Baño caliente, vaso de leche y... ¿A dormir?

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Los ojos de Freezer se iban cerrando por momentos, cada vez siendo más difícil mantenerse despierto. Intentó quitarse el sueño de encima y mirar a su hijo, que yacía en sus brazos.
-Parece que ya se ha dormido... -suspiró con cansancio.

Después de lo que habían dicho el médico y Berryblue, le insistió a Frost a que fuese a descansar mientras él se ocupaba del pequeño...
Dejó a Kuriza con delicadeza en su cuna y se le quedó mirando. Quizás Berryblue había tenido razón desde un principio en lo de que él mismo debía hacerse cargo del bebé en lugar de dejarle a ella la responsabilidad. Aunque fuese simplemente para formar ese vínculo del que había hablado el doctor. Tanto él como Frost deberían pasar más tiempo en contacto directo con el niño si querían hacer progresos...
Sería lo más sensato. Que entre ambos cubrieran las atenciones que solía dar Berryblue al niño, así podrían hacer que les tomara confianza y comenzase a comer.

Le miró una vez más con un mirada extraña, como si quisiera expresarle algo que en realidad no sabía identificar.
-Entre unos y otros no hacéis más que darme problemas -terminó diciendo, arropando a Kuriza y marchándose de la habitación.
Puso rumbo a su izquierda, camino a sus aposentos. Pero... Quizás le vendría bien pasar un rato a solas para pensar con calma en todos los frentes abiertos que tenía... Sí. Pasar algo de tiempo en soledad le vendría bien. De modo que dio media vuelta. ¿Podría ir a su despacho? ¿O quizás dar un paseo nocturno? Cualquier opción estaba bien.


Y mientras Freezer disfrutaba de unos momentos a solas, la pareja de ex-generales se relajaba en las termas. Un lugar estupendo para mitigar el cansancio acumulado de un día agotador.

-Mmmhhhh -Zarbon suspiró al meter un pie en el agua tibia, dejando la toalla en el escalón superior para sumergirse en la piscina -

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-Mmmhhhh -Zarbon suspiró al meter un pie en el agua tibia, dejando la toalla en el escalón superior para sumergirse en la piscina -. Qué maravilla.
-Yo sigo pensando que deberías pasar primero al menos por la del agua templada en lugar de entrar directamente a la del agua caliente -dijo Dodoria en un intento de hacerle entrar en razón sobre la importancia de aclimatarse a la temperatura.
-¡A callar! -le cortó Zarbon con el ceño fruncido -. ¡Eso es para los que sois de sangre caliente! Yo seguiré viniendo al caldarium directamente.
-Como quieras...

Lejos de seguir con una discusión inútil, los dos se dedicaron a disfrutar de la agradable y calmante sensación del agua. Tras unos minutos, el agradable silencio fue interrumpido por el leve chapoteo de Zarbon al separarse del borde.
-¿Nadas conmigo?
-Nah, seguro que te terminas quejando porque te mojo el pelo o algo así.
El peliverde dejó escapar una leve risa y asintió, alejándose de su compañero para nadar a su antojo.
Dodoria simplemente se quedó observándole, reposando la espalda en el borde de la piscina mientras se preguntaba qué más podría hacer para quitarle a Zarbon el estrés que tenía encima.

Sin embargo, antes de que se le pudiera ocurrir algo, vio cómo el príncipe se acercaba a él lentamente. Tan solo sus ojos y la parte superior de su cabeza sobresalían del agua mientras iba en su búsqueda.
Dodoria le miró curioso, intentando adivinar qué querría... Pero lo que menos se le ocurrió fue que Zarbon buscase salpicarle en cuanto estuvo a menos de dos metros de distancia.
-¡¿Pero y esto?! ¡A ti no te gusta que te... Ah!
Zarbon le agarró de una mano para estirar de él y separarle del borde.
-Ya te he dicho que no me apetece... -se quejó Dodoria, haciendo que el otro se detuviera y se separara un poco -. No te vayas a enfadar solo porque no quiero nadar, ¿eh?

Maldades que se entrecruzanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora