Esperanza/Venganza

1.1K 102 16
                                    


Hipo:

-Hipo, los dragones siguen débiles. No podemos obligarlos a volar distancias largas en sus condiciones -insistió Astrid por tercera vez, comenzando a cabrearse por mi temperamento distante-. ¡Hipo, escúchame!

-¡Ya te escuché! -me sobresalté.

Tallé mi rostro con ambas manos en un gesto de desesperación. Inspiré profundo para tranquilizar mi ira, y hasta que estuve más sereno entonces volví a hablar después de haberlos dejado mudos a todos.

-Entonces navegaremos.

La rubia nuevamente se quejó, contagiando al resto.

-Nos tomaría semanas. ¿Y qué se supone que hagamos si nos encontramos con una flota entera? Sé racional, Hipo.

-¡No puedo! Necesito encontrarla -pausé debido a que mi voz comenzó a debilitarse así que aclaré mi garganta con un carraspeo y proseguí- N-necesito... -me detuve hundiendo mi cara entre mis manos, cediendo a que mis emociones salieran a flote.

Nuevamente nadie dijo nada.

Astrid se acercó hacia mí con cautela, colocó su mano sobre mi hombro y me obligó a mirarla, entonces en sus ojos comprendí que compartía mi pesar, al igual que todo los jinetes, pero aún así en su faz había una expresión que no supe interpretar al instante.

-Todos queremos encontrarla, y DunBroch ahora está de nuestro lado dispuesto a ayudar, pero necesitamos un plan real, Hipo.

-Calma, chicos -intervino el gemelo-. No es como si fuera la primera vez que alguno de nosotros es secuestrado por los cazadores -dijo de la manera más natural para ser un Torton.

-Sí, hagamos memoria y recordemos las veces en que hemos estado en esa situación, no es muy diferente ahora -añadió la hermana.

-Te equivocas, Brutilda. Han pasado dos semanas sin tener ni una jodida pista, además estamos en una desventaja muy grande con la salud inestable de los dragones. Ésta vez si es diferente.

-Teniendo en cuenta que cuando a alguno de nosotros nos secuestraron fue simplemente porque tuvieron la oportunidad de hacerlo. En ésta ocasión venían directamente por ella -aclaró Patán.

Su razonamiento nos dejó en completa mudez a todos debido a su validez y nos dio un punto en el cual divagar.

-A mi parecer estamos siendo bastante pesimistas, si se me permite decirlo -escupió Patapez.

Tardé unos segundos en recibir la indirecta debido a mi ensimismamiento.

-Quizá tengas razón -eludí al robusto zagal dándole una respuesta lacónica.

Y en realidad me gustaría creer que solo se trataba de pesimismo, sin embargo algo dentro de mí sabía que en ésta ocasión no era uno de los planes burdos de los cazadores, sino uno trazado por la mente maquiavélica de Viggo Grimborn la cuál, evidentemente, se había estado preparando mucho para tenernos justo como nos tenía en este momento.

-¿Creen que esté bien? -inquirió Patán meditabundo- ¿Por qué la querrían por sobre los dragones... o Hipo?

-Es algo que aún no puedo averiguar -respondí poniéndome de pie-. No se me ocurre nada que pueda responderlo, pero ruego a nuestro padre, Odín(1), que esté bien.

-Estoy segura de que así es -comentó Astrid con el timbre suave en un intento por apaciguar la tensión-. Vamos, es _______. Es fuerte, es valiente, es una guerrera.

-Sí -interrumpió Brutacio-. Es demasiado valiosa como para que Viggo solo la eliminé así como así.

-Eh, nadie dijo nada sobre eliminar a nadie, Brutacio, no quiero ni siquiera pensarlo -dije tallando mis sienes.

Come fly with me (Hipo y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora