Retrospectiva.

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Hipo:

Esperé a que _______ se durmiera para salir de la cama y vestirme; de inmediato una fresca brisa rodeo mi cuerpo desnudo, entre castañeos me coloqué mi ropa interior y mi pantalón quedando aún con el torso descubierto. El crujido de la cama me hizo mirar atrás en busca de su motivo, de inmediato crucé mirada con un par de ojos pardos que me miraban atentos entre pestañeos somnolientos.

-¿Te irás de nuevo?- bisbiseó frotando sus joyas oculares.

-Sólo será un paseo entre el amanecer, para despejarme un poco.- respondí colocándome la playera.

-Está bien.-me regaló una vista espectacular de su piel despojada de toda prenda al alzar la sábana para salir de la cama.

-¿Qué haces?

-Te acompaño, tonto.- dijo con sequedad mientras comenzaba a vestirse.

Observé sus movimientos torpes por la falta de luz y su despabilo, en cuanto estuvo lista se colgó su arco en la espalda y despertó a la furia luminosa quien al principio protestó, pero después se preparó para emprender vuelo. 

-¿Estás segura?- interrogué notando el color purpúreo bajo sus ojos- Luces cans...

-No he dormido ni dos horas, ahora vamos antes de que me retracte.- frenó mi oración con adustez pasando de largo mientras trenzaba su cabellera, que por cierto despedía un olor bastante agradable.

Sin objetar, salimos de la cabaña chocando con la corriente helada propia del amanecer, allí ya nos esperaba Chimuelo listo para uno de nuestros furtivos y algo habituales paseos. Una vez habiendo despegado, _______ y yo no cruzamos palabra o mirada alguna; observé atento el semblante serio de la jinete a mi lado notando una ligera coloración en sus mejillas causantes por las ráfagas que golpeaban nuestros rostros. 

Aclaré mi garganta en una fallida llamada de atención, al no conseguir respuesta de su parte decidí romper el silencio mientras pasábamos por encima de una serie de pilares rocosos en medio del mar.

-Mhh.. anoche estuviste... increíble. ¿Quién diría que esas manitas serían mágicas?- farfullé con coquetería sin conseguir éxito; permaneció inamovible con los ojos clavados en el horizonte coloreado por el sol naciente. 

Cuando creí que no me miraría el resto del camino, sus ojos fulminantes se clavaron en lo míos provocándome un desequilibrio mental al no saber cómo cambiar su postura; fue un gesto fugaz pero lo suficientemente inteligible para discernir que no estaba para juegos.

-¿Sigues enfadada, cierto?- permaneció en silencio haciendo evidente la respuesta.- _______...- suspiré antes de ser interrumpido.

-¡Valla! Y yo que creí que no captabas indirectas.- ironizó entre sonrisas sarcásticas.

-_______.- la miré escéptico pero nuevamente ni se inmutó- De acuerdo, arreglemos esto. ¿Por qué presiento que no es sólo lo que pasó en tu cabaña por lo que estás tan molesta?- ladeé mi cabeza en busca de su mirada.

-Desciende, nena.- ordenó a su dragón que de inmediato obedeció a su jinete.

La furia luminosa aceleró el vuelo decreciendo, sin aterrizar, hacia un archipiélago.

-Oh, vamos.- inspiré irritado por su elusión.

Cambié la posición de la prótesis de Chimuelo para imitar la acción de nuestras respectivas parejas. Tan pronto descendimos ellas apretaron el vuelo, escabulléndose entre los árboles de la enorme isla en la que nos encontrábamos.

-Venga _______, vamos a hablar y a resolver lo que sea que te está molestan... ¡Chimuelo, cuidado!- apenas pudimos esquivar el imprevisto ataque de una flecha proveniente de la testaruda arquera a escasos metros delante de nosotros- ¿Eso era necesario?- reclamé verdaderamente irritado por su actitud.

Come fly with me (Hipo y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora