Volviendo... ¿Con o sin problemas?

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Tras unas pocas horas más de viaje, la nave de los tres patrulleros comenzó a mostrar un icono iluminado que hizo que pusieran mala cara.
-Tenemos que encontrar alguna estación donde podamos repostar -masculló Blizzard comprobando que no les daría tiempo a llegar a la prisión con el combustible que les quedaba.
La chica de reflejos rojizos miró al prisionero que llevaban y se acercó a él con el ceño fruncido.
-¿Sabes dónde hay un lugar para repostar?
El prisionero negó rápidamente, pero ella, nada convencida con esa respuesta, se agachó junto a él y le puso una mano en la frente.
-Dime la verdad -susurró mientras sus ojos comenzaban a brillar con luz propia.

Apenas unos segundos después, se levantó y fue hasta donde estaban sus compañeros.
-Tenemos que seguir durante media hora hacia el oeste -afirmó.
-Sí, pero tenemos que descender bastante o lo pasaremos por encima -añadió la de ojos claros mirando en un mapa holográfico el punto al que llegarían según aquellas indicaciones y señalando la distancia que debían descender.
-Pues vayamos para allá -concluyó él.

Transcurrido ese tiempo, la nave llegó a un pequeño astro en el que efectivamente había una estación para repostar y un negocio de hostelería para los viajeros que pasasen por allí.
Shirty se bajó de la nave y fue hasta uno de los empleados de la estación indicándole que llenara por completo el depósito y acto seguido se dirigió hacia el restaurante. Aunque tenían provisiones no les vendría mal algo de comida caliente.
-Supongo que unas hamburguesas estarán bien... -murmuró mirando lo que ofrecían.

Conforme recogió la comida puso dirección hacia la nave de nuevo, pero al ir a salir se chocó de lleno con alguien, haciendo que la bolsa con todas las cosas se le cayera al suelo.
-Mierda -susurró agachándose para recogerlo. Suerte que al menos todo iba bien empaquetado y nada terminó desperdiciado en el suelo.
-Vaya, lo lamento -escuchó que decía una voz grave perteneciente a la persona con la que había colisionado y acto seguido pudo ver cómo se agachaba también para ayudarla -. Pero... Toda esta comida es mucha para ti sola.
Ella simplemente murmuró un "hum" ante eso. ¿Qué más le daba? Aún así, aquel hombre le había echado un cable recogiendo, de modo que levantó la vista para darle las gracias, encontrándose con unos iris que daban la impresión de ser tan fríos como el mismo hielo.
-No tienes que darlas... -dijo él en voz baja esbozando una sonrisa torcida y tomando una de las manos de la chica para darle la bolsa directamente.

Aquel momento de contacto fue más que suficiente para que los ojos de Shirty brillaran levemente.
-Muchas gracias de todos modos -dijo levantándose con rapidez y poniendo pies en polvorosa con una sonrisa nerviosa.

Lily y Blizzard la vieron ir hacia la nave casi corriendo y conforme subió la miraron expectantes por la cara de felicidad que traía.
-¡Cuando vayamos a la Prisión Galáctica mataremos dos pájaros de un tiro! -exclamó al entrar en la cabina.
Los otros dos se miraron sin saber muy bien qué decir, a lo que ella les lanzó la bolsa y apoyó una mano en cada respaldo inclinándose hacia ellos exultante.
-¡Le acabo de sonsacar a un tipo siniestro información con la que podremos comenzar nuestra búsqueda de manera eficaz!

Al tiempo que ellos se marchaban, aquel hombre se dirigió con un café hacia una mesa donde ya se encontraba alguien.
-¿Y bien? -preguntó aquel que ya estaba sentado.
El otro esbozó una mueca y se sentó.
-He escuchado por ahí que haces... Negocios con ciertas sustancias.
Ambos se miraron fijamente a los ojos por varios segundos, tras lo que el que había estado esperando cruzó sus escuálidos brazos.
-Quieres el veneno que ofrezco.
-En efecto.
De nuevo ambas miradas afiladas se quedaron fijas en el otro.
-Se ha corrido la voz de que has traicionado al Imperio... -susurró el de físico escueto -. Lo que me lleva a pensar que querrías usarlo para acabar con todo... Y no me quiero quedar sin trabajo.
El de ojos azules repiqueteó en la mesa con sus uñas.
-¿Cuánto quieres?
-No es cuánto. Sino a quiénes quiero fuera del mapa. Tu veneno es paralizador, ¿no? El que yo ofrezco es mortal en apenas unos pocos minutos.
-Estás subestimando mi veneno, no es simplemente paralizador. Puede tener graves consecuencias, ¿sabes? Pero dime... Dime a quiénes quieres fuera del mapa -susurró con el peligro destilando de sus ojos.
-Uno de ellos lleva semanas desaparecido, de modo que ya no me supone un problema. Sin embargo, el changlong azul y el rosita... No estaría mal que te deshicieras de ellos.
-Frost... -se echó hacia atrás en el respaldo del asiento y habló con odio en su voz -. Me ha causado demasiados problemas. No tengo problema alguno con hacerme cargo de él. Y en cuanto a Dodoria... También me vendrá bien deshacerme de él. Me supone un impedimento para conseguir una de mis ambiciones, de modo que igualmente puedes contar con mi intervención para quitarle de enmedio.
-Estupendo -asintió el poseedor de la mercancía.
-¿Y el otro? Aunque esté desaparecido tengo curiosidad...
-Es la mano derecha del emperador.
Sus ojos se abrieron en señal de sorpresa ante aquella revelación, pero pronto entrecerró los párpados mientras volvía a hablar.
-Comprendo...
Aquellos ojos azules adquirieron una sombra amenazadora al tiempo que esbozaba una peliaguda sonrisa.

Maldades que se entrecruzanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora