Alianza

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La ceremoniosa bienvenida continuaba y yo seguía con la mirada clavada en mis pies, pensando en la posibilidad de que si éstas personas llegaban a reconocerme sólo Odín sabrá lo que harían conmigo. No quería hacer evidente mi ansiedad, sin embargo mis constantes movimientos de manos y pies podían ponerme en evidencia.

Reconsideré el riesgo de que si seguía actuando de esa forma y no controlaba mis emociones entonces llamaría la atención de las personas y se fijarían en mí, así que me obligué a mantener la compostura por sobre las lagrimas que amenazaban con salir de mis ojos.

Supe que los reyes terminaron de hablar cuando reconocí la voz varonil de Hipo, no obstante mi atención seguía sumergida en mis pensamientos, en mis recuerdos y en mi instinto natural de supervivencia.

Tuve la osadía de mirar a las personas a mi alrededor, buscando inconscientemente algún rostro conocido, pero apenas hice contacto visual con un muchacho del pueblo desvié la mirada.

—... Venimos con excelentes referencias de DunBroch y de lo imparable de sus hombres —Hipo continuaba embelesando el oído del reino entero, y mientras más ponía atención a sus palabras no podía evitar tener pensamientos punzantes sobre las referencias que yo podía ofrecerles de primera mano.

¿Imparables? Yo diría inclementes. Una maldita manada de Fenrirs(1) que arrasaba con lo que estuviera a su alcance.

Sólo esas palabras bastaron para que deseara no volver a prestar atención a la más que lisonjera conversación. El intercambio de palabras y las voces seguían presentes, mas preferí ignorarlas y esperar a que todo terminara, a que de una buena vez Hipo, Estoico y los reyes se encerraran en alguna habitación a atender sus asuntos.

—_______, cálmate —advirtió Heather en un susurro mientras tomaba mi mano la cual estaba hecha un puño.

Relajé mi mano entre la de Heather a la vez que me concentraba en dejar mi cuerpo en vacío para que la tensión en mi pecho saliera.

Jamás en toda mi vida imaginé tener que pasar por una situación similar, ¿quién en su sano juicio se prepararía para esto? No sólo era la cuestión de reencontrarme con el reino que destrozó mi hogar y a mi gente, sino también el hecho de que debía aliarme con ellos y no morir en el intento por el riesgo de que me reconocieran. Estaba segura de que por lo menos diez de sus guerreros habían visto mi rostro y salido con vida de la batalla,  y eso ya me tenía en desventaja.

—Considérense libres de recorrer el reino, nuestro líder escudero e hijo de uno de nuestros aliados los acompañará y mostrará el castillo —finalizó la reina poniéndose de pie y encaminando a su esposo, a Hipo y Estoico a una puerta aledaña al salón.

—Debo salir de aquí antes de desollar a alguien —musité a Heather mientras comenzábamos a caminar por el largo pasillo directo a la entrada principal.

—Primero que nada, eso es bastante sádico —respondió ella.

—Ese hombre —susurré señalando discretamente al rey— le arrancó la cabeza a mi Conde, le sacó los ojos y se comió sólo uno porque el otro lo usó para colocarlo cual manzana en cabeza de cerdo. No quieras decirme lo qué para ti es sádico.

—Segundo —interrumpió recalcando la palabra—, no tengas miedo. Mientras estés con nosotros...

—¡Agh, por Odín! —protesté alzando la voz más de lo que me habría gustado, un par de personas voltearon a verme así que de inmediato disimulé mi desasosiego— Por supuesto que no tengo miedo —mentí por lo bajo—, pero tampoco me siento conforme estando aquí. Tú deberías saberlo. Si tan sólo Hipo nos hubiera dicho el maldito nombre...

Come fly with me (Hipo y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora