Necesitamos un buen plan

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-... ¿Y bien?
El par de humanas miraban intrigadas al azulado, a expensas de que les dijera qué era lo que tenía en mente.
-Lo primero es lo primero. Tenemos que hacernos con una nave nueva y desechar esta -dijo él con voz pausada.
-¡¿Qué?!
Blizzard se giró hacia Frost incrédulo. ¿Deshacerse de su nave? ¡Y un cuerno!
-Aquí nadie va a tocar mi nave -dijo con cara de malas pulgas.
Frost, sin embargo, no le dió demasiada importancia a esa reacción y se cruzó de brazos mirando por el cristal, hacia el espacio infinito.
-No puedo ir por ahí con una que pertenece a la Patrulla Galáctica. Primero porque da demasiado el cantazo y segundo porque me niego a que mis actos se asocien a esa maldita organización.
-¿Qué propone entonces, señor? -inquirió Lily queriendo saber qué era lo que pretendía exactamente el azulado.
-Nos haremos con una que tenga las características precisas para llevar a cabo mi plan.
Las dos chicas intercambiaron una mirada dubitativa, siendo Shirty la que trató de sacarle más información:
-O sea que lo que vamos a hacer es... -dijo dejando la frase en el aire esperando que Frost la completara. Y así fue.
-Freezer quería guerra. Y guerra es lo que tendrá. ¡¡Que se quite de la cabeza el que le traiga vida, tan sólo obtendrá muerte y destrucción de mi parte!!
La actitud calmada del pirata se deshizo totalmente cuando expresó aquello en voz alta, con la rabia impregnando su voz. Retomaría su plan inicial, esta vez con aún más razones para llevarlo a cabo, pues esos meses que había pasado con él... Esos meses de engaños los tenía clavados en los más profundo de su ser.

Así pues, y a pesar de las quejas de Blizzard, los cuatro llegaron hasta uno de los planetas que aún estaba fuera de la influencia del ejército y gracias a las artimañas de aquel pintoresco grupo (aunque a decir verdad el demonio amarillento se negó a participar en aquello) consiguieron hacerse enseguida con una nave que no podía ser identificada como parte de ninguna organización, fuera cual fuese.
-Tiene unos sistemas de calibración bastante decentes -comentó Lily analizando bien el vehículo cuando lo llevaron a un descampado para asegurarse de que todo estaba en orden antes de partir en él.
-Pero sólo tiene un cañón, qué lástima -añadió Shirty con un ligero aire de preocupación. Los cañones siempre venían bien.
-No importa -interrumpió Frost posando una mano en el hombro de la chica -. Mientras sea rápida nos las podremos apañar.
Blizzard les observaba mientras tanto de brazos cruzados, planteándose sus últimas decisiones. Pero realmente... ¿Qué otra cosa podía hacer? Frost le había prometido que podía confiar en él, que no le defraudaría... Así que aunque se mostrara un tanto reacio le daría una oportunidad para probar que realmente seguía siendo su héroe.

-Sólo falta un detalle -dijo el azulado interrumpiendo los pensamientos de Blizzard, que le miró intrigado. El pirata le devolvió la mirada con una media sonrisa -. ¿Quieres ser piloto o copiloto?








Mientras tanto, en el planeta Gehal el pájaro de plumas negras había pasado el día anterior revoloteando alrededor del hombre que observaba, pero con la precaución de estar a una altura considerable para que él no se diese cuenta.
Y ahora mismo se había retirado hasta una azotea desde la que sus ojos se mantenían fijos en el balcón de la suite de su objetivo, al tiempo que su cuerpo se deformaba y adquiría un aspecto muy distinto: una joven mujer que adquirió unos tonos de piel y cabello grisáceos para pasar desapercibida entre la mayoría de aquella gente. No es que no hubiera seres con colores más vistosos allí... Pero aquel hombre podía reconocerla si dejaba su pelo con su rojo fuego natural.
-Debo informar al señor Cooler de que al fin he dado con él y le tengo controlada la residencia -dijo en voz baja -. Tenemos que detenerle antes de que le dé tiempo de movilizar realmente a todos los rebeldes... -entornó sus ojos dorados y sacó de un bolsillo su scouter -. El caso es cómo atajaremos este asunto...

~

Una llamada entrante se escuchó en la sala de mandos de la nave de Cooler, llamando la atención de los tres hombres que estaban allí.
-Veamos qué ocurre -habló Salza mientras se activaba la llamada y escuchaba una conocida voz por los altavoces.
-Señor Cooler, lo tengo a la vista ahora mismo -se escuchó por la sala con un tono de peligro.
-Me temo que monsieur Cooler no se encuentra aquí ahora mismo, Rubí -respondió el rubio con una sonrisa, feliz de escuchar a su subordinada.
Unos segundos de silencio se hicieron presentes antes de la respuesta por parte de la guerrera.
-¡¿Capitán?!
Salza esbozó una sonrisa aunque sabía que ella no podía verla.
-Le avisaré de inmediato sobre tu llamada, no hagas nada que te pueda poner en peligro mientras tanto.

Maldades que se entrecruzanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora