T5E01: El Triskelion se alza con solemnidad

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Las noches de películas en casa de Khanna se habían vuelto costumbre.

El grupito del Paraselene solía reunirse ahí una o dos veces por semana y, repartidos en uno o dos sofás, elegían alguna película (o serie) y se quedaban hasta tarde y por lo general, incluso dormían ahí (a excepción de Mei, a quien su padre venía a buscar).

Hablando de padres, para el grupo fue muy difícil que sus familias aceptaran sus nuevos trabajos como miembros de Alba Dorada, pero después de unas semanas, empezaron a verlo con normalidad (lo que coincidió con las ganancias que empezaron a percibir sus hijos). El más reticente era, precisamente, el padre de Mei, pero los demás parecían de lo más felices. Khanna, por ejemplo, había podido comprar a pagos una casa propia, así que no era raro que ese sitio se volviera lugar de encuentro para el grupo.

Una de esas noches, precisamente, Mei estaba acurrucada en los grandes brazos de Khanna, su pareja. Kalea estaba en otro sillón, junto a Nessa, mientras Kai y Toph permanecían juntos, lado a lado pero sin tocarse, en el sillón grande, junto a la parejita.

Las clases habían empezado hacía ya una semana, y el tiempo de ocio se redujo drásticamente: casi nunca les tocaba patrullar las calles juntos y al menos Kalea, se sentía más cómoda en labores de administración, así que no contaban con ella para la parte interesante de abatir villanos y todo eso.

Mei volteó a ver a Kai en medio de una de las escenas aburridas de la película de vampiros que estaban viendo: el chico se veía pálido, descuidado. Llevaba días así, como si la preocupación (por algo que aún no les contaba) lo estuviese consumiendo. Dirigió su mirada a la pantalla casi enseguida, queriendo evitar que alguien notara que lo había visto. Si era sincera consigo misma, todavía estaba en conflicto respecto a Kai. Era atractivo, sí, pero eso no era todo. Además, estaba con Khanna porque la amaba, ¿no?

Kai se levantó del sillón pocos segundos después y Mei supo la razón de inmediato: su comunicador de Alba Dorada había recibido una señal. Ya sabía lo que eso significaba: si los demás no la recibieron, era porque Kai tenía un mensaje de los altos mandos o algo por el estilo. Sea como sea, se fue a la cocina por un momento para responder al mensaje.

En la cocina, Kai leyó atentamente: era un mensaje de Copa Escarlata, uno de varios equipos de élite de Alba Dorada. El mensaje era algo breve, pero conciso: "Entrar en Oaxaca se ha vuelto imposible. Hay paramilitares acercándose a las ciudades del golfo. Estimamos pocos meses antes del golpe".

Kai se mordió los labios, ansioso. Su predicción de semanas atrás se estaba cumpliendo y alguien, todavía no tenían muy en claro quién, estaba preparándose para atacar Xalapa. Tecleó un rápido mensaje de recibido y guardó el comunicador. Justo cuando se dirigía al refrigerador de Khanna para servirse algo de beber, la luz de la cocina se encendió.

— ¿Está todo bien? - Preguntó la voz de Toph detrás de él. Por un segundo, Kai pensó que había sido Mei. Notaba cómo lo observaba, preocupada por su bienestar, ya que era incapaz de ocultar el constante deterioro al que estaba sometido desde que atraparon al Nightstalker.

— Ah, Toph... sí... No es nada, ¿vale? Ya vuelvo.

— Kai, no tienes que mentirme - Bajó la voz su amiga, reconociendo el tono que él estaba usando para fingir que todo estaba bien: ya lo había empleado demasiadas veces en el pasado.

— Son ellos - Admitió - No sé cómo se supone que estemos preparados para esto.

Toph simplemente se limitó a abrazarlo.

Eran muy jóvenes para cargar con estas responsabilidades.

Eran muy jóvenes para cargar con estas responsabilidades

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