La carta

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_______:

—Jack y Heather me buscaron ayer y hablaron conmigo —comenzó a explicarme Rayla—. Ellos quieren idear un plan para sacarte de aquí y regresarte con los jinetes.

—¿Qu-Qué?

—Tengo que ser honesta contigo tanto como lo fui con ellos; no puedo dejar que te vayas. Es cuestión de lógica. Si te escapas, Viggo y el Consejo no tardarán en suponer que alguien te ayudó y eso podría poner en riesgo a La Resistencia. Además, estás siendo un pilar muy fuerte para todos nosotros. Los estás inspirando con esa valentía y fuerza que Viggo intenta tachar como estupidez. No puedes rendirte ahora.

Me sentí tan abrumada que necesité tomar asiento para digerirlo mejor.

—¿Inspirados, dices? ¿No será que están asustados?

Porque yo lo estoy...

—Aún si lo estuvieran, es un arma que podemos usar a nuestro favor. ¿Qué ejemplo estarías dando si huyes en cuanto las cosas se ponen difíciles? ¿Y cómo podría llamarme líder si te ayudo a hacerlo?

Me dio unos segundos para analizar sus palabras, como si fuese una niña a la cual había que explicarle detalladamente o se perdería en la complejidad de ideas ajenas.

El que Rayla me hablara como si yo estuviese dispuesta a huir me ofendía un poco, pues no era algo que considerara como una opción debido al miedo que me había implantado el Consejo. No obstante, el que la idea haya venido de mis amigos, me decía lo mucho que les preocupaba mi situación, o quizá el futuro que me deparaba en este lugar.

Sí, pensar en ese futuro también me aterra.

—Ya entendí —dije—. No necesito que me hables de esa manera. Soy la primera en estar consciente de que puedo complicar las cosas.

—Bien. Pero no es ese el punto al que quiero llegar. Supongo que ya te enteraste de lo que hicieron los jinetes en Andlang.

Asentí, en silencio.

Rayla se mostró ligeramente estresada por el tema, y lo reflejó al llevarse dos dedos a su frente para hacer presión en esa zona.

—Entonces, ya podrás ir imaginando lo problemático que puede ser para nosotros el que ellos se estén involucrando.

—Sí. El Consejo prácticamente me acusó de haberlos ayudado.

—¿Y lo hiciste? —cuestionó, con una ceja enarcada.

—¡Claro que no! ¿Cómo pude haberlo hecho?

—Pero aún así, es cierto que debieron necesitar la ayuda de alguien para llegar hasta las cámaras. Por cómo ejecutaron su plan, parecía que conocían los planos.

—Conozco a Hipo, probablemente haya persuadido a alguien haciéndose pasar por un cazador. En una de mis misiones lo vi hacerlo.

—Viggo quizá piense en esa opción. Pero siendo realistas, ¿qué tanto puede ser cierto que hayan hecho todo ese desastre sin ayuda?

Sentí una punzada de dolor en mi cabeza de tan solo intentar indagar en esa pregunta. Mentalmente no estaba bien como para concentrarme en algo que desde el inicio estuvo fuera de mis manos, y eso era justo lo que Rayla pretendía al sacar el tema a colación.

—¿Y entonces? —dije— ¿Qué es lo que quieres que haga?

Rayla pareció disfrutar la franqueza de mi pregunta. Se removió en su lugar y adoptó una postura bribona.

 Se removió en su lugar y adoptó una postura bribona

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Come fly with me (Hipo y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora