Esta vez, a Nessa no le bastó solamente con golpear la almohada, sino que también la mordió hasta arrancarle un pedazo. ¿A quién le importaban los problemas de ira después de todo?Ese estúpido imbécil de Kai le había robado el primer puesto en ese debate y ni siquiera había tenido la razón.
— ¿Por qué? - Se lamentó Nessa, respirando entrecortadamente una vez se recuperó de su ataque de rabia - ¿Por qué yo? ¿Por qué no me deja en paz? ¿QUÉ QUIERE DE MÍ?
Su madre la llamó desde la cocina para decirle que ya estaba lista la cena. Nessa le gritó que no la molestara en ese momento e inmediatamente después, se dio cuenta de que la había embarrado en grande, pero su madre no subió a regañarla o a ver qué ocurría. Su padre no estaba en casa para golpearla y obligarla a pedir disculpas.
No hubo respuesta.
En cierto modo, Nessa esperaba que alguien le contestase mientras seguía furiosa. No sucedió.
Sin poder respirar bien todavía, Nessa escuchó cómo alguien dejaba un plato sobre la mesita que había justo afuera de su habitación. Probablemente su madre le había dejado la cena afuera de la habitación, como cuando el padre de Nessa se cansaba de gritarle que saliese para poder pegarle.
De forma mecánica, Nessa tomó su teléfono y le marcó a Nahema, pese a que sus pensamientos la abandonaban una y otra vez para perseguir el recuerdo de Kato.
— ¿Por qué se parece tanto a Kai? - Se dijo a sí misma Nessa, sin dejar de confundir las caras de Kai y de Kato entre sí.
Nahema contestó la llamada.
— ¿Estás bien, amor?
— Se trata de Kai.
— Te escucho.
Hanna y Kai compraron cada uno un par de sándwiches en la cafetería y se sentaron en una de las mesas en los amplios patios de la facultad.
Aquél día sería el concurso de debate en el auditorio; Kai tenía un justificante para faltar a las últimas dos horas de clase sin que nada le ocurriese, pero sus amigas (excepto Toph) no podrían ir a verlo; solamente estarían ahí su compañera Nessa y su amiga Toph, quien convenientemente saldría temprano de clases ese día. Sus otras amigas llegarían únicamente para la premiación.
— ¡OYE! - Gritó Hanna al ver a un perrito pararse de patas frente a la mesa y robarle uno de sus sándwiches.
El perrito salió corriendo con la comida en el hocico, meneando la cola de felicidad al haber conseguido su desayuno.
— Quizá debamos entrar a clases ya - Sugirió Kai.
Hanna terminó de comerse el sándwich que le quedaba y se levantó. A varios metros de distancia, el perrito estaba terminando ya de comerse su botín.
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Literatura según Kai
Teen FictionKai ha logrado marcharse de su pueblo natal para estudiar en la universidad que siempre ha querido. Ahora, quizás no tiene que preocuparse por un gran enemigo ni a una pandilla de asesinos, pero eso no significa que deba preocuparse menos por las co...