Ya teniéndolo enfrente, hablando por casi una hora entera de no sé cuál videojuego, a Kalea le parecía cada vez más cansino ese chico. Era bonito, sus lentes hacían juego con su chaqueta negra y su cabello, que en conjunto, lo hacían lucir como fuckboy. Sin embargo, fuera de eso, parecía ser solo un estúpido.A varias mesas de distancia, frente a la barra de bebidas, Khanna parecía estarse besando con alguien que ella no reconoció; Kai y su amiga de la facultad de idiomas aun no se habían apartado de la banca en la que se habían sentado, demasiado ensimismados en su conversación para siquiera intentar salir a bailar o algo.
Y ahí estaba ella, viendo cómo su cita de la fiesta de bienvenida se ofrecía a irse por unos tragos en cuanto Kalea se ofreció a leerle su carta astral de inicio a fin.
Pero bueno, eso era demasiado típico de acuario.
Kalea no habría tenido problema si ese chico la dejaba plantada y desaparecía de la fiesta, pero cuando lo vio morreándose con una alta y despampanante chica de cuarto curso que traía vestido rojo, cabello rubio y probablemente, pechos del tamaño de la cara de Kalea.
Harta de tener que lidiar con estúpidos como ese desde que iba en secundaria, Kalea buscó un lugar más o menos solitario para esconderse y llorar, pero todos parecían estar repletos de gente charlando por lo bajo o besuqueándose (y no solo en la boca).
El profesor Davriel se encontraba cerca de la barra de bebidas, viendo a un grupo de chicos (que englobaba a casi todos los varones de la facultad), pero no quería arriesgarse a ser vista llorando, por lo que al final, optó por dejarse caer detrás de unos arbustos y empezar a derramar sus lágrimas mientras se cubría la cara con ambas manos.
Entonces, Kalea escuchó pisadas cerca de ella y enmudeció repentinamente, nada acostumbrada a tener público mientras se ponía a llorar.
— ¿Estás bien? - Preguntó alguien, una chica, a juzgar por su voz. Su tono era bastante dulce y por lo que Kalea pudo intuir, se había arrodillado enfrente o a un lado de ella.
— Mjm - Balbuceó ella - Estoy bien, no tienes que quedarte.
Más ruidos de gente sentándose en la hierba. ¡Justo lo que quería! Más público, más gente viéndola.
Tan pronto como se atrevió a abrir los ojos, se dio cuenta de una constante en aquellas personas: todas eran mujeres, estudiantes de entre dieciocho y veintidós. Ninguna la veía directamente a los ojos y aunque a la mayoría no las conocía, sí que las caras de una o dos le sonaban de algo.
— Soy Cane - Se presentó la primera en hablarle, la de la voz dulce, que además, lucía extrañamente oriental, pero de tez blanquecina y una boca bastante pequeña.
— Soy Nara - Saludó despreocupadamente una chica de cabello relativamente corto y un poco ondulado, que traía puestos lentes de marco redondo.
— Soy Xany - Se presentó otra, morena, con una sonrisa cordial y cabello que le cubría apenas las orejas, sin llegar al hombro siquiera.
— Mejillas - Se presentó una chica con el cabello aún más corto que las anteriores, rasgos andróginos y actitud ansiosa.
— Y Ghandi - Saludó otra, con el cabello recogido en una cola de caballo, gafas colgando del cuello y haciendo el signo de paz con una mano.
Ellas se veían bastante alegres, aunque también se veían al menos un poco preocupada por lo que le ocurriese.
— ¿En serio estás bien? - Quiso saber Cane, ofreciéndole una mano, en sentido literal.
— Un chico... de sexto curso. Me dejó plantada y lo vi besándose con una rubia bonita con...
— Vestido rojo, ¿no? Sí, era Azafrán. Cuando sepa que él traía cita, lo dejará plantado. No es mala persona - Aseguró Mejillas.
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Literatura según Kai
Teen FictionKai ha logrado marcharse de su pueblo natal para estudiar en la universidad que siempre ha querido. Ahora, quizás no tiene que preocuparse por un gran enemigo ni a una pandilla de asesinos, pero eso no significa que deba preocuparse menos por las co...