Nunca la biblioteca había estado tan abarrotada como en ese momento: Kai dirigió al grupo entero a unas mesas amplias que se encontraban en un pasillo que conectaba los dos extremos del tercer piso entre sí. Le pidió a alguien que consiguiera un mapa de Xalapa y a otra persona, un juego de ajedrez. Ya de pie frente a la mesa, con Toph de un lado y Mei del otro, Kai abrió el tablero de ajedrez y lo usó para detener una de las esquinas del enorme mapa frente a él.
Sus compañeros lo observaban, expectantes. Tras poner la ficha del rey blanco sobre la ubicación de la torre Alba Dorada, Kai empezó a distribuir varias fichas sobre distintos lugares de la ciudad mientras les explicaba la situación.
— Nuestra posición defensiva no es mala: el problema es que no sabremos exactamente de dónde viene el enemigo o cuántos son – Explicó Kai, haciendo círculos alrededor del mapa con su dedo, apuntando a todas partes al mismo tiempo.
— Pero entonces, ¿cómo defenderemos una ciudad si no sabemos de quiénes la defendemos, cuántos son y de dónde vienen? – Señaló Alex, una de las chicas que compitieron en el torneo a finales del curso pasado.
— Es una buena pregunta. La respuesta es que no podemos permitirnos apostar demasiada gente en el mismo lugar: podrían atacar una zona sin muchos agentes o peor, mandar al grueso de sus fuerzas a donde tengamos a casi todos los agentes y después de que acaben con ellos, el resto de la ciudad habrá quedado indefensa.
La mayoría a su alrededor ni siquiera hablaba, asombrados por las conclusiones a las que llegaba Kai y cómo explicaba la situación.
— Si no me equivoco, el norte no estará en riesgo tanto como el sur – Les hizo saber Kai – Pero Coatepec ya fue vulnerado y es muy probable que ataquen desde el oeste, ¿comprenden? El camino a Naolinco probablemente no tenga ningún invasor consigo: lo que sabemos es que vienen de Oaxaca, así que el noreste debe estar casi totalmente limpio.
— Entonces... ¿es probable que ataquen desde el sur? – Adivinó Mei desde su lugar, observando el mapa.
— Sur, suroeste... - Caviló Kai – Sí, es probable.
Había un problema: casi todos los presentes vivían en las zonas más norteñas de Xalapa: muy pocos estudiantes residían en el sur.
— Vale, pero, ¿hay gente aquí que viva por la zona de las Ánimas? – Se animó a preguntar Kalea.
El grueso de los estudiantes que los rodeaba negó con la cabeza: Kai pensó que, a menos que mandaran gente con rentas pagadas al sur de Xalapa, tendrían serios problemas cuando Arze decidiera atacarlos. Sin embargo, esa no era su única preocupación ahora.
— Todos aquí fueron entrenados para pelear cuerpo a cuerpo y usando muñequeras, ¿cierto?
Esta vez, todos asintieron.
— Tenemos un alijo de armas en el campus – Les recordó Kai – Si no poseen una, pueden cogerla del almacén que cuida Amelia Hardeen – Explicó – Sólo tendrán que registrar su nombre junto a la pieza que pedirán prestada y eso es todo. Si no tienen una, deberían ir ahora mismo.
El grueso de estudiantes se marchó corriendo de la biblioteca: sin embargo, unos cuántos, entre ellos los miembros de Paraselene, se quedaron ahí.
— ¿Les darán comunicadores también? – Quiso saber Nessa, comprometida con la causa.
Kai asintió: se sentía mal de estar armando a sus compañeros, pero Nessa había insistido en más de una ocasión que era egoísta negarles la oportunidad de decidir y que lo único que podía hacer él era explicarles las cosas y darles la decisión a ellos.
Aún así, Kai sentía que una cosa era decirles "será peligroso" y otra muy distinta, que vieran con sus propios ojos lo peligroso que era lanzarse a la pelea así como así.
ESTÁS LEYENDO
Literatura según Kai
Teen FictionKai ha logrado marcharse de su pueblo natal para estudiar en la universidad que siempre ha querido. Ahora, quizás no tiene que preocuparse por un gran enemigo ni a una pandilla de asesinos, pero eso no significa que deba preocuparse menos por las co...