Arendelle Parte 1

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-¡Hey, muñeco de nieve!- llamó Hipo a Jack mientras mordía un pedazo de la trucha que pescamos y posteriormente asamos para poder cenar.

-No se te ocurrió algo mejor ¿cierto?- respondió divertido.

-Habías comentado que no tenías ninguna prisa por volver a Arendelle... ¿qué fue lo que hiciste?

La luz de la fogata que hicimos proyectaba la suficiente luz para dejar ver el semblante abstraído del muchacho de tez clara que se hacía sombrío por la noche.

Todos guardamos silencio atentos a su respuesta a la vez que comíamos nuestra cena.

-Escapé, ya se los dije.

-Entonces el regaño que te espera en casa debe de ser fuerte.- bromeó Hipo con una pizca de razón en sus palabras.

-A alguien le darán sus buenas nalgaditas.- seguí yo entre risas.

Como respuesta Jack rodó los ojos y se encogió de hombros dando un mordisco a su pescado.

-¡Yo me ofrezco a dárselas!- añadió Brutilda con picardía, coqueteándole al individuo. 

-Tus padres ya deben de estar acostumbrados a que los saques de quicio.- intuyó Astrid uniéndose a nuestro jugueteo.

El ojiazul quedó completamente taciturno, casi como si no tuviese nada que responder, clavó unos segundos sus ojos en el suelo para después fijarse en nosotros con la mirada suavizada y brindarnos una cálida sonrisa.

-Definitivamente no me ayudan a querer volver.- río ligeramente volviendo a la atmósfera amena.


Al caer el amanecer nos despertamos, comimos algunas frutas que recogimos del desconocido pero, gracias a Thor, seguro archipiélago por lo que no habría demora alguna para continuar con el viaje.

-¿Cuánto falta? Comienzo a impacientarme.

-Calma Brutacio, Jack dijo que sería un viaje largo. Tardaremos lo que haya que tardar.- Hipo dio una fuerte palmada en la espalda del albino.

-Y a todo esto ¿cómo es Arendelle? Ya saben... para no desentonar cuando lleguemos.- se entrometió la hermana Torton.

Jack quedó pensativo pero luego de unos segundos respondió.

-Con el tiempo que llevo conviviendo con ustedes puedo llegar a la conclusión de que les gustará, me parece que les atrae todo lo raro y peligroso... como ustedes.

-¿Peligroso?- el castaño de ojos verdes enarcó una ceja con especulación.

-Sí, no se ofendan pero para algunas personas los dragones son algo peligrosos y ya ni se diga de un grupo que los controla.- respondió sardónico.

-¿Q-qué? ¡No! Hablaba de Arendelle... Y nosotros no controlamos dragones, los entrenamos.- replicó Hipo entre risas, moderando su voz para sonar firme.

-Sí sí, como sea. Lo corroborarán todo al llegar.

-En serio Frost, ¿a qué te refieres con que es peligroso?- el de una pierna insistió cambiando un poco la actitud suavizada por una retadora.

El aludido rodó los ojos con impaciencia, misma que los jinetes sentíamos por no saber lo que nos esperaría en aquel reino del que nunca habíamos escuchado hasta hace tres días.

-Es más que nada por la ubicación, temperatura y el hecho de que ustedes sean unos desconocidos que montan dragones.- se encogió de hombros enumerando con sus dedos.

Come fly with me (Hipo y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora