Un lugar seguro

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La pequeña cápsula en la viajaba Frost llegó a su destino al cabo de unas horas y salió al hangar de la nave de Cooler aún con los ojos llorosos y una horrible sensación alojada en su pecho. Sin embargo, al ver que el changlong morado le estaba esperando y se acercaba rápidamente a él con rostro preocupado hizo que su corazón se alegrara un poco. Al menos había alguien que sí parecía sentir genuino interés por él.
-Frost...

Cooler se agachó para estar a su altura y dejó que Frost se acercara y le abrazara por el cuello.
-Aún no puedo creer que haya confiado en él como un completo idiota -susurró el azulado -. Es que parezco estúpido, ya me la ha jugado dos veces...
El mayor envolvió a Frost entre sus brazos y le apretó suavemente contra él.
-Por desgracia, el que actúe así es lo más normal en él.
Frost tembló levemente, sintiendo que había vuelto a fracasar de una forma realmente estrepitosa.
Cooler, al darse cuenta de esto, pasó un brazo tras las piernas de Frost y se puso en pie, cargando así al demonio azulado en sus brazos para salir del hangar.
-Te mostraré tu habitación, así podrás estar tranquilo en un lugar solo para ti siempre que lo necesites -dijo poniendo la otra mano suavemente sobre la cabeza del pirata, prometiéndose que cuando se volviera a encontrar a su hermano iba a hablar seriamente con él.
Pero primero debía asegurarse de que Frost volviera a sentirse seguro.

Una vez que dejó al changlong azul durmiendo en su nuevo cuarto, Cooler se marchó al suyo propio para descansar igualmente. O intentarlo, pues su cabeza no hacía más que darle vueltas a todo aquel asunto... A los problemas que no paraba de provocar el emperador.
Suspirando derrotado se dejó caer en su cama y pasó los brazos tras su cabeza, quedándose por unos segundos mirando el techo en silencio...
-Quizás no fue buena idea el resucitar -murmuró apesadumbrado -. No dejan de ocurrir desgracias...

Se giró hacia su izquierda y cerró los ojos con pesar. Si al menos Salza siguiera con él...







-¿Realmente es necesario que hagamos escala?
-Sí. La nave es mía y no me gusta dejar el piloto automático mientras duermo. Así que pararemos en el planeta más próximo y descansaremos unas horas allí.
-Pero nosotras sabemos pilot...
-Repito, la nave es mía. Solamente la piloto yo.

Salza escuchaba la conversación de sus rescatadores desde la parte posterior de la nave. No le gustaba la idea de tardar más tiempo, pero comprendía perfectamente la actitud de Blizzard. No quería arriesgarse a que algo saliera mal.
Suspiró mientras terminaba de cambiarse de ropa. Por suerte el uniforme de los patrulleros era muy parecido al suyo, así que simplemente se dejó sin poner la coraza con el emblema de la Patrulla Galáctica. Se acercó al asiento del piloto y señaló un punto en el mapa holográfico del universo que mostraba la nave.
-Ahí hay un buen lugar para descansar. He estado en un par de ocasiones y es muy tranquilo.
-Pues vamos para allá.
Tras accionar unos cuantos botones, Blizzard cambió ligeramente el rumbo que llevaban para ir al astro que había señalado el rubio.

Cuando finalmente llegaron, los cuatro tripulantes de la nave salieron enseguida con ganas de estirar las piernas y respirar un poco de aire fresco. Especialmente Salza, que cerró los ojos y dejó que la brisa meciera ligeramente su cabello mientras él sentía de nuevo la libertad envolviéndole. Tenía muchas ganas de volver, pero iba a disfrutar a conciencia las horas que estuvieran en aquel sitio.
-Allons! ¡Aprovechemos el tiempo! -exclamó con una sonrisa poniéndose en marcha.

Los cuatro avanzaban por las calles bastante tranquilos, mucho más de lo que habían estado esos últimos seis días. Pero aún así persistía la incertidumbre de si les saldría bien el plan.
-Espero que falte poco para que lleguemos -murmuró Lily en dirección a su compañera al tiempo que miraba a Salza -. Al menos sabemos que no nos miente.
-¡Exactamente! -Shirty le dió un codazo amistoso en el brazo -. Sólo relájate, llegaremos antes de que te des cuenta. Seguro que en un par de días o así conseguimos...
Lily detuvo de repente su marcha al ver cómo la otra chica volvía sobre sus pasos hasta un par de escaparates más atrás. Se acercó a los otros y les indicó que volvieran a donde estaba Shirty para ver qué era lo que le había llamado la atención.
-¿Qué ocurre? -preguntó Blizzard al llegar junto a la chica de intensos ojos azules.
-¡Mirad! -exclamó ella poniendo dedo sobre el cristal del escaparate que miraba, apuntando un artículo en concreto -. ¡Es igual que ese chico que nos encontramos! ¿Será el mismo?

Maldades que se entrecruzanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora