El robo

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Con mucho cuidado para no ser descubierto, el soldado malva salió rápidamente de las dependencias médicas. ¡Tenía que evitar a toda costa que le pillaran cometiendo tal acto de traición o habría firmado su sentencia de muerte!
Anduvo por los pasillos con mucho sigilo hasta llegar al hangar donde, con una gran facilidad, se situó silencioso detrás del que estaba allí controlando las naves que despegaban y llegaban y en un momento le dejó inconsciente.
-Listo -dijo una vez se introdujo en una de las cápsulas individuales y accionó el despegue -. La parte más arriesgada ya está hecha. Sólo queda entregárselo a mi comprador...

Una risa siniestra salió de lo más profundo de su ser. ¡Era el plan perfecto! Una vez que lo hubiese vendido no tendría que preocuparse por nada más, hicieran lo que hicieran con el dichoso huevo.
-Total, se morirá enseguida sin los cuidados necesarios -afirmó con tranquilidad mientras cerraba los ojos para estar descansado cuando llegara a su destino.


Frost abrió los ojos lentamente cuando la actividad diurna de la nave comenzaba a bullir. Mirando a su lado pudo ver a Freezer aferrándose a su torso con la rosada cola de éste enrollada en su pierna izquierda. Sonrió levemente al verle así y al recordar la conversación que tuvieron la noche anterior. Para su tranquilidad, aquella improvisada cita había ido mucho mejor de lo que había esperado.
Desenrolló con cuidado la cola de Freezer y se levantó de la cama tratando de no despertarle.
Cuando salió del baño, el mayor se desperezaba con tranquilidad causando que sonriera por inercia. Freezer podía verse increíble en cualquier momento del día... Avanzó hasta él y se sentó a su lado, donde se restregó cariñosamente contra su cuerpo. Realmente había extrañado el contacto de Freezer durante toda la temporada que habían estado discutidos.
-¿Estás meloso por lo de ayer? -preguntó Freezer tras un momento de duda al ver al azulado con esa actitud. Al verle asentir, su cuerpo dejó ir la ligera tensión que había adquirido en un momento y pasó un brazo a su alrededor -. Yo también me alegro de haberlo arreglado.

Los ojos de Frost miraron curiosos al emperador al escucharle decir eso y negó con la cabeza.
-No lo hemos arreglado. Hemos dejado claras muchas cosas y estamos haciendo progresos. Pero creo que ambos aún nos sentimos resentidos... O no te habrías tensado hace unos instantes, cuando me he acercado a ti.
Freezer frunció el ceño, pues Frost llevaba razón con eso. Pero entonces, ¿qué hacía falta para que volvieran a estar bien?
-De todas formas -siguió el pirata al ver la expresión de ligera angustia del otro -, yo me siento mucho mejor ahora...
Se levantó del colchón con una sonrisa burlona y puso sus brazos en jarras.
-Pero es esencial que nos contemos todo lo necesario para que nuestra relación vaya sin contratiempos.
Freezer suspiró con hartazgo y asintió.
-Claro. Cuando nos encontremos con alguna de mis amantes, te la presentaré como tal -dijo con expresión sarcástica, consiguiendo que Frost hiciera una mueca.
-Freezer...

Sin embargo, aquella conversación no duró más puesto que el scouter del emperador comenzó a sonar incesante, evitando que prestara atención a cualquier otra cosa.
-¿Ya hay problemas tan temprano? -gruñó agarrando el aparato y colocándoselo en el oído -. ¿Qué ocurre? ... ¿¡QUÉ?!

Ambos changlongs llegaron corriendo con desesperación hasta las dependencias médicas y fueron directos a la sala de observación donde tenían la incubadora que, tal y como les habían dicho, estaba completamente vacía.
Todos los médicos, que ya estaban temblando, se echaron a sus pies jurando que no entendían cómo había ocurrido aquello, pues nadie vió a ningún intruso y no saltó ninguna de las alarmas que la incubadora tenía por si algo iba mal.
Pero aquellas palabras... ¡Aquellas excusas! No sirvieron absolutamente de nada cuando Freezer se giró furioso hacia el cúmulo de clínicos que se habían arrinconado contra una misma pared.

-¿Cómo...? ¡¿CÓMO OS ATREVÉIS?!
Frost se sobresaltó al escuchar que el grito fue incluso más potente de lo que había esperado.
-¡Os dejo al cargo de mi hijo! ¡De mi heredero! ¡Vuestro futuro señor! ¡¿Y NO OS HABÉIS ASEGURADO DE QUE ESTUVIERA TOTALMENTE PROTEGIDO?!
El emperador alzó una mano con una ira irrefrenable dirigida hacia los médicos por su incompetencia, pero antes de que le diera tiempo de disparar siquiera una sola vez, Frost se plantó delante del aterrado grupo, mirando a Freezer con un profundo reproche reflejado en su cara.
-¡No te atrevas a hacer eso! ¡No haces más que quejarte de que apenas su tienes gente en el Imperio y...!
-¡Soldados, Frost! ¡Los médicos me importa bien poco sin son solo una mísera cantidad! ¡Más aún si no saben hacer su trabajo!
-¡¿Y qué hay de ti!? -contraatacó el azulado sintiendo la rabia bullir en su interior -. ¡Te dije que dejaras el huevo a mi cargo! ¡Te dije que estaría mejor conmigo que en un lugar artificial! ¡Esto no habría pasado si me hubieses tenido en cuenta!
-¡En todo caso es culpa tuya por no haber estado en un momento tan crucial!

Maldades que se entrecruzanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora