Peligro

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Hipo:

No podía ignorar lo que mi pecho sintió en cuanto la vi salir a esa Arena. La presentaron como La Huldra, sí, y para todos aquellos en el público eso era. Pero para mí fue como volver a ver a la misma chica que conocí en esa isla, aunque esta vez estaba limpia y usaba un vestido hermoso y fino.

Su fiereza, su vanidad y su estilo ahí estaban, y ella los portaba con orgullo. Sin embargo, todavía me quedaba el beneficio de la duda de cuánto estaba reprimiendo por dentro y cuánto estaba soportando para mantenerse en sus dos pies de manera tan firme.

Entonces todo cuadró en mi mente como un paralelismo con aquella vez en que nos conocimos. Las comparaciones no eran exactas, por supuesto, pero existían de una forma simbólica. Gran parte de su esencia se mantenía ahí, pero ninguna de las personas que la elogiaban tanto podrían llegar a distinguirlo. _______ era más que una simple arquera, y a pesar de que Viggo y su Consejo lo supieran, jamás lo entenderían, porque ella era tan compleja como para pretender moldearla a su antojo.

Después de seis largos y horribles meses en los que me la arrebataron, finalmente la tenía tan cerca. Por fin podía mirarla y al menos tener una idea de cómo se encontraba; estaba viva, estaba sana y estaba encontrando la forma de sobrevivir dentro de la red para no dejarse consumir por la misma. Y no solo eso, también lograba demostrar a diestra y siniestra todo el potencial que siempre supe que tenía.

Cada una de las flechas que lanzaba daban justo en el centro, lo que hacía que cada vez más su rostro se iluminara. Sus ojos, aunque rodeados por una sombra negra, ardían a la par de las flamas que danzaban de una manera tranquila y controlada.

Mi completa atención, al igual que la de todo el público, se quedó en ella durante el resto de su impecable presentación. La admiré con total fascinación y deseé que ella pudiese percibirme entre el público, por muy tonto que aquello sonara.

Cuando dio un último y perfecto disparo, entonces comenzó a festejar mesuradamente con la sonrisa más engreída que le haya visto portar. Y, sin embargo, esa misma vanidad era la que la hacía sentirse segura cuando tenía miedo; lo sabía porque la conocía, y porque ese escudo emocional fue el mismo que utilizó conmigo al conocernos. Aunque también daba por hecho que disfrutaba el reconocimiento que tenía por su destreza, y esa satisfacción nadie podía quitársela.

Eres toda una maravilla, _______.

Mientras hacía algunas reverencias de despedida, fue cuando prestó más atención al público, especialmente a un punto en específico que no pude visualizar del todo. Y entonces entré en pánico por la pequeña posibilidad de que me viera. Pero claro estaba que mis esperanzas eran más grandes que la realidad, por lo que ella se dio la vuelta sin tener la menor idea de que yo estaba ahí, viéndola, admirándola y amándola como nadie más en Midgard.

 Pero claro estaba que mis esperanzas eran más grandes que la realidad, por lo que ella se dio la vuelta sin tener la menor idea de que yo estaba ahí, viéndola, admirándola y amándola como nadie más en Midgard

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Come fly with me (Hipo y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora