¿Avances?

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Los días iban pasando y Frost salía cada vez con menos heridas de los entrenamientos hasta que llegó el día en que resultó completamente ileso después de la sesión. Una gran alegría le invadió al ver que ya era capaz de esquivar y bloquear los ataques de su contrincante. Ahora venía lo más difícil, atacar con eficacia.
Por su parte, Freezer se sentía contento de comenzar a tener un rival digno con quien poder mejorar su poder. Por supuesto, no iba a mostrarse satisfecho hasta que realmente pudiese darle pelea. Le observó mascullando algo para sí mismo y, por alguna razón que no comprendía, esto le inquietó de una forma terrible.
-¡Oye! ¿Se puede saber qué estás tramando?
Frost le miró confundido.
-Si tienes algo que decir dímelo a la cara en lugar de estar murmurando.
-¡No es nada! Sólo estaba repasando mentalmente mis estrategias -dijo Frost sobresaltado intentando excusarse.
Tras observarlo detenidamente por unos minutos que al de color azul se le hicieron eternos, Freezer decidió no darle mayor importancia y decidió marcharse a trabajar. No tenía sentido preocuparse por la muy posible falta de salud mental de Frost, siempre que le pudiera servir para entrenar le importaba bien poco lo que se le pasase por la cabeza...

Frost salió pensativo de la sala y por simple rutina llegó hasta la enfermería. Al cruzar el umbral fue consciente de que en verdad no necesitaba tratar ninguna herida... Puso entonces rumbo a su habitación intentando permanecer serio para evitar miradas raras de los soldados con los que se cruzaba, pero al cerrar la puerta de su habitación estalló en carcajadas.
-¡POR FIN! ¡Ya sólo me queda mejorar mis ataques! Sí... Dentro de poco conseguiré ser igual de fuerte que tú, senpai.
Se acercó hasta la ventana y observó el inmenso espacio que se extendía ante él.
-Nadie volverá a intentar nada contra mí... Pero para eso necesito una buena estrategia...

Tras la comida, Frost fue a donde había encontrado días antes a esos cinco hombres entrenando arduamente. Se había enterado que ellos pertenecían a la élite del ejército de Freezer, las Fuerzas Especiales Ginyu. Quería hacerse más fuerte y, ¿qué mejor opción que entrenar con los mejores guerreros?
Entró decidido a la sala en la que combatían y les comunicó que se les uniría para entrenar. Ellos se miraron confundidos y el capitán intentó negarse alegando que no tenían el mismo nivel. Frost se quedó un poco rallado intentando descifrar si lo que había querido decir era que él era mejor o si, por el contrario, lo eran ellos.
Dándose por vencido en descifrar las palabras de Ginyu, volvió a insistir en practicar juntos. El capitán accedió resignado y le indicó que fuera con Burter.

Al cabo de tres horas, Frost salió de mal humor de allí. Burter era demasiado veloz, tanto que llegó a marearse al intentar ver en todo momento dónde se encontraba. Todo el entusiasmo que había sentido esa mañana se había ido al garete. Abatido, fue hasta las máquinas de regeneración y se sumergió en una de ellas.
-Bueno, se supone que ese gigante azul es el más rápido del universo, ¿no? En ese caso no debería preocuparme tanto y simplemente seguir entrenando... -meditó caminando ya hacia su cuarto en el que podría disfrutar de un ansiado sueño - Espera un momento... ¡Freezer en ningún momento ha usado su estado Golden!
Frost comenzó a agobiarse al comprender que se había alegrado por nada.
-Lo tenía ya al alcance de mi mano... Parece que mis esfuerzos nunca son suficientes -comentó cabizbajo -... Oh, pero si quieren guerra -dijo con una mirada llena de furia y determinación -, la tendrán.
23-10-2018
609 palabras

Maldades que se entrecruzanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora