Escapando hacia el futuro

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Salza, Lily y Shirty bajaron al suelo y echaron a correr hacia la salida de esa sala de celdas.
Después del largo camino que habían recorrido por fin comenzaban a ver una oportunidad, por fin podrían conseguir sus objetivos. Estaban a nada que salir de allí y navegar por el espacio en busca de los changlongs...
Fue entonces que mientras corrían hacia la salida de esa sala que de repente Shirty se fijó en uno de los prisioneros.
Aminoró la marcha hasta pararse y se puso frente a la celda.

-¡Vaya! ¿Pero qué tenemos aquí?
Shirty observó al hombre que había en su interior y que la miraba con extrañeza.
-Hola, guapo -dijo saludándole con la mano, que no tardó en ser agarrada por Salza y que tiró de ella con fuerza alejándola del cubículo.
-¡Deja los ligoteos para cuando nos hayamos largado de aquí! -exclamó Lily cerciorándose de que no hubiera ninguna señal de que los vigilantes se despertaban.
-¡Venga, marchémonos! -apremió igualmente Salza.
Sin embargo, Shirty puso mala cara. No quería irse así sin más.
-¿Y si le sacamos a él también?
-Quelle idée stupide!
-¡Pero es que era muy hermoso! -siguió quejándose Shirty mientras se resistía al tirón que ejercía Salza en ella.
Sin embargo, esto último llamó la atención del rubio y dió media vuelta casi automáticamente con la chica aún agarrada.
Tan pronto como volvieron a estar frente a la celda de aquel hombre, Salza se pegó a la barrera que la cerraba para poder verle bien. Pero aquel prisionero se retiró al fondo de su celda al volver a ver a la chica frente a él. Esos ojos que brillaban con un azul intenso no terminaban de darle buena espina. Aunque poco tiempo tuvo para pensar en eso, pues Salza no tardó en hablarle.
-¿Cómo te llamas? -dijo tratando de vislumbrarle.
-¿Por qué queréis saberlo? -inquirió el hombre con cierto recelo.
-Tan sólo deseo averiguar si eres o no un buen amigo mío.
El hombre avanzó despacio hasta quedar a la vista de Salza, que sin duda quedó impresionado por el parecido físico entre su amigo y ese hombre, pero no tardó en suspirar con alivio al comprobar que era otra persona.
-Vale, no importa -añadió enseguida con una sonrisa -. Puedo ver que no eres quien yo pens...
-Yuzun.

Salza se quedó mudo unos instantes, en los que abrió mucho los ojos ante ese nombre.
-¡¿Yuzun?! Tú eres... Mon Die. Te sacaremos de ahí enseguida.
Salza fue a pulsar el interruptor para abrir esa celda, pero Yuzun habló antes de dejarle actuar.
-No. Si salgo de aquí, lo haré junto a mis compañeros. Y a pesar de tener que rechazar vuestra generosa oferta... He de decir que me alegra que hayáis escuchado mi nombre antes -añadió con una sonrisa arrogante que consiguió que Salza sonriera por inercia ante aquel conocido gesto.
-En ese caso, déjame comunicarte que que me alegro de haberte conocido -dijo mirándole con interés-. Jamás pensé que tendría la oportunidad de encontrarme con el primer amor de mi amigo. Es bastante curioso vuestro parecido, incluso parecéis tener gusto por el mismo tipo de joyas -añadió con tono alegre.
Aquellas palabras, sin embargo, lejos de hacer que la conversación finalizara hizo que el prisionero abriera mucho los ojos sorprendido al analizar aquello y que plantara las manos en la barrera que los separaba.
-¡¿Él está bien?! ¿Sigue vivo?
Salza asintió sonriente y, tras decirle a Shirty que se marchara con Lily y que él las alcanzaría enseguida, respondió gustoso.
-Sigue vivo. Pero le perdí la pista hace varias semanas. Sin embargo, estoy seguro que se encuentra bien.
Yuzun suspiró y sonrió al rubio.
-Cuando le vuelvas a ver, dile que yo también le recuerdo. ¡Y que no odie tanto su transformación! Es parte de él, y si se detuviera a analizarla incluso podría encontrar cierta belleza en ella.
-Se lo comunicaré sin falta. Un placer, Yuzun.

Yuzun se quedó observando cómo el rubio desaparecía de su campo de visión, así que se recostó en una de las paredes y sonrió al recordar el rostro del que hacía tanto tiempo fue su compañero sentimental.
-Ojalá estés teniendo suerte, Zarbon.

Shirty, Lily y Salza (que ya había conseguido alcanzarlas) corrían por los pasillos de la prisión, intentando encontrar rápidamente el camino de vuelta al hangar para escapar de allí y librarse así de la Patrulla Galáctica de una maldita vez.
Sin embargo, aquello era un laberinto y de no ser por las habilidades rastreadoras de Lily ya se habrían equivocado de camino en más de una ocasión.
-¡Por aquí! -les gritó la chica mientras giraba en una esquina, haciendo que los otros dos derrapasen para no pasarse ese pasillo y poder seguirla.
-¡Enseguida llegaremos al hangar! -exclamó la de ojos azul brillante al recordar ese ancho corredor de cuando habían pasado por allí a la ida.
-¡Demonos prisa! ¡Antes de que se den cuenta de lo que ha pasado!

Maldades que se entrecruzanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora