Preocupaciones

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A la hora de la comida, Frost caminaba desanimado por los pasillos camino al comedor. No llegaba a comprender la actitud tan arisca con la que se trataban Freezer y Cooler. ¿Tanto odio era simplemente por la típica rivalidad fraternal?
-Esos dos son un enigma -suspiró.

Los pasillos por los que avanzaba estaban llenos de soldados que le saludaban con reverencias cuando pasaba por su lado. En otro momento, Frost habría hinchado el pecho lleno de orgullo, pero en ese instante lo único que ocupaba sus pensamientos era aquella relación tan tensa que tenían los dos hermanos.
-Quizás debería dejar de darle vueltas -suspiró -. Si ninguno de los dos quiere poner de su parte, yo poco voy a poder hacer.

Cuando llegó al comedor miró a su alrededor con un aire de soledad. Se había pasado la mañana en su habitación atento por si Freezer necesitaba algo, pero éste se había pasado todo el tiempo durmiendo tal y como Cooler le había dicho que haría. Y ahora... No tenía a nadie con quién sentarse.
-Freezer sigue durmiendo y a Cooler no le he vuelto a ver desde que se ha marchado de la habitación -musitó avanzando despacio -. Y esos dos tampoco están por aquí... Qué alegría, me tocará comer en silencio -dijo enfurruñado al ver que ni siquiera los guardaespaldas del emperador estaban allí.
Sin embargo, mientras miraba a su alrededor con desilusión, algo llamó notablemente su atención. Un cabello rojizo al que llevaba bastante tiempo esperando volver a ver destacaba entre la multitud de soldados que se encontraban comiendo.
-¡Al final voy a tener suerte y todo! -pensó ahora más animado, dirigiéndose hacia donde estaba la chica.

Tras pasar unas cuantas mesas llenas de soldados que devoraban la comida hambrientos, Frost llegó hasta el lugar donde estaba la pelirroja.
-¡Hola, Rubí! -dijo con una sonrisa al tiempo que agitaba su mano a modo de saludo.
-¡Frost! ¿Cómo estás? -respondió alegre mientras dejaba sitio para que el azulado se sentase a su lado.
Él agradeció el gesto con una ligero asentimiento de cabeza y se puso junto a ella.
-Bien. Bueno... Más o menos. Tengo algo que contarte -gruñó haciendo una mueca al recordar lo que había vivido desde que se vieron por última vez.
-Déjame adivinar -suspiró Rubí soltando una risa irónica -. Alguien la ha liado con los cañones de la nave. ¿Me equivoco?
Frost la miró perplejo.
-Te has enterado... -rió amargamente y volvió a mirarla con pesar -Si fuera únicamente eso...
-¡Vaya, pero si el señor Frost!
El mencionado miró hacia arriba al escuchar unas voces conocidas llamando su atención.
-¿Que le trae por nuestra mesa? -preguntó amablemente Ginyu mientras se sentaba al otro lado de Rubí.
-Es que la he visto aquí sola -dijo señalando a la chica -y he pensado que si nos sentábamos juntos, ninguno de los dos tendría que comer en silencio. Aunque me parece que simplemente os estaba esperando -dijo con tono alegre al ver al resto del equipo sentándose a su alrededor.
-¡Así es compañero! Somos como un paquete: ¡Todas las Fuerzas Especiales juntas! -afirmó Jeice con voz alegre sentándose frente a Frost.
-Oye, trátale con más respeto -le reprimió el capitán con una mirada reprobatoria.
-¿Eh? Pero si somos amigos. ¿Qué más da? -preguntó cruzándose de brazos el peliblanco.
-Una cosa es que os llevéis bien y otra muy distinta que seáis amigos -respondió el capitán intentando que entrara en razón.
Frost les miró divertido y decidió intervenir.
-No pasa nada. Además, me alegro de que me considere su amigo -dijo tranquilamente dedicándole una sonrisa a Jeice, quien sonrió entonces con prepotencia al demostrar que él llevaba razón.
-Pero... ¿No deberíamos al menos tratarle de "señor"? Al fin y al cabo, es el novio del señor Freezer, ¿no? -habló Guldo mirando a su compañero de piel roja con dudas.
Las mejillas de Frost se tiñeron levemente de violeta ante aquel comentario y bajó la mirada un tanto avergonzado, aunque feliz de que le reconocieran como tal.

-Así que tenemos con nosotros al infame Frost, ¿eh?
Los ojos rojos del pirata miraron en la dirección de la que habían provenido esas palabras para encontrarse con tres hombres que llevaban el mismo uniforme que Rubí, siendo el más bajo de ellos el que había hablado.
-No me ponga esa cara, monsieur Frost. Son las palabras de Zarbon, no las mías -dijo con una sonrisa torcida sentándose junto al otro capitán.
-¿De Zarbon? -farfulló el azulado con mala cara -¿Y se puede saber qué ha dicho de mí?
-Todo lo contrario a monsieur Cooler -respondió tranquilamente el rubio -. Mientras que uno le odia, el otro le tiene un gran aprecio.
La mirada de Frost vagó por toda la mesa, siendo consciente de que todos le miraban con curiosidad.
-Bueno, sí. Cooler y yo nos conocimos ayer y parece que nos llevamos bastante bien... -dijo sintiendo nueve pares de ojos esperando más información sobre lo que acababa de decir Salza.
-No creo que le haga mucha gracia al señor Freezer -objetó Ginyu.
El resto asintió en silencio dándole la razón.
-Ya, eso me ha quedado más que claro -aseguró Frost recordando lo mal que se había tomado Freezer el que Cooler y él hubieran hecho buenas migas -. Y... ¿Vosotros sois los compañeros de Rubí? -preguntó mirando a los tres que llevaban las armaduras verdes, queriendo cambiar de tema.

Maldades que se entrecruzanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora