entonces, ya estaremos preparados los tres si quieren volver a llevárselo.

—Ponte en mi lugar; si se tratase de Hipo igualmente sentirías que tu mundo se está desmoronando. Pero, por Jack, es que necesito mostrarme lo más firme posible.

—Hablando de eso... ¿Cómo está Hipo?

—No voy a mentirte: lo dejé hecho un desastre. Claramente no estaba preparado para escuchar toda la mierda que no sabía. Por cierto, lo tienes de cabeza en todos los sentidos existentes. En serio no va a parar hasta encontrarte.

Suspiré y me levanté para luego amarrar mi cabello en una descuidada coleta.

—De verdad me gustaría que lo hiciera. ¿Pero y si no es como él espera? He cambiado tanto que ya no me reconocería.

—Intenté que le quedara claro eso, pero no puede ni comenzar a imaginarlo. Con lo de La Huldra, tal vez ya pueda sacar sus propias conjeturas.

—Tampoco quiero que piense que yo soy La Huldra... O más bien que La Huldra... ¡Agh! Tú sabes. Esas historias que se cuentan no son más que relatos sádicos para cazadores sedientos.

Ella titubeó antes de decir:

—¿Y Balder?

No respondí, pues el aire no me daba para ello. Y ciertamente, tampoco quería entrar en el tema a pesar de reconocer que Heather tenía un punto.

 Y ciertamente, tampoco quería entrar en el tema a pesar de reconocer que Heather tenía un punto

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Come fly with me (Hipo y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora