Un día productivo

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-Vamos, sabes que en realidad no es culpa suya.
-¡Puede que antes no lo fuera, pero ahora sí! Oh, pero no creas que esto se va a quedar así, no -siseó el peliverde apretujando con rabia su almohada entre sus brazos -. No permitiré que se salga con la suya.
Dodoria, que estaba sentado a su lado, le miró con preocupación.
-Creo que deberías olvidarte del asunto. Aún estás a tiempo de que no ocurra nada más grave - dijo mientras pasaba un dedo por la larga cicatriz que había obtenido su amigo -. Me sorprende que todavía sigas queriendo vengarte.
Zarbon se dejó caer de medio lado sobre el colchón y miró hacia la izquierda para dirigirle un vistazo inconforme a Dodoria.
-¿Cómo puedes si quiera pensar que me daré por vencido? -preguntó ofendido.
El ser rosado le dio un rápido vistazo de desaprobación mientras se levantaba para irse.
-No te comprendo. Sabes que el señor Freezer no da segundas oportunidades y tú vas a tirar la tuya por la borda por un simple capricho.
-¡No es un capricho! -gritó arrojándole la almohada.
Dodoria suspiró ante su tozudez y se la lanzó de vuelta.
-Haz lo que quieras. Cambiando de tema... Tenemos que arreglar el desastre de cara que tienes.
-¡AAAGGGHHH! -gritó Zarbon aplastando la almohada contra su rostro -¡Ya lo sé, no me lo recuerdes!
-Mañana nos pondremos a ello. Mientras tanto, intenta descansar -dijo Dodoria abriendo la puerta.
-Sí...

-¡Prepárate para morder el polvo! -gritó Frost divertido mientras se lanzaba de nuevo a atacar a Freezer.
-¡Eso ni lo sueñes!
El emperador saltó y alzó los brazos dispuesto a asestarle un buen golpe en la cabeza a su rival, pero Frost se impulsó rápidamente pasando por debajo de él a gran velocidad dejándolo aturdido. Freezer se fue a dar media vuelta para atacarlo de nuevo, pero no se dio cuenta de lo que había hecho el otro tras rebasarle, de modo que cuando vio la expresión triunfal de Frost se quedó descolocado perdiendo momentáneamente la concentración, cosa que aprovechó el changlong azul para terminar con aquel enfrentamiento. De un rápido movimiento atrajo a Freezer hasta él gracias al nudo que había hecho en una de sus piernas con la cola cuando no estaba prestando atención. El emperador, que no esperaba ese tipo de ataque, no reaccionó a tiempo y chocó violentamente contra el suelo, rompiéndose así la nariz.

Freezer hizo un amago de levantarse pero estaba demasiado aturdido por el impacto como para pensar con claridad y apenas levantó un poco el cuerpo, su entorno comenzó a dar vueltas y su frente volvió a dar contra el frío suelo.
-¡Ja! Te lo he dicho -sonrió con suficiencia Frost.
-Y una mier... -Freezer intentó levantarse pero un peso cayó sobre su espalda, aplastándolo contra el suelo.
Al mirar hacia atrás se encontró con que Frost se había sentado encima suya y le sonreía exultante.
-No siempre se trata de fuerza bruta. Una buena estrategia es importante.
-¡Eso no ha sido una estrategia! ¡Has usado una táctica rastrera! -se quejó Freezer rabioso mientras intentaba enfocar por completo su vista.
-Claro, claro. Yo nunca podría ganar al gran Freezer. Porque soy un debilucho, ¿no? -dijo Frost con sorna.
-Quítate de encima -respondió el tirano mientras se erguía, tirando a Frost al suelo en el proceso.
-Ay... ¡Ya te vale! ¡Cuando pierdes tienes que admitir tu derrota! ¡Eres muy mal perdedor! -Frost le miraba ofendido.
-No me he rendido, por lo que no me has derrotado -le dijo Freezer fríamente -. Simplemente has tenido un golpe de suerte.
Echó a andar hacia la salida para ir a curarse la nariz cuando escuchó una réplica por parte de Frost.
-Di lo que quieras, pero me he sentado encima tuya. Yo eso lo considero una victoria.
Freezer fingió ignorar ese comentario y se marchó de allí, mosqueado por haber perdido el encuentro.

-Ni de broma pienso admitir que me ha vencido. ¡No hay nadie que pueda vencerme! -siseó furioso Freezer mientras caminaba a la enfermería. Sin embargo, la imagen de alguien de cabello rubio y ojos azul verdoso le vino a la mente inmediatamente por la idea de verse vencido -Gggñññ... Maldito simio asqueroso...
Mientras caminaba maldiciendo a Son Goku, su escolta pasó por su lado en dirección al comedor. Ambos soldados quedaron sorprendidos ante las heridas que presentaba su señor por el cuerpo.
-No puede ser... Parece que le hayan vapuleado -susurró boquiabierto Dodoria.
Por su parte, Zarbon miraba al suelo con rabia ante esto.
-¡¿Cómo se ha atrevido a hacerle eso?! ¡Ni que sea un entrenamiento serio ni nada! -pensó montando en cólera.

Maldades que se entrecruzanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora