San Valentín 2022 💖

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Bueno gentecilla, esta vez la narración solo será de una parejita ಥ‿ಥ
Aún así, espero que disfrutéis de lo que he preparado con mucho amorsh ♥️

Primero de todo, algo bien fluffy

💜💙

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Y ahora sí, démosle un poquitín de picante al asunto... 👀💗

-Maldita sea...

Dodoria masculló un par de maldiciones más mientras intentaba ajustarse lo que se estaba poniendo, con mucho cuidado de no romperlo.
Se suponía que iba a ser una sorpresa divertida en un principio pero... Sólo ponérselo le estaba dando quebraderos de cabeza. Y de hecho, cuando al fin lo consiguió, la cosa no mejoró.
-Se va a reír de mí -susurró perdiendo la fe casi por completo en su idea inicial.

Sin embargo, sacudió la cabeza en un intento de quitarse esa actitud de encima. Quizás él se veía a sí mismo ridículo al mirarse al espejo, pero tal vez fuera porque era la primera vez que probaba ese tipo de prendas.
-Al menos me hace una cintura marcada -pensó en alto con las mejillas un tanto sonrojadas, viéndose desde distintos ángulos -. A Zarbon le gustará.

Se quedó unos momentos abstraído observándose y pasó los dedos por el tejido, rozando suavemente los bordados y los ribetes que servían de decoración. Quizás no le quedaba tan mal... Y el negro le favorecía, sin duda.

Escuchó la puerta del apartamento en ese momento, sacándole de sus pensamientos y haciéndole avanzar con pasos un tanto dubitativos por el pasillo que conectaba la habitación con el salón-comedor.
Se asomó reticente por el marco que unía dicha estancia con el pasillo y vió al peliverde dejando unas bolsas de la compra mientras tarareaba animado.
-B-bienvenido a casa, Zarbon -trastabilló un poco al hablar, entrando finalmente a la sala.
-¡Ah, Dodoria! ¡Mira, he comprado una tart-
La cara alegre de Zarbon se congeló, y se convirtió en una de asombro al ver al otro. Su rostro estaba teñido de magenta, mirándole de medio lado con una obvia actitud avergonzada.
El par de ojos dorados bajaron levemente, pasando a comprobar y analizar lo que realmente le había llamado la atención.

Zarbon se acercó con lentitud, observando cada detalle, cada puntilla y cada ribete que enmarcaba el torso de su pareja.
-Pero Dodoria... -una sonrisa perpleja se abrió paso en los labios de Zarbon, que volvió a mirar al rosado a los ojos -. ¿De verdad te has puesto un corsé para mí? Creía que no te gustaban estas cosas.
-B-bueno... Lo que no me... Lo que no me gusta son los vestidos... Eso ya lo sabes -masculló Dodoria sintiéndose cada vez más avergonzado -. Y como el año pasado me regalaste un conjunto amplio de lencería... Pensé que no estaría mal probar algo más ajustado -terminó susurrando, notando cómo incluso sus orejas se negaban a ocultar su vergüenza en aquel momento.

Lejos de querer hacerle sentir aún más incómodo por la situación, Zarbon le pasó los brazos alrededor para terminar uniendo los labios de ambos en un suave beso

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Lejos de querer hacerle sentir aún más incómodo por la situación, Zarbon le pasó los brazos alrededor para terminar uniendo los labios de ambos en un suave beso.
-¿Sabes? Yo también he intentado hacer algo que te gustase -susurró cuando se separaron, rozando la nariz del rosado contra la suya con cariño.
Zarbon caminó de vuelta a las bolsas y puso una sobre la mesa, sacando una gran variedad de dulces en tonalidades rojas y blancas que hicieron las delicias de los oscuros ojos de Dodoria.
-El otro día vi que te habías quedado con ganas de comprar este tipo de dulces temáticos... Así que he comprado una pequeña cantidad de todas las clases que tenían.

Los ojos de Dodoria miraron maravillados a Zarbon, que le observaba expectante por ver la respuesta que tendría ante su regalo.
-Es genial, Zarbon... -su actitud volvió a tener su ánimo usual, lejos de la vergüenza de hacía unos instantes -. ¿Ves cómo no te pasa nada por comprar algo que contiene muchas calorías?

Zarbon bufó con aire cómico, propinándole un puñetazo a su compañero en el hombro.
-Acabas de firmar tu sentencia a llevar ese corsé por lo que queda de día, que lo sepas -dijo con aire altanero destapando la tarta con forma de corazón y yendo a por un par de platos. Echó un vistazo a su pareja unos segundos aún con los platos en las manos y esbozó una sonrisa ladina -. Me gusta cómo te resalta el pecho.

Y ahí, en ese instante Dodoria sintió una nueva ola de vergüenza, pero que ahora en cierto modo se la tenía merecida.
-Tsk. Cállate y sirve la tarta de una vez -gruñó sentándose a la mesa, sintiendo su corazón latir con fiereza ante aquel comentario que, a pesar de sacarle los colores, también le alegraba al ver que su idea había dado un muy buen resultado.

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Bueno, espero que hayáis disfrutado este pequeño especial y nos vemos en el siguiente capítulo!
Ale, nos vemos!!

Byeeee~

Maldades que se entrecruzanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora