A la búsqueda del emperador

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-¿P-por qué estoy así ? ¿Qué acaba de pasar?
Frost, aún temblando, se había hecho una bolita bajo las sábanas.

-Esto no tiene ningún sentido. Él es un completo imbécil... Un imbécil que me ha llevado hasta la enfermería... -se des arropó y se sentó lentamente - ¿Por qué ha hecho eso? Hoy... Ha sido muy amable conmigo... -se quedó por unos momentos recordando cómo le había ayudado a andar y lo que había ocurrido un rato antes.

Al rememorar eso, Frost llevó su vista a la parte de su pierna que había sido rozada. Su mirada se des enfocó al perderse en sus pensamientos, pero al poco sacudió su cabeza con energía.
-No. Debo centrarme en recuperar mi lugar como dueño y señor de este universo -dijo con una mirada de determinación -. Pero eso tendrá que esperar a mañana -dijo bostezando para finalmente caer profundamente dormido.

Al día siguiente, Frost se despertó decidido a dar una buena pelea en la sesión de entrenamiento. Se dirigió con ganas a la sala e hizo una gran entrada, abriendo la puerta bruscamente de un golpe, de la que nadie fue testigo.
-Qué raro... Normalmente Freezer llega mucho antes -dijo pensativo.
Así que mientras le esperaba, comenzó a calentar.

-¡Una hora! ¡Llevo esperando que se digne a aparecer una puñetera hora! -gritó Frost saliendo de la sala hecho un basilisco.
Fue hasta la sala de control a la que entró exigiendo respuestas.
-Él no se encuentra aquí hoy -respondió tranquilamente Dodoria.
-¿Y dónde demonios está? -preguntó Frost irritado.
-Si crees que te lo vamos a decir -intervino Zarbon lanzándole una mirada asesina -, vas listo.
-Menuda mierda -siseó para sí el pequeño alienígena dando media vuelta, camino de la cafetería -.  Ya le buscaré después de comer, estoy hambriento.

Últimamente no desayunaba nada por haber perdido la costumbre después de tantos meses en la calle. Simplemente, no sentía la necesidad de comer si lo haría de nuevo apenas unas pocas horas más tarde. Pero eso cambió cuando llegó a su destino y el olor de la comida llegó hasta él.
-Vaya... Había olvidado esto de tal manera que no lo echaba de menos -susurró sentándose a una de las mesas con la boca haciéndose le agua.

Después de llenarse bien la tripa, Frost salió de la cafetería con energías renovadas para salir en busca de su senpai perdido. 
-¿Dónde se habrá metido? -se preguntó mientras recorría los pasillos.
Iba recorriendo los pasillos deteniéndose en cada puerta que localizaba y asomándose al interior para ver si conseguía encontrar al emperador.

Habían pasado veinte minutos desde que Frost comenzó a buscar y aún seguía sin resultados.
-¡Maldita sea! ¿Por cuánto tiempo voy a tener que seguir buscando? ¡Esto no es divertido! -gritó furioso al aire -Aagghh...
Siguió deambulando por los interminables pasillos de la gigantesca nave hasta que divisó uno especialmente amplio.
-¿Quizás esté por aquí?
Se adentró por el corredor y avanzó hasta toparse con una puerta tras la cual pudo distinguir la energía, en ese momento especialmente baja, de Freezer.
-Así que aquí estabas... -dijo con fastidio abriendo la puerta.

En efecto, Freezer se encontraba allí, en una gran mesa a rebosar de pilas de papeles.
-¿Qué haces aquí? -le preguntó no de muy buen humor -Vete a entrenar, yo tengo trabajo por hacer aquí.
-Pppfffttt... ¡Jajajajajaja!
Freezer alzó la vista bastante mosqueado hacia Frost que se estaba partiendo de risa.
-¿Se puede saber qué te hace tanta gracia?
-Es que... ¿No tienes a nadie para hacerte el papeleo? -preguntó aún riendo -Luego el idiota soy yo.
El tirano le miró con rabia pero volvió la vista a lo que estaba haciendo antes de que le interrumpieran.
-Prefiero hacer esto por mí mismo y asegurarme de que está bien hecho -le dijo cansado.

Frost, ya calmado, se acercó a la mesa y se inclinó ligeramente para ver de qué trataba ese gigantesco papeleo. Freezer le miró ya harto.
-¿Se puede saber qué quieres?
-Hoy no has ido al entrenamiento, supongo que sería por este jaleo que tienes aquí montado. Pero podrías haberme avisado que no vendrías, ¿no crees? -le recriminó Frost cruzándose de brazos.
-No tengo por qué dar explicaciones a nadie de lo que hago o dejo de hacer -respondió con una mirada gélida.
-Pero íbamos a entrenar juntos. Tendrías que haberme avisado que no ibas a ir -volvió a la carga desafiante Frost -. He estado perdiendo el tiempo como un tonto.

Freezer se levantó de su asiento despacio con un aura aterradora, a lo que Frost retrocedió varios pasos asustado.
-¿Me estás diciendo que debo informarte de todo lo que hago? -dijo rabioso acercándose de forma amenazadora.
-C-claro que no. Sólo si vas a faltar a un entrenamiento o algo así... -Frost chocó contra una pared.
Freezer clavó sus manos en la pared, dejando al otro sin posibilidad de escapar.
-¿Me tomas por estúpido? -siseó notablemente furioso.
Frost cerró los ojos con fuerza en un intento por mantener la calma y no empeorar la situación, lo cual veía ya bastante imposible pues el emperador se disponía a asestarle un puñetazo por insolente.

Pero el golpe no llegó. Entre abrió los ojos con cautela y observó cómo Freezer se había detenido a mitad de camino y le miraba con... ¿Preocupación?
-Con razón tu imperio se fue a la mierda. Eres pésimo incluso con el control de tus propias posesiones -dijo bajando el puño y dándose la vuelta para volver a su escritorio.
Frost le miraba confuso. No sabía muy bien lo que acababa de pasar, pero tampoco tenía intención de averiguarlo. Así que antes de liarla más aún, se dispuso a marcharse.

-¿Vas a marcharte así sin más? -escuchó por detrás cuando estaba por abrir la puerta.
-Sí... Apenas llevamos la mitad del día y ya he sembrado la discordia en más de media nave -dijo abriéndola.
Apenas salió al pasillo escuchó su voz de nuevo.
-Quédate...
-¿Qué? -Frost se dio la vuelta incrédulo.
-Te he dicho que te quedes -ordenó con tono tajante Freezer -Voy... A necesitar ayuda si quiero terminar con todo esto hoy -dijo con sus ojos fijos en los del changlong del Sexto Universo.

-Tengo que ganarme su confianza... -susurró para sí mismo Frost, volviendo a entrar al despacho, dispuesto a conseguir su objetivo.

6-11-2018
1043 palabras

Maldades que se entrecruzanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora