Prisión

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—¿Cómo que todavía no hay un plan? —me exalté azotando mis puños sobre los mapas en la mesa de madera.

—No podíamos jugar en un tablero que no tenía todas sus piezas —explicó atentamente Rayla.

—En cuánto tú estuvieses aquí todo comenzaría —añadió Aomi Eriksson, una de mis mejores arqueras en la JC.

—Llevo aquí un mes, y ¿hasta apenas estamos hablando de esto? —me quejé con la poca paciencia que me quedaba.

—No porque no haya habido reuniones quiere decir que no hayamos hecho nuestro trabajo —reprimió Heather—. ¿No te parece?

Mi temperamento incluso a mí me estaba irritando, así que me dispuse a respirar profundamente para serenarme.

—Jack me comentó que estuviste conversando con Hvitserk y Sigurd Lodbrok —me dijo Rayla con sus cárdenos ojos sobre mí y con un tono suave, siendo ella la cabeza fría del grupo.

—Sí, pero no me atreví a preguntar de más porque sería estúpidamente obvio. Todos esperan que por ser jinete sea una espía.

La albina hizo una mueca considerando mis palabras, con sus manos recargadas en el mismo escritorio y su cuerpo echado hacia adelante.

—Puede ser, —al escuchar aquello le di una mirada a Jack, este hizo lo mismo hacia mí— y no podemos arriesgarnos demasiado contigo. Está bien, será un asunto que dejaremos de lado por el momento, pero todos debemos tomar en cuenta que tener a un centinela de Niflheim bajo nuestra confianza es una buena ventaja.

—Si con sólo enterarse sobre ella le citaron sus biografías imagínense lo que pasaría si se acuesta con ellos —soltó un chico de aspecto poco melindroso a modo de agravio.

—¿Disculpa? —lo miré fulminante— No pienso acostarme con nadie.

—¿Disculpa? —lo miré fulminante— No pienso acostarme con nadie

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—De hecho... —intervino la líder.

—¡No! Que quede claro que no voy a acostarme con nadie —recalqué con severidad.

—Descuida, no pasará —suspiró la albina—. No sería el fin del mundo pero igualmente no nos asegurará que de verdad suelten tanta información.

—¡Gracias! —satiricé haciendo evidente mi indignación.

—No necesariamente tienes que tener sexo con alguien para ganar su confianza —añadió Siggy, quién pasaba sus dedos entre sus guedejas castañas mientras miraba profundamente al albino a mi lado a pesar de que Jack no se percatara de ello.

—¡Muy bien, suficiente! Esta conversación está perdiéndose de rumbo. Volvamos a sus reportes —dijo Rayla endureciendo su voz—. Heather, ¿qué tal van las cosas con los jinetes?

—Están realizando búsquedas exhaustivas, yo encabecé una de ellas y pude desviarlos lo suficiente para no tener ni un rastro, pero me temo que mientras esté aquí no podré hacer mucho.

Come fly with me (Hipo y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora