Los días siguieron pasando en la facultad con relativa calma. Kai había vuelto a desfilar por los pasillos, más o menos igual de apagado que de costumbre, pero vivo a fin de cuentas. Mei seguía preocupándose por él, aunque había desistido de averiguar lo que le ocurría. A fin de cuentas, era estresante verlo colapsado a diario sin poder hacer nada al respecto.Kai, por su lado, intentaba animarse, muy a su manera. A veces, daba clases de defensa personal en la facultad, con un grupito de alumnos de siete u ocho personas. A veces, Toph se presentaba en la clase también. Sin embargo, desde que Amelia llegó, su carga se había hecho menos pesada.
Amelia, una vieja amiga de La Ciudad, se había presentado en Xalapa, asignada por Alba Dorada como refuerzo para entrenar cadetes. No era secreto lo feliz que estaba Kai de verla ahí, aún cuando antes, lo que menos quería es que su vida de La Ciudad y su vida en Xalapa se hicieran una misma. Aún le causaba conflicto, pero al menos podía sufrir su conflicto acompañado de una amiga de confianza.
Además, Amelia tendía a llamar la atención. Vestida con su uniforme de Copa Escarlata, en colores rojo y negro, paseándose con sus pequeñas cicatrices en los brazos y perforaciones faciales, cabello pintado de rojo oscuro y mirada de odiar al mundo entero, era de lejos la chica más llamativa de toda la facultad. Además, entraba y salía sin que los guardias le pidieran identificación alguna, clara señal de la incidencia de Alba Dorada en la universidad. Quizá porque habían ofrecido capacitación al personal de seguridad en todos los campus, o en algunos casos, directamente algunos agentes habían sido asignados como guardias.
Nessa no estaba muy feliz con la aparición de Amelia, quien solía pasar muchos de los descansos de Kai junto a él. Se suponía que las cosas con Kai por fin estaban resueltas, pero de repente, verlo tan feliz, en compañía de una completa desconocida, le producía cosquillas a Nessa, y no en el buen sentido. Ella lo veía de este modo: alguien más, proveniente de aquél infierno llamado "La Ciudad", había llegado a Xalapa a desbaratar su vida. Suficiente había tenido con haber sido drogada en una fiesta de bienvenida, secuestrada por el Caleidoscopio y haber sido acosada un año por su exnovia, la Nightstalker.
En resumen, no aprobaba a Amelia. Era una señal inequívoca de que las cosas estaban empeorando. ¿Para qué necesitaría Alba Dorada a otro agente de élite cerca? ¿No bastaba con los que ya había? Algo andaba mal y Nessa no podía evitar ponerse nerviosa por eso.
Decidida a confrontar a aquella chica, Amelia, Nessa caminó hacia ella, aprovechando que por una vez, no tenía a Kai al lado.
— ¿Qué buscas aquí? - Espetó - ¿También vienes a romper el orden aquí? No necesitamos gente como tú - Echó en cara Nessa - ¿Qué sigue? ¿Nos van a invadir o algo así? Es lo único que falta.
— Será mejor que guardes silencio - Le ordenó Amelia, impasible - Vas a alterar a la gente.
— ¿Guardar silencio? ¡Guardar silencio, dice! - Alzó la voz Nessa, como queriendo que todos en la explanada escucharan - ¡Los agentes de la ley nos piden que guardemos silencio! ¡Alba Dorada es igual a los puercos!
Amelia ni se inmutó, pero la gente alrededor se empezó a detener para contemplar el espectáculo. Nessa seguía vociferando hasta que, de repente, Amelia extendió la mano.
— Tu insignia.
Nessa se quedó helada. De repente, recordó que, de hecho, era miembro de Alba Dorada.
— Dámela. Me la pides de vuelta cuando te hayas calmado. No te lo digo como estudiante, te lo digo como tu superior.
— Soy parte del Paraselene, no puedes...
— Puedo. Copa Escarlata tiene un rango más alto que tu escuadrón - Respondió Amelia, ya irritada por la insistencia de Nessa - Tu insignia, ahora. ¿O prefieres que te levante un reporte por insubordinación?
Kai iba pasando a lo lejos cuando se percató del incidente: de inmediato, caminó a largas zancadas hacia donde Amelia y Nessa discutían. Nessa pensó "por fin le va a poner un alto a esta loca", pero la realidad no podía estar más alejada que eso.
— ¿Nessa? Te dieron órdenes directas. Entrégale tu insignia - Se mostró molesto Kai, secundando a la agente.
— ¿Por qué la defiendes? - Recriminó Nessa, a media plaza todavía - ¡Soy parte de tu equipo!
— Y ella es tu superior.
No se trataba solo de eso. Amelia, así como la veían todos, había sido una heroína durante el asedio a La Ciudad. Ella, junto con el grupo que más tarde se volvería Copa Escarlata, participaron defendiendo el distrito de Alto Gobierno y, de paso, se cargaron a tantos malasangres y reos liberados como pudieron.
De aquella noche sangrienta, Amelia era de las pocas que salió sin traumas, quizá porque ya estaba así desde antes y ver un poco de sangre, heridos de bala y pilas de cadáveres no la alteró en lo absoluto.
— Se ha ganado su puesto con esfuerzo - La defendió Kai - Y además, sabe obedecer órdenes y colaborar en equipo. Deberías aprender un poco de ella. Por favor, sé más madura, Vanessa.
— No me...
Kai tomó la placa de Alba Dorada que Nessa tenía apretada en la mano.
— Te la devolveré. En algún momento - Aseguró - Pero tienes que aprender a comportarte.
Nessa sintió el coraje acumulándose en su interior: ya de por sí era malo tener a aquél idiota cerca de ella todo el tiempo. Ahora, además, se supone que tenía que obedecerle. Era inaceptable, ridículo, inconcebible.
Y sin embargo, había ocurrido.
Como era de esperarse, el asunto no quedó ahí: a las pocas horas, Ghandi se le acercó a Kai a última hora de clases, preguntando por la placa de Nessa. Al parecer, la afectada lo habló con Kalea, quien a su vez, se lo comentó a Ghandi, quien se sintió facultada para ir y abogar por ella.
Mala idea.
— Es que, ya sabes, si necesitamos a cada agente disponible, deberías, ya sabes... creo que Nessa ya pudo haber aprendido su lección.
— Lo dudo - Contestó Kai, metiéndose una porción particularmente grande de comida a la boca. Tras masticar, continuó hablando: - Lleva casi dos años siendo grosera conmigo y todo lo que tiene que ver con mi persona.
— Pero...
— Ghandi, no espero que lo entiendas, pero antes, en La Ciudad, hasta el más terco de nuestros agentes sabía obedecer órdenes. Se llamaba Keith May. Podía ser un poco tozudo e impulsivo, pero sabía cuándo calmarse. Sabía cuándo escuchar, cuándo callar y cuándo abrir la boca. Nessa podría presumir que es más lista que él, pero él es más útil, ¿comprendes porqué?
— ¿Porque sabía trabajar en equipo?
— Lo haces sonar como moraleja de una serie infantil - Se quejó Kai - Pero en parte, es correcto. Nessa no trabaja en equipo ni sabe obedecer a la autoridad. Hasta que no esté dispuesta a hacerlo, es un riesgo tenerla en Alba Dorada, por más necesitados que estemos de agentes nuevos.
Ghandi guardó silencio un par de segundos: ella era de las pocas personas que sabían algo sobre el estado de alerta permanente que tenía la organización con respecto a Xalapa. Si bien, no tenía todos los detalles, algo le quedaba claro: Alba Dorada estaba reclutando a todo el que quisiera formar parte de sus filas.
— Necesita tener un sentido de sana pertenencia a la comunidad y no podemos ayudarla con eso.
Ghandi asintió. De alguna manera, se sentía regañada.
— De acuerdo.
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Literatura según Kai
Teen FictionKai ha logrado marcharse de su pueblo natal para estudiar en la universidad que siempre ha querido. Ahora, quizás no tiene que preocuparse por un gran enemigo ni a una pandilla de asesinos, pero eso no significa que deba preocuparse menos por las co...