Pensamientos

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-¿¿¿Qu-que Zarbon está haciendo QUÉ???
Freezer miraba con los ojos desorbitados a Frost después de que éste le contara las nuevas noticias.
-Lo que oyes, Freezer. Patrocina productos para el cabello.

Freezer apartó la mirada de Frost, sintiendo cómo la sangre bullía en sus venas. Tras un gruñido gutural, volvió a dirigir su vista al azulado que esperaba pacientemente frente al trono, observando la reacción del tirano con atención.
-Vamos a remediarlo de inmediato - dijo finalmente levantándose y caminando hacia su compañero -. Quiero que pongamos rumbo a ese condenado planeta al que ha huido.
Frost negó levemente antes de responderle.
-Eso no es posible, no tenemos información sobre el lugar en el que está.
-¡¿Nada?! -exclamó furioso Freezer estampando su cola contra el suelo.
-Nada. A pesar de ser tan popular, nadie sabe dónde está.

El emperador apretó los puños con rabia ante la imposibilidad de encontrar al que fue su mano derecha. ¡Le sacaba de quicio! ¡Se había marchado por su propia cuenta, sin consentimiento previo y encima parecía estar riéndose en su cara!
-No hay forma de... -masculló rechinando los dientes y apretando los puños con tal fuerza como para hacer que las palmas de sus manos sangrasen al clavarse las uñas -Maldito Zarbon...
-Freezer.

Frost se acercó a él y le agarró con suavidad las manos para evitar que siguiera haciéndose daño.
-Déjalo así. A mí también me molesta, pero ahora tenemos más cosas de las que preocuparnos. Bastante más importantes que echar en cara a alguien el haberse largado. Y en unos pocos días.
Freezer le miró frunciendo el ceño. No estaba de acuerdo en lo más mínimo con dejarlo pasar, pero realmente no tenía manera de conseguir lo que quería si no constaba de la información suficiente como para hacerlo.

Con un gruñido se soltó del leve agarre de Frost y se dirigió hacia el gran ventanal de muy mal humor.
-Que haga lo que le dé la gana. Ya recibirá su merecido cuando vuelva -dijo tratando de dejar su ira dormida hasta que llegara el momento.
-Eso si vuelve -pensó el azulado mientras andaba hacia el emperador y le tomaba de la mano con suavidad, esperando que aquel asunto se quedara tal cual estaba y no les diera problemas.
Al sentir el tacto de Frost, el emperador le dirigió una mirada de soslayo y se le escapó una diminuta sonrisa. Aunque el pirata no estuviera del todo de acuerdo con sus ideas de querer cobrar venganza cuanto antes, estaba a su lado. De su parte... Y de forma genuina.
-Frost... -el pirata le miró con ojos curiosos, a lo que Freezer le apretó la mano con una cálida sensación recorriéndole -Como bien dices, debería olvidarme de eso... Así que qué te parece si...
-¿Si entrenamos juntos de nuevo? -terminó la frase por él el azulado con emoción. Llevaba bastante tiempo sin tener un enfrentamiento con Freezer y las ganas de que siguiera enseñándole a tener más eficacia en el campo de batalla eran tremendas.
Sin embargo, Freezer se quedó mirándole sin saber qué responder durante unos momentos, tras los cuales estalló en risas.
-Quizás en otro momento, querido. La verdad es que he recordado cuando mencionaste que te gustaría hacer más escapadas y... Creo que nos vendría bien un pequeño descanso.
Los ojos de Frost brillaron de emoción ante aquella estupenda idea y asintió con alegría, apegándose al costado de Freezer mientras que éste lo envolvía con su brazo.
Les vendría bien un poco de tranquilidad.


Lejos de allí, Zarbon se despedía de Heza en la puerta de su apartamento tras haber pasado el resto del día hablando sobre los próximos proyectos que llevarían a cabo.
-Entonces tendré un compañero para el próximo anuncio...
-Sí -corroboró alegremente Heza -. Él es un profesional en nuestra industria, podrás aprender bastantes cosas de él. Y no te preocupes, te caerá bien.

Zarbon asintió con una tenue sonrisa para terminar despidiéndose y cerrando la puerta, quedándose pensativo mientras caminaba al interior de su piso.
-Un compañero... -susurró cuando llegó al dormitorio y se sentó en la cama.
Desde esa mañana, cuando el otro le dijo que debía pensar en lo que quería, tenía la cabeza hecha un lío.
Quería seguir allí, quería seguir disfrutando y siendo admirado y elogiado por todos por su gran belleza. Pero...
-Maldita sea -masculló entre dientes mientras se dejaba caer de espaldas en el colchón.
Iba a tener un compañero en el próximo anuncio, algo que no le entusiasmaba precisamente. ¿Cómo iba a brillar si había alguien con quien tendría que compartir los focos? Aunque realmente... Realmente en ese momento lo que llenaba su cabeza de dudas no era precisamente eso.
-No puedo seguir dándole vueltas sin hacer nada -gruñó con irritación.
Se medio incorporó en la cama para alcanzar el scouter que se había llevado consigo y se lo colocó en el oído mientras volvía a tumbarse.
Con expresión preocupada buscó la frecuencia del scouter con el que quería contactar y confirmó la llamada, esperando con impaciencia que la conocida voz de su amigo contestase.
Sin embargo, las ganas que tenía de que le respondiera se vieron truncadas al haber pasado ya varios minutos sin respuesta alguna. Con un nudo alojado en su estómago separó el aparato de su oído, observándolo detenidamente entre sus manos.
-Dijo que si tenía algún problema no dudara en contactar con él -susurró bajando las manos a su regazo aún con el aparato en ellas y mirando ensimismado al techo del cuarto -. Pero no contesta...

Maldades que se entrecruzanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora