Al caer el atardecer, los jinetes ya se encontraban preocupados por el desconocido paradero de la arquera; buscaron por todas las habitaciones de la Orilla, pero en cuanto se percataron que incluso Luna se sentía intranquila, fue motivo suficiente para iniciar una búsqueda por los alrededores.
Entonces Hipo pudo conectar todos los puntos posibles y así comentárselos a sus compañeros.
-El bosque.- musitó para si mismo el chico de una pierna pero fue escuchado por Astrid, quien volaba a su lado.
-¿Qué?- replicó la rubia.
-Ella me dijo que había estado en el bosque por la mañana.- reafirmó con el tono de voz lo suficientemente alto para ser escuchado por Heather, Patán y Patapez.
-Sí, pero ya buscamos ahí y no la encontramos.- respondió la azabache intentando descifrar las palabras del jefe de los jinetes.
El de ojos esmeralda se relamió nervioso ante la posibilidad de que la desaparición de _______ estuviera relacionada con los acontecimientos que ella le comentó horas antes y que él ignoró. Se maldijo a si mismo por comportarse como un verdadero imbécil, en especial tratándose de la chica que lo tenía loco, en más de un sentido.
-Desde el aire, además no llegamos a la costa.- siseó sumido en sus pensamientos.- Chimuelo, abajo amigo.- ordenó al dragón que de inmediato descendió bajo la capa más alta de árboles.
Los cuatro jinetes que antes volaban al lado del líder dieron la misma orden a sus dragones e imitaron la acción del Abadejo.
Mientras tanto, los gemelos permanecían en la Orilla del Dragón para hacer guardia en lo que sus compañeros realizaban la búsqueda. Bastaron unos veinte minutos para que las distintas distracciones e ideas alocadas los sacaran de su posición. Ambos se distrajeron en su fosa de jabalíes, dejando la base a merced de quién quisiera husmear.
Tal fue el caso del zagal de nívea piel y ojos zarcos, mismo que había tenido el encuentro con la ausente arquera y que ahora se hallaba oculto tras el robusto cuerpo de un gran árbol, el más cercano a la Orilla, procurando no ser visto y esperando el momento oportuno para introducirse a la base.
En cuanto el par de pubescentes de melena rubia se concentraron en cuidar que Gallina, mascota de Brutacio, no cayera por el acantilado el intruso aprovechó para ingresar a la base por la parte trasera de la caseta grupal.
A hurtadillas inspeccionaba el lugar, después pasó a la arena de entrenamiento, donde no encontró nada de su interés. Comenzaba a aburrirse, así que optó por jugar un poco antes de seguir con su inspección. Con ayuda de su bastón, llenó de escarcha las paredes para después pasar un dedo sobre ésta y dejar una marca limpia; hacía garabatos aleatorios o mensajes sin sentido.
Cuando estuvo satisfecho procedió a conocer las cabañas, siendo precavido de permanecer fuera del campo visual de los dos chicos de aspecto similar. Primero pasó por la de Patán, después siguió la de Patapez y la de los gemelos; en todas dejó su huella, desde escarcha, relente, nieve, hasta pedazos de hielo en donde encapsuló algunas pertenencias de los jinetes.
Al llegar a la de Astrid se entretuvo viendo la colección impecable de hachas colgadas y ordenadas estratégicamente en la pared. Dejó en sus filos una capa gruesa de hielo sabiendo de antemano que, en caso de ser pillado, conocer de cerca una de esas armas sería su sentencia.
Los gemelos ya habían descubierto las travesuras del chico en la arena de entrenamiento. Sorprendidos pasaron sus dedos sobre la escarcha para dar crédito de la situación.
-Extraño... realmente extraño.- balbuceó el hermano pasando una mano por su barbilla mientras que con la otra rascaba su abultada melena.- ¿Estás pensando lo mismo que yo, hermana?- inquirió con aires de sabiduría.
ESTÁS LEYENDO
Come fly with me (Hipo y tú)
Fanfiction𝐓𝐨𝐝𝐨 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐛𝐚 𝐩𝐞𝐫𝐝𝐢𝐝𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐞𝐥𝐥𝐚. 𝐓𝐨𝐝𝐨 𝐞𝐫𝐚 𝐨𝐫𝐝𝐢𝐧𝐚𝐫𝐢𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 é𝐥. Un pueblo derrotado y un vuelo a una isla desconocida harán que Hipo y _______ se encuentren. Ella podrá tener un nuevo comienzo a pesar de sen...