Maldades que se entrecruzan

Especial playita 2022 🏖️

Freezer y Frost llegaron a la playa con un suspiro tras el largo viaje hasta allí. Deberían haber llevado chófer, porque pilotar una nave y soportar los "¿Falta mucho?" de su hijo no había sido tarea fácil, precisamente.
-¡Por fin! ¡Por fin!
Ambos se apartaron al sentir al niño estrujándose entre ellos para salir corriendo hacia la arena justo después.
-Al menos ahora se calmará un poco -dijo Frost con la esperanza de que Kuriza se relajara jugando en la orilla.
Sin embargo, Freezer le miró con los párpados entornados.
-¿De verdad crees que ese terremoto se va a calmar?

Kuriza corrió emocionado hasta el agua y chapoteó alegremente, feliz de haber llegado finalmente a su ansiado destino.
Se giró emocionado hacia sus padres para hacerles señas de que se acercaran a donde estaba él, pero justo después sus ojos captaron a alguien que ya estaba allí, disfrutando del calor del par de soles en una tumbona.

Se acercó con cuidado de no hacer ruido, agachándose para evitar ser visto hasta que estuvo al lado de la tumbona... Y saltó para caer con fuerza en el vientre del hombre que estaba durmiendo y que no tardó en gritar asustado y dolorido.

-¡AAAAAAAAHHHHHHHHH! ¡¿QUIÉN SE HA ATREVIDO A- !

Sus palabras enmudecieron al ver al niño que ondeaba su cola entusiasmado. Levantó sus gafas de sol y los dos se quedaron mirándose fijamente.
-Algún día me matarás de un infarto, pequeñajo.
Kuriza rio divertido y se abrazó al torso de Zarbon que al momento relajó su expresión y le acarició la cabeza a su ahijado.
Giró el rostro hacia ambos lados tratando de vislumbrar a quien fuera que hubiese llevado al pequeño demonio allí, esbozando una expresión contrariada al ver a los otros dos changlongs charlar tranquilamente en un punto un tanto lejano. Sin mostrar preocupación por tener a la vista al crío.

-¿No vas a jugar con ellos, Kuri?
Él negó con la cabeza.
-Están cansados, se han empeñado en pilotar todo el viaje hasta aquí en lugar de tener un chófer. Así que ahora... Si al menos hubiéramos venido con las Fuerzas Especiales, hubiera sido más entretenido y no estarían con ganas de dormir.

Zarbon suspiró.
-Entonces... ¿Supongo que te quedarás a mi alrededor?
El changlong asintió efusivamente, mirándole con ojillos entusiasmados.
La mente del hermoso hombre descartó entonces por completo la idea de pasar el día de relax que tenía pensado, pasando en su lugar a un estado de ánimo más vivaz que le permitiera estar a la altura de las ganas de juegos del niño.
-¡En ese caso tenemos que hacer algo con ésto! -exclamó agarrando las manos de Kuriza y levantándole en el aire al estirar de ellas -. ¡No voy a permitir que parezcas un cangrejo! ¿Dónde he puesto la crema solar?

Kuriza dejó escapar una risita al verle escarbar en la bolsa que tenía al lado tras haberle dejado sobre su regazo.
Dejó gustoso que el peliverde le untara bien de bloqueador por la cara y el cuerpo, pero se escabulló juguetón cuando fue a aplicarlo en la cola.
Zarbon alzó una ceja al verle asomar los ojos por detrás de la tumbona.
-¿Esas tienes? -se giró rápidamente para lograr alcanzar con un brazo a Kuriza, que gritó entre risas cuando fue atrapado y "encarcelado" entre los brazos del mayor.

-¿Te han dejado de niñera nada más llegar?

Los ojos de Zarbon se alzaron hacia quien le había hablado, encontrándose con la mirada grisácea de Bonyu.
-Parece que tú y yo estamos condenados a ello.
El príncipe se encogió de hombros retomando su tarea. No le parecía una condena si podía disfrutar con su pequeñín.
-Entiendo que te parezca una condena cuidar de Jeice... ¿Pero de esta adorable criaturita? -dijo al tiempo que ambos se abrazaban y miraban con lástima fingida a la mujer.
Ella suspiró y esbozó una media sonrisa.
-Dame eso -terminó por acabar la tarea de aplicar protector solar en la piel del niño y le dio unas suaves palmaditas en la cabeza -. Si necesitáis algo, estaré en el chiringuito con Dodoria y los chicos.