T3E10: Yamal, el de la sangre fría

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— Entonces... ¿Cuál es el plan? - Preguntó Toph, poco acostumbrada a salir de misión con su amigo.

— Llamar su atención, rodearlo y noquearlo. Después nos vamos.

El chico iba a seguir caminando, pero Toph le puso una mano en el pecho, obligándolo a detenerse.

— No. Kai, ya no estamos en La Ciudad. Te van a ver y te detendrá la poli.

— Tenemos nuestras insignias de Alba...

Kai dejó de hablar cuando se dio cuenta de que Toph no le permitiría ir por ahí como un justiciero loco. Tan pronto como consiguió sentarlo en una banca del parque que quedaba a una cuadra, Toph sacó el teléfono y le escribió a Mei para que viniera cuanto antes.

— Mira, no sé cómo lo hacías cuando estabas en La Ciudad, pero aquí no podemos arrojarnos como simios, ¿entiendes? Sobre todo si no quieres que la gente se entere de que eras un Alba Dorada.

Por mucho que le pesara aceptarlo, Toph tenía razón: si hacía lo que pensaba hacer en un principio, solo iba a terminar alertando a todos los viejos enemigos que todavía no lo estaban persiguiendo.

— Está bien, tú mandas.

Toph no pudo ocultar la satisfacción en su rostro al escuchar a ese chico de metro ochenta decirle que ella mandaba ahí, por lo que aparte de sonrojarse y desviar brevemente la mirada, también sonrió en contra de la naturaleza de su ser.

— Anda, ¿entonces qué haremos? - Preguntó el chico, atento a que Toph sugiriese un mejor plan que lanzarse contra Yamal y ya.

Toph señaló en dirección a una esquina de la cuadra, donde Mei se acercaba con ropa distinta a la que traía puesta cuando estaban en la facultad: la chica se acercó tan rápido como se lo permitieron sus botas a donde Kai estaba con Toph.

— ¿Trajiste gas pimienta aunque sea? - Quiso saber Toph, dirigiéndose a la amiga de Kai.

— Sí. ¿Dónde está?

— Tú acompañarás a Khanna - Explicó Toph - Kai y yo lo estaremos siguiendo, pero no queremos descuidarla y...

— Sí, eso.

Tan pronto como Mei se les separó para ir tras Khanna, Toph volteó con Kai, quien estaba más bien embobado viendo la suave llovizna caer.

— Es bonito aquí - Comentó él, con su blanca nariz un poco más roja que el resto de su rostro - Lástima que esté a punto de resfriarme la mitad del tiempo.

Toph tan solo frunció el ceño y entrecerró los ojos.

— Anda, vamos.

Habían buscado refugio bajo un árbol en lo que Yamal se acercaba a la librería casi vacía en la que Khanna se encontraba

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Habían buscado refugio bajo un árbol en lo que Yamal se acercaba a la librería casi vacía en la que Khanna se encontraba. No podían arriesgarse a que los vieran peleándose con él en público con luz de sol, así que, o se iba a un sitio menos concurrido, o esperaba a que diera la noche. Ambas opciones eran igual de malas para Kai.

— Entonces... Alba Dorada - Intentó abrir la conversación Toph, harta de esperar sin hacer nada - ¿En qué cabeza cabe investigar al crimen organizado en lugar de decirle a las autoridades? - Quiso saber Toph tras haber estado leyendo los expedientes de Alba Dorada en su tiempo libre - Pone que investigaron la muerte de un chico, un amigo tuyo, ¿no? ¿Para qué arriesgarse ustedes?

— La policía no iba a hacer nada - Contestó secamente Kai.

— ¿Cómo lo sabes?

Kai no contuvo ese suspiro, haciéndolo sonar casi como el himno a la desesperanza y la resignación.

— Zeta tenía comprada a la poli de media ciudad. Más frecuentemente extorsionaban estudiantes de lo que nos cuidaban, ¿sabes?

— Y Alba Dorada se terminó volviendo como la policía premium, ¿no?

Kai se encogió de hombros: hacía mucho que no confiaba de verdad en las "autoridades oficiales". Aunque no quería mucho que digamos a sus familiares, la policía jamás intentó investigar quiénes los mataron ni encerraron a los responsables. La policía no se preocupó por cuidar de Nora o su madre cuando eran perseguidas: ¡La propia Nora tenía miedo de denunciar un asesinato cometido en su cara!

— No puedes esperar mucho de ellos, ¿verdad?

— Pero como Alba Dorada no les fue mejor, ¿verdad?

— ¿Bromeas? Constantemente nos hicieron mierda con todo y la ayuda de Nora.

Toph empezó a reírse junto a él, pero cuando alcanzó a ver aquella silueta familiar acercarse a la librería, se detuvo y dándole un suave golpe a Kai en una pierna, el chico guardó silencio igual y observó al chico: ahora vestía con una de esas chaquetas rojo con negro con el símbolo malasangre al hombro y espalda.

— Entonces ya tiene amigos nuevos - Observó Kai.

Toph se levantó junto con él, avanzando lentamente hacia la banqueta: a esa hora de la tarde ya había poca luz y la falta de tráfico en esas calles era más bien inusual, lo que significaba más ventaja tanto para Yamal como para ellos.

— Anda, yo llamo su atención y... - Empezó a decir Toph antes de que Kai cogiese una piedra del suelo y la arrojase hacia Yamal.

Aunque no le dio, le pasó rozando frente a la nariz suficientemente cerca como para captar su atención.

— Espérame a la vuelta - Alcanzó a decirle Kai a su amiga antes de salir corriendo por el extremo más largo de la cuadra, sabiendo que Yamal iba a perseguirlo.

En pocos segundos, Kai pudo sentir un pequeño cuchillo salir volando hacia él, chocando contra un muro de piedra a poca distancia de él: Yamal seguía corriendo tras él a suficiente distancia para no perderlo pero no tan poca como para alcanzar a Kai. En cuanto estuvo a punto de dar la primera vuelta, Kai pudo ver a Toph agazapada tras los relieves de la esquina de la librería, listo para darle a Yamal.

Kai alcanzó a barrerse para que Yamal se agachase a cogerlo del cuello o algo, por lo que en cuanto Toph vio al perseguidor inclinarse en esa misma esquina, le pegó en la cara a Yamal con su taser encendido. Un chasquido después, el chico se había desplomado a un escaso medio metro de Kai, quien se levantó enseguida y sacó el teléfono.

— Anda... llamaré a alguien para que vengan por él.

Toph vio a Kai marcarle a alguien, probablemente de Alba Dorada, pero fue incapaz de escucharlo: frente a ella, del otro lado del cristal, Julia Khanna tenía los ojos abiertos de par en par, viendo el cuerpo inconsciente de Yamal en el piso. A su lado, Mei permanecía congelada, como sin creerse lo que había ocurrido: su única misión era no separarse de Khanna y distraerla y ahí estaba, viendo a sus amigos con armas no-letales noqueando a un acosador vestido de pandillero.

Dejando el libro que sostenía en las manos, Khanna salió del local con Mei siguiéndola a toda prisa. Incapaces de huir (y a sabiendas de la inutilidad de dicho acto), Kai y Toph se voltearon a ver mutuamente, preguntándose cómo justificar eso.

— Ya. Ustedes tres, más les vale explicarme de una vez lo que ocurre, ¿eh? - Los acusó Khanna, incluyendo a Mei con ellos - ¿Qué es todo esto? Los secuestros, sus armas, que desaparezcan a cada rato... ¿En qué están metidos, chicos?

Kai decidió tomar responsabilidad en esta ocasión.

— Sí, esto... la verdad es más difícil de creer que una excusa que...

— Quiero la verdad.

— Vamos buscado un café - Sugirió Kai, rindiéndose - Es hora de contarte lo que es Alba Dorada.

Literatura según KaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora