¡Devuélveme a mi Frost!

571 35 366
                                    

-Mierda...
Freezer estaba sentado en su trono, mirando impaciente al espacio por el ventanal de la sala de mandos. Hacía una semana que habían puesto rumbo al planeta de Lord Bills y a cada día que pasaba estaba más nervioso. No sabía si Frost estaba bien o si... Si le había pasado algo. Y esa incertidumbre le estaba volviendo loco.
Aquel mismo día llegarían al planeta del dios pero, lejos de tranquilizarse, sus nervios no hacían más que aumentar.
-Maldita sea... Que me ponga así es ridículo. Seguro que está bien... -pensó intentando sosegarse respirando hondo -¿Pero y si no lo está? Ese tipo es un sicario, al fin y al cabo... Si le han encargado su muerte lo habrá hecho...
Freezer se llevó las manos a la cabeza que comenzaba a dolerle por el estrés.
Aquello le estaba afectando demasiado. Sólo quería solucionar de una vez todo eso y quitarse esa sensación de angustia que tenía encima de una buena vez.
-¡Agh! ¡Se acabó! ¡Iré a entrenar hasta que lleguemos! -gritó furioso levantándose y rebasando rápidamente a sus guardaespaldas, inmóviles como estatuas, que le miraron desaparecer por la puerta camino a las salas de entrenamiento.

-A cada día que pasa está peor... -susurró Dodoria aún mirando en la dirección por la que se había marchado el emperador.
-...
Al no recibir respuesta, miró hacia su compañero, que observaba suelo inquieto mientras se retorcía las manos con ansiedad.
El ser rosado esbozó una sonrisa irónica.
-¿Tú con remordimientos?
-¡No son remordimientos! -se quejó entre dientes el peliverde -Es sólo que... Ojalá y esto salga bien -terminó con un susurro tembloroso.
-Mmm... Realmente, esto te está bien empleado -le dijo Dodoria volviendo a ponerse serio.
-¡¿Cómo dices?! ¡¿Bien empleado por qué?! -gritó Zarbon furioso, girándose a su derecha para mirar de frente al otro.
-El señor Freezer te dijo que no volvieras a intentar nada contra Frost. Y yo también te lo advertí. Pero no nos hiciste caso... Y ahora estás pagando las consecuencias.
Zarbon apretó los puños con rabia. Su amigo tenía razón... Pero no pensaba dársela ni de broma. Giró su rostro malhumorado al ventanal y se cruzó de brazos, negándose a seguir con aquella conversación.

-Maldita sea...
Freezer lanzaba ataques al aire intentando descargar toda la frustración que tenía y que llevaba acumulando durante toda la semana. Le enfurecía no poder llegar antes al planeta de Lord Bills, no poder hacer nada hasta entonces... No haber podido hacer nada para que eso hubiese ocurrido. Se sentía totalmente inútil, cosa que le sacaba de quicio por completo.
-¡Es que ni siquiera me di cuenta de cuándo... De en qué momento desapareció! -gritó realmente furioso expulsando una gran cantidad de ki que hizo retumbar la nave entera.
Tras eso, se dejó caer de espaldas en el suelo y puso sus manos sobre sus ojos. Estaba agotado psicológicamente y ello comenzaba a pasarle factura en el aspecto físico.
-Como le haya... Como le haya hecho algo... -Freezer se levantó despacio del suelo, con un brillo de determinación en los ojos -Acabaré con ese sicario como haya dañado a Frost.
Tras esto, salió de la sala de entrenamiento hecho una furia, dispuesto a hacer lo que fuera necesario para lograr su objetivo.

























El changlong azul suspiró mirando abstraído a la nada.
Esos últimos días habían sido trepidantes: había podido ver a Hit trabajando en primera línea, había recorrido ciudades de varios planetas acompañándole sin miedo a ser atrapado... ¡Incluso habían ido a un partido de béisbol! Aunque eso fue tras mucho insistir por parte de Frost pues a Hit no le entusiasmaban precisamente los eventos deportivos.
Pero pese a lo bien que se lo había pasado... La ausencia del emperador hacía que el azulado cayera en un estado de melancolía del que le costaba mucho salir. Habían pasado siete días y no tenía noticia alguna suya, lo que no hacía más que agregar incertidumbre y sensación de soledad en Frost.
-Confiaba en que vendría en mi rescate... -susurró con la cabeza apoyada en los brazos que tenía sobre la mesa mientras esperaba a que Hit terminase de preparar la comida - ¿Pero y si...? ¿Y si ha decidido que está mejor sin mí?
Frost notó un pinchazo en el pecho tras esa idea. No quería que fuera eso lo que había ocurrido, no quería creerlo.
-No, no puede ser. Él... Me ha demostrado que le importo -pensó observando a Hit que se dirigía hacia él con un par de platos humeantes -. Quizás lo que ocurre es que está teniendo problemas para encontrarme... Sí, eso debe ser. Pero a pesar de eso, vendrá. Sé que vendrá.
Con el ánimo renovado, se dispuso a incarle el diente a la comida que el sicario había preparado.
-Ojalá pudiera hacer algo para ayudarle a llegar hasta aquí -pensó agarrando los cubiertos y observando de reojo a Hit que, al notar que Frost le había pillado mirándole, desvió su vista rápidamente a su propio plato -. Pero con él vigilándome es imposible...
Suspiró resignado y decidió por fin dar buena cuenta del plato.
-Estaré esperándote, senpai.



























Maldades que se entrecruzanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora