T4E15: Alba Dorada

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Todo estaba borroso.

Había luz, pero no como al final de un túnel. Estaba literalmente en su cara, por todos lados. Además, Toph podía moverse. A juzgar por lo que sabía, estaba en alguna especie de hospital, en una camilla, recuperándose después de lo que pintaba como el accidente más grave que había sufrido en su vida (contando las dos ocasiones en las que se torció un tobillo).

Escuchaba voces, pero sentía todo el cuerpo entumido. De repente, un par de sombras se posicionaron por encima de ella, observándola. Sintió el tirón en la piel, pero realmente no sentía dolor, como si se le hubiese entumido el brazo después de dormir sobre él por accidente, excepto que no era el brazo, era todo ella.

La persona que debía estar... ¿operándola? Era difícil saberlo, pero le resultaba familiar. Había algo en su voz que...

Se había dormido, pero despertó otra vez. Aún seguían tirando de su piel, por encima de un pómulo, así que asumió que no habría pasado mucho tiempo, a no ser que la herida fuese tan larga. No, no quería preocuparse, solo tenía ganas de seguir durmiendo y... ¿por qué era tan difícil seguir consciente?

Parpadeó un par de veces. Ahora sí le dolía. De hecho, el dolor fue lo que la despertó, al inicio tenue y subiendo de intensidad a los pocos minutos, despertándola por completo cuando ese ardor de cuando te raspas la rodilla la hizo reaccionar.

Ah, sí. El puente. Civiles cayendo desde lo alto hasta el suelo. Muriendo.

Tini sin ver el pedazo de piedra que estaba a punto de apachurrarle los sesos.

Toph parpadeó de nuevo y después, intentó sentirse la herida, cubierta por una gasa y cinta. Sin embargo, no fue posible. La habían canalizado para no tener que darle de comer, así que llevaba más de doce horas ahí, que ella supiese.

Pasaron varias horas en soledad, con Toph mirando a la nada. La intensa luz de al inicio se había ido y ahora estaba en una sala a oscuras, probablemente una enfermería. Estaba segura de que si hacía ruido, alguien vendría a verla, pero no quería hacerlo. No quería que la vieran, quería que la dejaran en paz: se sentía muy cansada y no quería hablar con nadie, toda interacción era cuando menos, innecesaria.

Y sin embargo, al ver a sus amigos aparecer en el umbral de la entrada, sintió bastante alivio, como si le quitaran un enorme peso de encima. Ahí, de pie frente a ella, estaban Kai, el resto del Paraselene, y además, la jefa de Alba Dorada: Nora Vera.

Detrás del grupito, se asomó Tini, cuyo semblante que normalmente ocupaba una sonrisa, permanecía totalmente serio, casi triste: estaba preocupada por ella, Toph. Lentamente, Kai se acercó hacia Toph y le preguntó si se encontraba bien. Ella asintió e inmediatamente, volvió a sentir aquellas punzadas sobre las cejas, como si...

— Logramos salvar al hombre del carro - Le dijo Tini, como intentando aliviarla. No era por ser grosera, pero a Toph poco le importaba aquél sujeto anónimo: estaba mucho más preocupada por su integridad física. Es más, por la forma en la que todos la miraban, empezaba a asustarse.

— Bueno, no fue una herida grave. Solamente te tuvimos que aplicar varias puntadas y ya. En unos días, estarás como nueva. No te preocupes por asistir a las patrullas y eso. El seguro lo cubre - Le explicó Nora Vera. Ahora se dio cuenta: era ella quien la había operado: su timbre de voz, incluso el tono color lila que vio en sus lentes mientras le costuraban la cara...

— Ahora puedes inventarte una buena historia acerca de cómo te ganaste esa cicatriz - Sonrió Kai, bromeando para aliviar un poco la tensa atmósfera.

Toph no pudo evitar reírse, aunque le dolió un poco en donde deberían estar las costuras: no lo había pensado antes, pero se dio cuenta de lo mucho que le alegraba estar viva.

Literatura según KaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora