¿Abandonados?

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-¿Frost?
-¿Eh?
El pequeño alienígena estaba atónito por lo que estaba ocurriendo. Aquello era tan surrealista...
-¿Qué quieres para desayunar? -repitió el hombre a la espera de una respuesta.
Pero el azulado estaba tan confuso que no fue capaz de artícular una respuesta coherente y simplemente se quedó mirándolo fijamente, completamente inmóvil.
Al ver que no respondía, Hit simplemente sacó unas cuantas cosas del frigorífico y se dispuso a preparar dos raciones iguales.
-Siéntate allí -le dijo indicándole con la cabeza la mesa del salón.
Frost obedeció inmediatamente. No tenía ni idea de las intenciones del asesino, así que prefirió no hacerle enfadar.
La verdad es que no entendía nada. ¿Por qué estaba en una casa como esa en medio del monte con Hit? ¿Qué demonios había ocurrido?
-¿Será que Lord Champa ha cambiado de opinión y le ha mandado a buscarme como cuando el torneo? -pensó mientras observaba al otro trajinar en la cocina. Se quedó embobado un momento pensando sobre eso cuando un pensamiento saltó como una alerta en su mente -¡¿Va a haber otro torneo?! Ni de broma pienso participar. Ya he tenido suficientes malas experiencias con torneos.

Al poco de que Frost se sentara a la mesa, Hit llegó con dos boles y dos tazas, tendiéndole uno de cada al changlong. Éste le observó sentarse con recelo. No podía evitar sentirse amenazado y permanecer en alerta constante.
Hit estaba tomando un sorbo de su taza cuando se percató de que el azulado lo miraba fijamente con el rostro serio y una actitud tensa.
-Come -le ordenó dejando su bebida en la mesa y alcanzándole una cucharilla -. No pretenderás quedarte en ayunas, ¿verdad?
Frost tomó el cubierto con cuidado de no rozar la mano del otro y dirigió la vista al interior del bol.
-¿Fresas con yogurt?
-¿No te gusta? -dijo Hit con una mirada penetrante.
-¡N-no he dicho que no me guste! -respondió Frost rápidamente intentando excusarse y llevándose el primer bocado a la boca.
Tenía el estómago encogido por los nervios, pero se obligó a comer igualmente con tal de no meterse en problemas.

Ambos desayunaron varios minutos en silencio, cada uno metido en sus propios pensamientos, hasta que finalmente Frost se atrevió a preguntar.
-Hit... ¿Por qué estoy aquí?
El mencionado levantó la vista de su plato para mirarle momentáneamente a los ojos y después volver a bajarla a la comida.
-Él café también está bueno. Tómatelo.
Frost refunfuñó ante esa respuesta. No podía ser algo bueno si no quería responderle debidamente.
-Lo digo en serio. ¿Es cosa de Lord Champa? -siguió inquiriendo.
Hit respiró hondo y le miró resignado.
-No. Esta vez los dioses no tienen nada que ver.
El azulado le miró confuso. Si no estaba allí por orden del dios de la destrucción, ¿entonces por qué?
-¿Y qué hago aquí, entonces?
-Alguien me encargó tu asesinato -respondió finalmente con franqueza.
Un escalofrío recorrió a Frost por completo ante aquella declaración.
-¿Y-y...? ¿Por qué no lo has hecho ya?
Hit se levantó de la mesa, haciendo que el pirata se encongiera sobre sí mismo. Sin embargo, simplemente agarró su plato y taza vacíos para llevarlos de nuevo a la cocina.
-No tengo intención de matarte -dijo mientras caminaba dándole la espalda.
-¿Eh? Pero... ¿Eso no perjudicaría tu reputación? -preguntó confuso mirándole fregar los utensilios.
-¿Has terminado? -Hit giró la cabeza hacia él y miró hacia su desayuno, ignorando la pregunta.

Frost se levantó despacio y le llevó con cuidado sus cosas mientras bebía el contenido de su taza.
-Ten -dijo tendiéndole el bol con una mano y la taza con la otra.
El azulado se quedó mirando en silencio la forma en que las gotas de agua sobre los brazos de Hit hacían brillar su piel.
-¿No tienes a alguien que haga esto por ti? -preguntó apoyándose sobre el fregadero.
-No quiero que nadie sepa dónde vivo -contestó el hombre mientras terminaba con la tarea.
-¿Y un lavavajillas?
-¿Para un par de platos y tazas? -refutó arqueando una ceja.
Frost miró al suelo sin saber cómo reaccionar. ¿De qué iba todo eso? ¿Qué estaba haciendo? Él sólo quería que le dijera el por qué de encontrarse allí, no hablar de trivialidades que le traían al fresco.
-Hit. ¿Por qué no me has...?
-Si mi cliente no se entera, no tiene por qué pasar nada -respondió él secamente colocando los cacharros en su sitio.
El azulado se quedó pensativo un momento y después abrió mucho los ojos por lo que suponía que el otro había querido decir con eso.
-¡¿Significa eso que me tendrás aquí retenido?!
Hit le miró de reojo y asintió levemente.
-¡Ni de broma! ¡No puedo quedarme! ¡Tengo que volver con Freezer! -gritó con frustración. Entonces, una idea se le ocurrió y sonrió malicioso hacia el otro -Puedo doblar la cantidad que te haya ofrecido ese desgraciado. Para que te encargues de él y me devuelvas a...
-No.
Frost le miró perplejo.
-¡¿Cómo que no?! ¡Acaba con ese tipo y listo! ¡Fin del problema!
-Quizás podría... Si supiera quién es.

Maldades que se entrecruzanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora