Maldades que se entrecruzan

¿Refuerzos?

Freezer caminaba con bastante entusiasmo hacia el hangar, con Frost a apenas unos pocos pasos de él. Llevaba tiempo sin recibir ninguna transmisión de esa nave y había empezado a preocuparse... Pero al parecer había sido en balde. Y si además había conseguido su propósito...
-¿De quién se trata, Freezer? -preguntó curioso el azulado dándole alcance.
El emperador le dirigió una mirada de soslayo y sonrió sutilmente, siguiendo con su camino sin contestar la pregunta del azulado.

Frost le miró intrigado y un poco mosqueado. Parecía que a Freezer le gustaba mucho contarle las cosas a medias y dejarle hecho un mar de preguntas. Y eso a él no le hacía ni pizca de gracia.
-Ya te vale -pensó malhumorado, mirando de reojo los iris chispeantes del otro -. Debe de ser alguien verdaderamente importante para que se ponga así...
Frost siguió dándole vueltas a la cabeza hasta que finalmente llegaron a su destino, donde una pequeña nave estaba aterrizando.
-Qué intriga -murmuró acercándose con cautela hacia Freezer, que se había posicionado muy cerca de aquella nave -. ¿Quién...? 

La compuerta de la nave se abrió, dejando a la vista una pequeña silueta que levitaba. Frost entornó los párpados, forzando su vista para conseguir discernir mejor a aquella persona. Sin embargo, no tuvo que esforzarse demasiado pues lo que veía como una simple mancha no tardó en acercarse a donde estaban ellos, dejando ver que se trataba de una mujer de edad avanzada con una expresión que en un principio no le inspiró demasiada confianza.
El pirata dió un paso atrás sin que se notase demasiado, tensándose momentáneamente, hasta que vió a Freezer avanzar un poco hacia ella y comenzar a charlar animadamente.
-¿Por qué me pongo así? Si Freezer me ha dicho que me la quería presentar no creo que deba desconfiar... -pensó relajando su postura y volviendo al lado del emperador.

La mirada anaranjada de la mujer se posó entonces en el changlong azul y se dirigió de nuevo a los iris del tirano, con una pregunta implícita en ellos.
Freezer esbozó una media sonrisa y se giró levemente hacia él.
-Se llama Frost. Como ves, yo tampoco he estado perdiendo el tiempo y he conseguido reclutar a alguien con mucho potencial -dijo clavando sus ojos en los del azulado -. Espero mucho de él.
Los ojos de ella fueron del uno al otro, observándoles detenidamente, y una sonrisa se formó en su rostro.
-Así que éste es el muchacho del Universo 6 del que me hablaste. El que te llamó "senpai" -habló finalmente, con una expresión burlona -. No has desistido hasta conseguir hacerle parte de tu ejército, ¿verdad, Freezer?

Frost miró curioso al emperador, que se había quedado petrificado ante ese comentario.
-¿Le... Le has hablado de mí? -preguntó perplejo.
-Así es -siguió ella -. Y por la forma en la que lo hizo, estaba convencida de que intentaría dar contigo y hacerte parte de sus tropas. Y efectivamente, así ha sido.
El azulado parpadeó confuso. Aquello no tenía ningún sentido. Freezer le había dejado bien claro desde el principio que le parecía patético y que si quería que le tratase con respeto más le valía mejorar sus habilidades.
-Freezer... No lo entiendo. Dijiste que me encontraste de casualidad -susurró con clara confusión en su rostro.
-Y así fue, llegué al planeta donde estabas de casualidad -respondió mirándole fijamente a los ojos -. Pero sí que tenía en mente reclutarte si llegábamos a encontrarnos de nuevo. Sin embargo... El estado en el que te encontré me hizo dudar. Te veías realmente miserable.
La expresión de Frost cambió de confusa a irritada. Ya sabía que había pensado así de él pero... No le hacía especial ilusión escuchárselo decir. Y menos ahora, cuando las cosas les iban mejor.
-Volviendo al asunto que nos atañe -prosiguió el emperador mirando de nuevo a la recién llegada -. ¿Qué hay de vosotros? ¿Habéis logrado lo que os encargué, Berryblue?
Ella asintió levemente.
-Así es, pero tras resucitar a tus antiguos soldados no había muchos más que estuvieran especialmente capacitados... -respondió ella tranquilamente, dirigiendo su vista hacia la nave, por donde comenzaban a asomar otras tantas figuras.