El ataque de los infiltrados

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Okey, gente. Advierto que en una parte esto se va a poner un poco sangriento... Procedan con precaución y tengan los cubiertos listos... Porque hoy se come 🍽️

Las cámaras se apartaron, dando por finalizada la emisión y dejando libre a la persona que entrevistaban, quien esbozó una gran sonrisa malévola cuando dejaron de prestarle atención.
-Esto está yendo de maravilla -pensó emocionado mientras se marchaba del lugar y comenzaba a callejear -. Después del llamamiento a las masas de hoy... Esos malditos lagartos por fin caerán de su trono universal.
Los ojos acerados de Bett adquirieron un brillo que denotaba lo mucho que estaba disfrutando el momento. Y las altas expectativas de lo que esperaba tras la caída en desgracia de los Cold. Oh, vaya que sí. Iba a aprovechar esa oportunidad por completo. Por fin podría vivir tranquilo en su planeta, sin preocuparse de los tributos que debía pagar a Freezer, haciendo lo que le diese la gana con sus ganancias... Y usándolas para conseguir cualquier cosa que deseara.
-El dinero es lo que mueve todo, al fin y al cabo -murmuró con un objetivo concreto en mente -. Y a todos.
Los músculos de su espalda parecieron agitarse como si quisieran liberar algo, pero él no dejó que sus emociones tomasen control de su cuerpo. No, aún no. El resto de sus brazos solo debían salir en ocasiones concretas.
-Ya queda menos -murmuró mientras entraba a un local, tratando de olvidar por el momento lo que tenía en mente y simplemente relajarse hasta que llegase la ocasión...

-Esto es una locura. La situación se nos va a ir de las manos como sigamos dejándole a sus anchas.
Rubí escuchaba a su compañera hablar con un tono demasiado alarmado. Pero aún así se mantuvo serena. No había recibido órdenes de intervenir, por lo que no pensaba hacerlo a pesar de cómo se estaba desarrollando todo.
-¡Rubí! Si no hacemos algo...
-Tú misma dijiste que debíamos mantener la calma -dijo la chica de ojos dorados con voz pausada -. Además, ninguno de nuestros jefes nos ha dado órdenes de atacar. Y debemos seguir sus órdenes.
Bonyu miró preocupada a la otra. Eso ya lo sabía. Ella misma se lo repetía mentalmente, pero... No podía evitar pensar que tendrían un problema aún mayor si no actuaban.
Realmente no entendía nada, les habían informado sobre lo que iba a ocurrir en apenas unas horas. ¿Por qué no les habían ordenado atacar? ¿Por qué no podían deshacerse de Bett? ¡Todo se complicaría si no hacían na-!
El scouter de Rubí comenzó a sonar interrumpiendo así los pensamientos de la más alta. Ambas se miraron por un segundo antes de responder la llamada.
-Siento no haber contactado contigo antes, Rubí -sonó una voz a través del scouter -. Monsieur Cooler y su hermano han estado discutiendo sobre lo que debían hacer después de días sin poder hablar porque Freezer no contestaba nuestras conferencias.
-¿En serio ha estado poniendo trabas? -inquirió Rubí incrédula ante lo que acababa de contar su capitán -¡Esto es culpa suya, por negociar con él! ¿Y ahora le da igual?
-No creo que le dé igual -intervino Bonyu frunciendo el ceño -. Han ocurrido demasiados problemas con Bett a lo largo de los años como para que ahora no le importe...
-Exactement -confirmó la voz de Salza -. Al parecer no respondía porque está teniendo problemas con algo... Eso no ha querido explicarlo pero era demasiado obvio por cómo hablaba.
Los tres se quedaron en silencio unos momentos deliberando aquello en sus mentes, hasta que el capitán volvió a hablar.
-Sea como sea... Ya tenemos instrucciones para vosotras. Lo que debéis hacer es lo siguiente...

Freezer andaba dando vueltas por su despacho, demasiado alterado por todo. Noticias sobre más planetas perdidos, completamente fuera de su control, iban llegando y eso le estaba sacando de quicio. Con suerte Killari no tardaría mucho en dar con la raíz del problema y podrían ponerle remedio, pero hasta entonces... Hasta entonces tenía a su hermano llamándole para el problema de Bett. Sentía su cabeza a punto de explotar, notaba perfectamente cómo iba perdiendo los nervios conforme más tiempo pasaba y más problemas se acumulaban a su alrededor.
Dirigió sus ojos hacia el mueble bar que tenía en la estancia, debatiéndose entre si seguir la idea que se acababa de instalar en su mente era una buena opción o si le traería incluso más complicaciones...
-Solo un par de copas -dijo para sí -. Por un par no pasará nada.

Maldades que se entrecruzanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora