¿Un par de traidores?

45 6 24
                                    

Zarbon y Dodoria dormitaban sentados en el suelo de la celda en la que les habían encerrado. La cabeza del rosado descansaba contra el hombro derecho del príncipe, que le había tomado de la mano y entrelazado sus dedos. Tras bastante tiempo esperando y sin una forma de medir el tiempo, tratar de descansar era lo único que se les había ocurrido para aligerar la espera hasta su sentencia. O audiencia, en caso de que realmente les diesen una oportunidad para explicar lo sucedido.

Sin embargo, antes de que pudieran dormirse por completo, unos pasos apresurados se escucharon en dirección a su celda.

-¡¡Señor Dodoria!!

Con el corazón acelerado por el súbito grito, Dodoria miró agitado a su alrededor tratando de averiguar qué  ocurría… Y una sonrisa no tardó en aparecer en sus labios cuando vio a los cuatro hombres que conformaban su escuadrón llegar hasta el lugar donde le habían recluido.
-¡Por fin una sorpresa agradable! –dijo levantándose para acercarse a ellos, que igualmente se acercaron a la barrera que los separaba para poder comprobar cómo se encontraba.
-¿Qué ha pasado? –la preocupación del grupo se vio reflejada en el tono angustiado de Cado al hablar -. ¿No estaba en una misión confidencial? ¿Por qué le han…?

Sus palabras enmudecieron cuando Grepe le llamó la atención para que viera a la otra persona encerrada allí. Una vorágine de pensamientos catastróficos nublaron la expresión del comandante, que volvió a mirar a su superior con temor por lo que habría pasado.
-Usted… ¿También es un traidor? ¿Ha estado colaborando con él?
Sus preguntas estaban cargadas de dudas, no queriendo creer que Dodoria, la misma persona que tanto se había esforzado durante décadas en su labor como general, hubiera traicionado de aquella manera al ejército. Raptando al hijo de su jef-

-Un momento, parad –Dodoria alzó las manos queriendo calmar los ánimos revueltos que podía ver en los rostros de sus subordinados -. Aquí nadie es un traidor. Zarbon dimitió legalmente, yo no estoy en condiciones físicas para volver al trabajo y lo del bebé ha sido una confusión. Se supone que vamos a tener una audiencia con el señor Freezer en un rato para explicar lo ocurrido y que dejen de mirarnos como a un par de ladrones. Tan solo pensadlo, ¿qué habríamos ganado con raptar al crío del señor Freezer?

-Venganza –fue la simple y aplastante respuesta de Tanger, que dejó a Dodoria descolocado.
-Pero eso no tendría sentido. Si quisiéramos vengarnos por… Por todo lo que nos ha causado el señor Freezer, créeme que no habríamos raptado un bebé chillón y caprichoso que se encariña enseguida y… -se pasó las manos por la cara, sintiéndose agotado y dándose cuenta que en lugar de un mini Freezer, con esa descripción parecía un mini Zarbon -. Es una historia un tanto larga que se resume en: Zarbon vio un huevo en peligro, lo adoptó y cuando eclosionó nos dimos un buen susto al ver que era un Cold. No hay más. No hay complot en lo que ha ocurrido.

Cado suspiró aliviado. Sabían de sobra la asiduidad con la que el peliverde se metía en problemas por querer cuidar huevos, así que era reconfortante saber que los rumores sobre su venganza era en realidad un caso más de la paternidad frustrada de Zarbon. Y Dodoria simplemente se había visto envuelto en ello, para variar. Aunque… Eso le dejaba con otra duda.

-¿Y cómo se han encontrado? ¿Acaso no estaba el señor Zarbon desaparecido?
Dodoria asintió cruzándose de brazos.
-Lo estaba. Veréis, yo fui a recuperarme de la herida a mi casa y él fue allí para ver si podía averiguar dónde encontrarme –se encogió de hombros con una media sonrisa -. Fue casualidad, la verdad. Después de eso nos fuimos a un lugar bastante apacible donde me ha estado cuidando, no hay más misterio.
-Entonces, la misión confidencial era simplemente… ¿Que el señor Zarbon le estaba ayudando a recuperarse? ¿Por eso no nos pudo decir de qué se trataba? –intervino Boysenberry en un intento de atar todos los cabos.

Maldades que se entrecruzanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora