Inseguridades.

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Unos golpes en mi puerta me hicieron despertar, caí en cuenta que no había pasado mucho desde que pude conciliar el sueño al notar la aún oscura atmósfera. Caminé perezosa a la entrada de mi cabaña y la abrí encontrándome con el dueño de esos ojos esmeralda y esos labios que me llevan el Valhalla al besarlos.

-_______- musitó rascando su nuca.

La poca luz no me permitía corroborarlo pero estaba casi segura de que evitaba mirarme directamente a los ojos.

-¿Acabas de llegar?- pregunté desganada con el recuerdo de su indiferencia.

Asintió con la mano sobando su nuca, se animó a mirarme con la certeza de que aún estaba resentida con él.

-¿Puedo pasar?

A movimientos dubitativos lo dejé entrar. Su respiración pesada retumbaba en las paredes de la cabreriza, se volteó a mirarme y al chocar con su adusto cariz hizo que quisiera dejar de lado mis recriminaciones mentales acercándome a él.

-¿Y bien?- musité.

Acunó mi mejilla entre su mano haciéndome pensar que ya se encontraba más distendido que unas horas antes.

-Mh...- con sus labios apretados en una delgada línea dio a entender su respuesta.

-¿Qué está pasando?- acaricié su mejilla logrando que sus facciones se relajasen.

-No puedo decírselos...-relamió sus labios- no todavía.

-¿Ni a mi?- suavicé mi matiz con los ojos bien puestos en sus joyas esmeraldas.

Se quedó pensativo unos segundos como si lo estuviera considerando pero al final negó dando ligeras sacudidas con su cabeza.

-Necesito aclarar mi cabeza antes.- jugueteó con sus dedos en la comisura de mis labios.

Asentí no muy convencida, me alejé de su roce con lentitud y me abracé para apaciguar el frío que comenzaba a sentir.

Replanteé en mi cabeza el dilema sobre aquel tema causante de mis insomnios; con el sentimiento de duda quemándome la piel y sus ojos clavados en mi alma, me envalentoné para desenterrar tan cruel memoria que pasó de ser una tragedia a una serie de eventos tóxicos.

-Hip..-empuñé mis ojos dudosa, al parar en seco mis palabras por la incertidumbre él se acercó con atención- Olvídalo.

-¿Qué pasa?- su ceño fruncido me hizo sentir insegura por no saber cómo reaccionaría a mis inquietudes.

No sentía que ese fuera el momento para decirlo, por muy preocupada que estuviera no sabía cómo explicarlo ni mucho menos cómo afrontarlo, prácticamente porque no podía hacerlo; ¿qué se supondría que debía hacer? ¿encontrar el cuerpo?

Por su comportamiento comprendí que incluso había olvidado que intenté decírselo antes de que partiera a Odín sabe dónde así que me colgaría de eso para salir de ese embrollo que por ahora prefería evadir.

-Y-yo..- debía cambiar la jugada antes de que lo recordara- No es nada.

Un ruido fuera de mi cabaña nos hizo sobresaltar, de inmediato él se alejo de mí y comenzó a buscar algún lugar donde pudiera esconderse. Con Hipo oculto debajo de una mesa de madera me dispuse a abrir la puerta, encontrándome con Luna quién sólo intentaba entrar a dormir conmigo; me hice de lado para dejarla adentrarse a la habitación con la vista clavada en el suelo.

La decepción e ira asediaron con violencia mi ser, formulando más dudas que de mi cabeza no sacaría por un buen tiempo a menos que las libere con la verdad. Sí, la decepción se debía a la poco usual conducta que utilizaba como escudo cuando las miradas y murmullos de los demás amenazaban nuestra privada "relación", más que nada porque no se trataba de sólo esta vez; desde hace algún tiempo ha estado evitando que nos vean juntos y eso puedo entenderlo, pero el hecho de que me tratase cada vez más como una desconocida frente a los demás me tenía por los suelos. Fue apenas que tuvimos relaciones sexuales que comenzaba a ser más afectivo conmigo a los ojos de los otros.

Come fly with me (Hipo y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora