Fuera de control

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-Venga... ¡Vamos allá!
Entre risas y cuchicheos, Frost y Rubí se dedicaron a empapelar la nave al completo con aquellas fotografías. No dejaron ni un sólo pasillo libre, así todo el mundo podría admirar la "belleza en persona".

-Estoy deseando ver su reacción -rió Frost con emoción en la voz.
-¡Ja! Se pondrá igual o peor que aquí -respondió Rubí divertida mientras pegaba el último cartel.
Ambos se separaron de la pared donde estaban  en ese momento y miraron a su alrededor admirando su obra.
-Va a ser impresionante -sonrió él con suficiencia mientras ponía sus manos en la cintura y echaba a andar rumbo a la habitación.
-Sí... Algo genial -corroboró la chica con una sonrisa pícara -Disfrútalo a tope, pero sin que se note tu implicación, ¿eh?
Frost la observó un poco confuso.
-¿Por qué eso ha sonado tan... A despedida?
-Bueno... Se supone que yo no debería estar aquí...
Frost se paró delante de ella impidiéndole el paso.
-¿Después de lo que te has esforzado con todo esto? Sería una verdadera pena que te perdieras el espectáculo que se va a formar.
Rubí le observó pensativa mientras sopesaba sus opciones. Tenía pensado irse tras terminar de pegar todas las fotos, pero Frost tenía razón. No podía perderse la que se iba a liar. No quería perdérselo.
-Está bien. Supongo que me quedaré para admirar mi... Nuestra obra -sonrió decidida.
-¡Estupendo! ¡Y podrías fotografiar su reacción! ¡Seguro que será algo épico! -exclamó emocionado el changlong.
Ambos se echaron a reír ante esa idea y retomaron la marcha.



Después de despedirse de Rubí, que según le había dicho iba a asaltar la cocina, Frost siguió él sólo su camino.
-Vaya... Me lo voy a pasar muy bien mañana -pensó feliz. Sin embargo, de repente paró en seco al darse cuenta que ya estaba muy cerca de su destino y que su cambio de humor era demasiado notable.
Fue hasta la puerta a un paso mucho más lento, recordando por qué había ido a la enfermería simplemente para borrar su sonrisa y no parecer sospechoso.
-Aunque... Probablemente esté dormido... Han pasado... ¿Dos horas y media? ¿Tres? La verdad es que he tardado demasiado... Espero que esté completamente dormido porque si no, esto va a ser difícil de explicar... -pensó con preocupación al llegar frente a la puerta.
Apoyó una mano en ella y respiró profundamente para calmar su nerviosismo.
-Vale, tranquilo. Simplemente pasa, acuéstate y duérmete. No pasará nada -se dijo a sí mismo mientras abría la puerta de la habitación con cuidado de no hacer ruido.
Tras cerrarla sigilosamente, se deslizó rápido hasta su lado de la cama y, con mucho cuidado, se metió bajo las sábanas evitando hacer movimientos bruscos. Una vez se hubo acomodado, dejó escapar el aliento que había estado conteniendo desde que entró al cuarto. Podía sentir los latidos retumbando en su cabeza por el repentino estrés.
-Debería dejar de hacer esto... Freezer no es alguien a quien se pueda engañar fácilmente -pensó girando la cabeza a la izquierda para echarle un vistazo al emperador, que dormía tranquilo junto a él.
Frost se quedó un rato mirándole dormir, sintiendo cómo con cada respiración la calma volvía a su cuerpo. Tras unos minutos así, el changlong azul comenzó a sentir sus párpados cerrarse, así que terminó de girarse hacia Freezer y se acercó un poco para finalmente cerrar los ojos por completo.

Sin embargo, justo cuando comenzaba a dejarse llevar por el sueño, sintió un brazo situándose alrededor de su torso y espalda al mismo tiempo que notó un agradable calor invadir el ambiente, causado por la temperatura corporal del otro.
Frost entreabrió los ojos adormilado, pero con curiosidad por saber qué era lo que estaba ocurriendo en realidad.
-Quizás la mejor forma para que lo superes sea hacerte más fuerte. Podemos aumentar los entrenamientos... Hacerlos más intensos... O varios al día -susurró el tirano con expresión impasible, pero estrechando sutilmente al azulado contra él.
Una leve sonrisa se dibujó en la cara de Frost, que se acurrucó para estar más cómodo y apoyó su cabeza en el pecho de Freezer.
-Eso sería genial -respondió, susurrando también.
Freezer observó adormilado cómo Frost finalmente caía rendido y le estrechó un poco más.
-No sé cómo lo haces, pero consigues que me preocupe de verdad por ti -pensó con fastidio, pero sintiendo su corazón latir con fuerza ante la imagen de su compañero durmiendo plácidamente junto a él.



Maldades que se entrecruzanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora