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La cabaña era inundada por gritos de dolor, los cuales muy probablemente también se lograban escuchar a la distancia a pesar de que mi boca era tapada por una sábana y mis dientes la aprisionaban con fuerza para ahogar mis chillidos inútilmente.
Los constantes roces que hacían presión en mis piernas traían de vuelta el dolor de una manera traumática. Mi sistema nervioso se sentía descompuesto y a la vez muy sensible como para soportar el tacto de aquellas manos masculinas sobre mi piel. El dolor físico quebrantaba todo mi ser hasta terminar rompiendo mi alma ya antes dañada. Y a su vez, la desesperanza fluía por cada fibra de mi cuerpo martirizado en una perfecta y cruda armonía.
—Respira. Trata de relajarte un poco.
Evité darle una mala mirada para concentrarme en resistir lo más que pudiera, aunque honestamente estaba tan cansada como para soportar cualquier cosa.
Pese a que no quería mirar a Declan a los ojos, de alguna u otra manera terminaba haciéndolo por momentos, encontrándome así con su semblante lleno de angustia. Al principio, sus manos evidenciaron el temor que sentía de lastimarme al tocar mis piernas, pero poco a poco se dejó poseer por su faceta de curandero que lo obligó a actuar fríamente, aunque su rostro delatara sus emociones. Sus masajes eran firmes, sin llegar a la brusquedad, y mis extremidades los recibían con repelús luego de experimentar tan despiadada tortura.
Debido a que no conseguí tranquilizarme, el rubio se sintió con la necesidad de aclarar:
—Necesito relajar tus músculos para evitar que tengan secuelas. Sé lo mucho que debe dolerte. Lo sé. Pero necesito que dejes de ponerte tan tensa o sino costará más trabajo tanto para ti como para mí.
Su voz era de la misma firmeza que su tacto. No se mostraba del todo gentil, pero en definitiva tampoco estaba siendo tajante. Lo que fuera que estuviese pensando, parecía dejarlo de lado con tal de cumplir con su labor.
Traté de obedecerlo lo más que podía, luchando contra el insoportable dolor que me tentaba a sucumbir al desespero. Así pasaron los minutos hasta que él se detuvo.
—Por suerte, ninguna de las agujas se rompió por dentro. Eso habría estado muy jodido. Está bien. Descansa un poco. Continúa respirando profundo.
Puesto a que mis piernas ya no estaban siendo manipuladas por sus manos, los gritos pararon, pero el llanto no. Me permití llorar con tal de encontrar desahogo y Declan lo respetó como un acto de compasión.
Me habría gustado por mucho seguir inconsciente, pero el dolor era tanto que mandaba salvajes alertas a todo mi cuerpo, sin permitirle descansar de la realidad. Además de eso, el pavor que me daba volver a despertar con Ryker en la misma habitación no me permitía ni siquiera dormir por las noches.
Declan se levantó para servir un poco de agua y beber de ella antes de repetir la acción para posteriormente ofrecerme a mí. Dejó el vaso en la mesa junto a la cama y volvió a tomar asiento, inclinando su cuerpo hacia adelante para acercarse más a mi rostro.
El silencio era tan pesado como nuestras emociones. A nuestra manera, buscábamos estar el uno para el otro, aunque en esos momentos una parte de mí sentía que había cierto rencor de parte del rubio, lo cual pude confirmar a través de su mirada entristecida.
—¿Por qué tuviste que ir con él? —murmuró, con una combinación sutil de reproche y preocupación en su voz.
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Come fly with me (Hipo y tú)
Fanfiction𝐓𝐨𝐝𝐨 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐛𝐚 𝐩𝐞𝐫𝐝𝐢𝐝𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐞𝐥𝐥𝐚. 𝐓𝐨𝐝𝐨 𝐞𝐫𝐚 𝐨𝐫𝐝𝐢𝐧𝐚𝐫𝐢𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 é𝐥. Un pueblo derrotado y un vuelo a una isla desconocida harán que Hipo y _______ se encuentren. Ella podrá tener un nuevo comienzo a pesar de sen...