Desafíos que afrontar

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Justo después de que Freezer recibiera la noticia sobre la reunión de los rebeldes...

-Je, así que no está por aquí...

Kiwi cayó al suelo jadeando, buscando un poco de aire para sus pulmones tras haber sido casi ahogado por uno de los tipos más repelentes que recordaba haberse cruzado en su vida.
-E-ese de-des... desgraciado... -dijo son resuello, mirando como aquel tipejo se marchaba riendo a carcajada limpia por el pasillo -. Simplemente me... Me ha dejado vi-vivir para se-seguir sacándome in-información...
Con mucho esfuerzo, Kiwi consiguió ponerse en pie y lanzarle una mirada asesina a su asaltante.
-Acercarse a él es una locura, más me vale no volver a cruzármelo -pensó dándose la vuelta, deseando con todas sus fuerzas no tener que volver a encontrarse con él.

Mientras tanto, Tagoma reía divertido. La mano derecha del emperador se había largado... Aquel era el momento perfecto para recuperar su puesto.
-Conseguirlo será pan comido -pensó con una sonrisa enferma -. Qué ganas de ocupar el lugar que me corresponde.
Caminó realmente alegre por los pasillos, camino a la que estaba seguro que sería su nueva (y que fue su antigua) habitación.
Ahora podría estar más cerca del emperador, más cerca del poder... Una mirada llena de convicción se mostró en sus ojos mientras seguía maquinando en su mente su plan.
-Parece que el veneno no me hará falta después de todo -pensó con una sonrisa que complementaba a la perfección sus malévolos pensamientos -. Nadie podrá evitar que alcance el lugar que debo ostentar.

Finalmente llegó hasta la habitación en cuestión, y gracias a sus artimañas consiguió forzar la puerta y hacer que se abriera para permitir su entrada a la estancia.
-Por fin -dijo exultante poniendo los brazos en jarras, realmente contento consigo mismo.
Paseó su vista por el lugar, sintiéndose muy satisfecho con todo aquello y se dejó caer sobre el colchón con una gran expresión de alegría.
Sin embargo, ésta no tardó en marcharse tan repentinamente como había llegado al ver que la puerta de la habitación era abierta y alguien en concreto hacía acto de presencia en el lugar.
-¿Qué haces tú en la habitación de Zarbon?
Tagoma se quedó mirando fijamente a Dodoria por unos segundos y se levantó decidido a echarle de allí.
-Estoy donde me corresponde -dijo con una mirada fulminante -. Eres tú el que no pinta nada aquí.

Dodoria comenzó a sentir cómo le ardía la sangre en las venas. Él había ido allí para ver si conseguía tranquilizarse un poco y en lugar de encontrar calma, se encontró con ese tipo tratando de usurpar lo que le correspondía al peliverde.
-Lárgate de aquí ahora mismo -siseó el rosado apretando los puños con fuerza, preparado para darle una soberana paliza si era necesario.
Pero a pesar de su amenaza, Tagoma simplemente empezó a reírse de forma escandalosa, burlándose por completo de las palabras del general.
-¿Tú crees que estás en posición de amenazarme? Esa herida que está cicatrizando en tu brazo tiene toda la pinta de haber sido infligida por el mismísimo Freezer... Así que no creo que te convenga meterte en más problemas -le dijo con sorna.

Un rugido de furia salió de la garganta de Dodoria que podía notar perfectamente cómo iba a importarle una mierda que pudiera meterse en un problema aún mayor, lanzándose así contra Tagoma con toda la intención de dejarle destrozado y suplicando clemencia.
-¡Vas a lamentar el haber cometido tal afrenta! -gritó fuera de sí, tratando de alcanzar con sus puños al de piel lila.
Sin embargo, Tagoma se apartó rápidamente de su rango de alcance, consiguiendo que Dodoria se estrellase contra los muebles, tras lo que le agarró de un brazo y se lo retorció en la espalda.
Dodoria dió un grito de dolor al tiempo que trataba de alcanzar al otro con su brazo libre, pero fracasando en el intento.
-Escúchame -dijo Tagoma con una sonrisa malévola agarrando al rosado por una de las espinas de su cabeza y echándosela hacia atrás, impidiendo en gran medida que pudiera hacer algo para atacarle -. Ahora que tu amiguito se ha ido, éste es mi dormitorio. Ocuparé el rango de general y disfrutaré de todo el poder e influencia de la que él gozaba hasta hace poco. Y tú no podrás hacer nada por evitarlo. ¿Te ha quedado claro?

Maldades que se entrecruzanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora