Poco convencional sana convivencia

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Hipo:

Apenas regresamos al campamento que teníamos los jinetes como resguardo, cerca de las montañas de Grønt Lys, comencé a contarles lo que escuché del cuentacuentos, a quien desgraciadamente no pudimos encontrar luego de nuestra salida de la taberna, a pesar de que lo esperamos a pocos metros de allí, fue como si simplemente hubiese desaparecido. Al llegar a la parte del inconfundible arco, todos intercambiaron miradas y sus semblantes se endurecieron.

—¿Entonces... piensas que la persona de la que hablaba ese viejo es _______? —preguntó Astrid, rompiendo el sepulcral silencio.

—¿Tienes otra teoría? —pregunté, a secas.

—Y en caso de que fuera cierto —dijo Patán—, ¿qué significa?

Nadie respondió, todos me miraron. Decir en voz alta lo que mi cabeza maquinaba solo lo haría real, y fue justo por eso que también guardé silencio. Me di la vuelta y eché un vistazo a Chimuelo, quien dormía junto a Luna a unos metros detrás del campamento.

—Pero, pensémoslo bien —intervino Brutacio—, puede que hayan plagiado la idea de su arco. Debemos admitir que como arma es increíble, y ella fue muy ingeniosa.

—Eso, o es más probable que se la hayan quitado —agregó la gemela—. Digo, se la llevaron secuestrada, obviamente la despojaron de todo, lógicamente también de su arco. Hasta yo lo habría hurtado.

—Eso es mucho más creíble —añadió la reina, levantándose y caminando hacia mí—. No nos anticipemos, no caigamos en suposiciones venenosas o saquemos conclusiones que no nos llevarán a ningún lado hasta descubrir la verdad.

 No nos anticipemos, no caigamos en suposiciones venenosas o saquemos conclusiones que no nos llevarán a ningún lado hasta descubrir la verdad

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Parte de mí se dejó llevar por las palabras de Elsa, sin embargo aún había un pequeña voz intuitiva que me mantenía receloso.

—Así es —dijo Astrid—, creo que debemos ser mucho más calculadores. Estamos pisando territorios peligrosos, un paso en falso y podríamos perderlo todo, incluyendo a _______. Lo que sea que esté pasando con ella lo averiguaremos, pero eso no pasará si no estamos concentrados y no trabajamos en equipo.

No me di cuenta de que estaba mordiendo la uña de mi dedo pulgar hasta que Elsa tomó de mi brazo para bajarlo y poder verme directo a los ojos.

—¿Por qué no vamos a caminar un poco? —sugirió, apacible.

Asentí, tomé una linterna y la seguí a paso calmo por el bosque. Antes di una sagaz mirada a Astrid y a los chicos, quienes menearon su cabeza en aprobación. La reina y yo caminamos a través de la noche, sin rumbo determinado y con los pensamientos carcomiéndome.

—¿Tuvieron problemas? —inició, cruzando los brazos tras su espalda.

—Solamente con estos chicos que decía Astrid —respondí, serio.

—Bien. —Elsa caminaba erguida, elegante, con la barbilla alzada y los ojos fijos en el horizonte— Entonces, ¿qué es lo que te preocupa? ¿A qué le temes?

Come fly with me (Hipo y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora