Come fly with me (Hipo y tú)

Noche utópica

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La noche pintaba espectacular. Por alguna razón muchas de las personas de la base asistieron a La Taberna de Nadie, por lo que había bastantes rostros conocidos por el lugar. La taberna se prestó para hacer de esa noche un evento jovial y animado.

Contrario a lo que pensé, la velada con Siggy no estaba yendo mal, a excepción de que a Heather se le desencajó el rostro cuando supo por qué nos acompañaba, aunque lo supo manejar. Los cuatro conversábamos despreocupados con nuestros respectivos tarros en mano.

Casualmente mi mirada se desvió hacia un grupo de amigos que subían por las escaleras del establecimiento, riendo y jugando entre ellos. Me surgió la duda de qué habría allá arriba pues la única vez que había estado en La Taberna de Nadie ni siquiera le tomé importancia al hecho de que había un segundo piso. Exterioricé mi duda, dando otro trago a mi tarro.

—¿Te gustaría subir? —respondió Jack, con una enorme sonrisa, sin contestar a mi pregunta.

—Yo tampoco sé qué hay allá —comentó Siggy.

—Sé lo que estás pensando, Frost —amenazó Heather, apuntando al acusado con su dedo—, esa sonrisa lo dice todo.

—¡Vamos, sería genial!

—¿Qué sería genial? —pregunté.

Heather se echó a reír y se cubrió la cara con las manos.

—¡Está decidido! —exclamó Jack, poniéndose de pie— Vengan, traigan sus tarros.

Las tres confundidas chicas seguimos al zagal por las escaleras. En la segunda planta había distintas secciones imaginariamente divididas que iban desde apuestas de diversas clases, puntos de intercambio de drogas y un puesto de tatuajes.

De inmediato comprendí el entusiasmo de Jack, sin embargo no estaba segura de lo que haríamos exactamente.

—¿Qué dicen? —habló el albino por lo alto del bullicio mientras pasaba ambos brazos por los hombros de Heather y los míos, abrazándonos a ambas y regando un poco de cerveza de su tarro.

—¿Quieres tatuarte? —enarqué una ceja.