Parte de la tripulación

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Frost observaba su alrededor con cautela, evitando hacer movimientos bruscos o innecesarios. Era cierto que el salón donde se encontraban era bastante acogedor y el sofá en el que estaban sentados era muy cómodo, pero el ambiente estaba totalmente cargado.
Bett, sentado en un sillón justo frente al emperador, estaba obstinado en conseguir pagar menos tributos alegando que en los últimos años estaban sufriendo cambios climáticos que afectaban a todo el planeta y repercutían seriamente en la población.
Por su parte, Freezer se negaba a aceptar tales condiciones. Le había hecho ya varias ofertas que no fueran tan abruptas como las que proponía Bett, condiciones que éste último insistía en regatear. Freezer perdía la paciencia por momentos, y eso no era el mejor plan de todos, precisamente.
-Como esto siga así voy a tener que intentarlo yo... -pensó Frost mientras veía a Freezer ofertar un enésimo tratado -Quizás podría administrarle el veneno aturdidor y, mientras está así, obligarle a firmar la oferta que más beneficie al imperio...
Miró sus antebrazos pensativo, pero deshechó la idea enseguida.
-No. Freezer dijo que quería que le demostrara mis dotes de persuasión y... -observó atentamente al par que en ese momento comenzaba a alzar la voz -Eso es lo que voy a hacer. Nada de trampas venenosas.
De repente, unos golpecitos en su hombro izquierdo llamaron su atención. Al mirar hacia el lugar de donde provenían los toques se encontró con que Dodoria le miraba seriamente y le indicaba con la vista al emperador, que se hallaba sentado entre ellos, como dando a entender que aquel era el momento oportuno para que tomase el relevo.

Freezer estaba ya al borde de la desesperación. Tenía unas ganas tremendas de explotar todo aquel lugar, pero no podía... No debía hacerlo. Y le estaba costando horrores contenerse y no descargar toda su ira contra el planeta.
Harto de aquella conversación, que en ese momento era más bien una discusión, se levantó repentinamente del sofá en el que estaba y estampó las manos con fuerza en la mesita de café que le separaba de su interlocutor.
-¡Ésa es mi última oferta! ¡No pienso ceder ni un ápice, Bett! ¡Tú sabrás lo que te conviene! -gritó furioso.
-¡No podemos aceptar esos términos! ¡Son desmesurados para la situación en la que nos encontramos! -rebatió el otro con el mismo tono.
-¡Vete a otro con ese cuento! ¡Antes de venir hasta tu residencia he pasado por los campos de cultivo y por la ciudad y parecen estar en perfectas condiciones!
-¡Que lo parezca no significa que lo estén!

Con una mirada inyectada en sangre, Freezer alzó su brazo dispuesto a cargar un ataque por más que se arrepintiera después de lo que iba a hacer.
Pero una mano azulada se posó suavemente en la suya, evitando así la catástrofe que se avecinaba. El emperador miró levemente a su derecha, desde donde Frost le observaba con expresión tranquila.
-Déjamelo a mí -le oyó susurrar.
Freezer asintió un tanto avergonzado. Había querido impresionar a Frost resolviendo eso de la forma más diplomática posible, pero enseguida había perdido los nervios. Otro estrepitoso fracaso por dejarse llevar por su temperamento. Suspiró frustrado mientras se sentaba de nuevo junto a Dodoria.
-Esto no puede ir peor -masculló entre dientes.
-Eso no es cierto, señor -dijo su guardaespaldas en voz baja. El tirano le miró con aire escéptico -. Otras veces lo hemos tenido más... Complicado.
-Supongo que sí...
La mirada del emperador se perdió en sus recuerdos, vagando por ellos y recordando la vez en la que casi mató a aquel odioso hombre. Freezer no era alguien que tolerase un comportamiento indisciplinado, y mucho menos si suponía una afrenta contra su mejor soldado.
-Ese maldito... Como intente... Como dé una sola señal de intentar sobrepasarse también con Frost te juro que le...
-No creo que tenga de qué preocuparse, señor Freezer -dijo Dodoria con una media sonrisa -. Parece que sabe cómo manejar la situación.
En efecto, cuando el emperador volvió a dirigir la mirada a Frost pudo ver que había logrado calmar los ánimos del líder de Kalk y estaban hablando con total normalidad.
-¿Cómo demonios ha...? -susurró Freezer completamente sorprendido.

Maldades que se entrecruzanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora