Maldades que se entrecruzan

Malas noticias

-Hay que ver... -Berryblue miró con sorna al par de changlongs que le habían entregado con ansias al bebé en cuanto la vieron -. Si ninguno de los dos vais a ser capaces de haceros cargo de vuestro hijo, quizás deberías replantearos el tener a Zarbon como su cuidador.
Freezer esbozó una gran mueca de desagrado mientras Frost suspiró agobiado.
-Yo podré hacerlo, solo necesito práctica -dijo en un intento de calmar los ánimos de su pareja... Y de algún modo los suyos también.
-¡Pero si ni siquiera es necesario! -exclamó Freezer mirando con el ceño fruncido a la mujer -. Se supone que te dedicas a esto, Berryblue. ¿Por qué iba a estar mi... Nuestro hijo en manos de alguien que no seas tú?
-Mmhh, pues porque yo me encargo de ti en específico -su sonrisa burlona se extendió por su rostro -. Lidiar con dos va a ser un trabajo extenuante.

Freezer gruñó en respuesta y dio media vuelta, en dirección a sus aposentos.
-Vamos a dejarnos de tonterías y centrémonos en lo que tenemos pendiente -agarró a Frost del brazo y le hizo un gesto a su asistenta para que le siguiera -. El niño necesita una habitación que vamos a decidir ahora mismo. Y Frost, aún tenemos que decidir qué hacer con esos dos.

Cuando al día siguiente Zarbon y Dodoria fueron llevados de nuevo junto al par de changlongs para su veredicto, parecía que los ánimos se habían calmado bastante. De hecho... Freezer parecía estar muy contento por la razón que fuera y Frost... ¿Parecía incómodo? ¿Alterado? Era imposible saberlo en ese momento, pero si algo estaba claro es que sus mejillas estaban teñidas de rubor.
-Oh, justo a tiempo -Freezer señaló el sofá que tenían frente al que ellos estaban sentados, indicando a los recién llegados que tomasen asientos -. Tenemos una charla interesante que tratar.

Dodoria se sentó intranquilo al ver la forma confiada en que sonreía el tirano. Algo no andaba bien. Les había invitado a sentarse pero... Algo claramente no estaba bien. Miró de refilón a Zarbon, encontrándole una expresión de preocupación similar a la suya.
-Como os podréis imaginar, Frost y yo hemos estado debatiendo sobre lo que hacer con vosotros tras lo que nos contasteis -hizo una pausa demasiado larga, en la que sonrió ampliamente -. Tenemos una propuesta que ofreceros.
-Propuesta. Con esa cara. Sí, seguro -pensó Zarbon resistiendo el impulso de fruncir el ceño. Eso no era una propuesta. Era su única opción.
La cola de Freezer ondeó con deleite al ver cómo sus antiguos soldados se tensaban. Sabían muy bien que no tenían derecho a rechazar la oferta que estaba por hacerles.

-Como comprenderéis, no vamos a dejaros ir simplemente por habernos traído a nuestro hijo. Ese era el trabajo de Zero y le habéis estado estorbando -miró a Dodoria con recelo -. Antes de que comencéis con lo que os voy a encomendar, tú vas a pasar por las dependencias médicas. A diferencia de Zarbon, no has dimitido... Tienes suerte de que te dé la oportunidad de demostrar que no podías volver por la precaria condición física en la que quedaste tras tu accidente en batalla. Sin embargo, si las pruebas demuestran que sí habrías podido haber vuelto... Tras cumplir con el encargo que os daremos, se te juzgará como desertor.

Dodoria notó cómo el sudor corría por su frente ante aquella amenaza.
-P-puede que ahora mismo me vea asustado... Pero le aseguro que realmente no tengo que temer. Ni siquiera he podido hacer rehabilitación, tan solo se me ha cerrado la herida. Mi presencia aquí habría sido un estorbo.
-Eso lo juzgarán los médicos -la cruda mirada del emperador volvió a mostrarse llena de una alegría mórbida al recordar el tema principal por el que les habían llamado. El acuerdo -. Bien, volviendo al punto... Frost, ¿haces los honores?

Frost se sobresaltó al escuchar su nombre y la invitación a explicar el asunto. Asintió aún con nerviosismo y se aclaró la garganta.
-Hemos decidido que para dejaros marchar, primero tendréis que organizar un evento para nosotros. Uno de gran envergadura e importancia.