Dos días después, los dorados soltaron a Nessa.
El evento fue televisado. Hubo un par de tomas aéreas, en picado, viendo salir a Nessa de la Torre Alba Dorada, sin esposas, mientras a ambos lados de la escalera de entrada, una valla humana de contención, conformada por agentes dorados, limitaba a los periodistas y camarógrafos que intentaban grabarle hasta los poros de la nariz a la chica.
— ¡Nessa, una pregunta! - Gritó uno de ellos, casi clavándole un micro en la boca.
— Se dice que eres la principal detractora de la organización dentro de la universidad, ¿qué se siente convivir con su fundador en clases?
— ¿Eres cómplice de Rose Valdez y sus malasangres?
— ¿Qué te motivó a dejarla escapar?
Ella no contestó a ninguna pregunta: siguió andando, con la mirada perdida hacia el frente. Los reporteros la siguieron toda la cuadra hasta que un agente cogió a uno de ellos por el hombro y negó con la cabeza. El reportero intentó empujarlo, pero el agente le hizo una llave que lo dejó de espaldas en el suelo. Los demás empezaron a alejarse, pero algunos hicieron ademán de grabar.
De inmediato, los demás, todos con el uniforme completo de agente antidisturbios, accionaron sus porras y de sus puntas pudo verse un chasquido de electricidad. Avanzaron hacia los hombres que aún seguían grabando y los obligaron a retroceder, sin tocarlos, únicamente bajo amenaza de emplear la fuerza si no se disipaban.
Claro que, poco después, Nora tuvo que ofrecer una rueda de prensa. La diferencia es que, claro, sería bajo sus términos y condiciones, en un espacio más controlado, y con acceso restringido.
Sus declaraciones fueron que Alba Dorada no reconocería ninguna acción que tomara Vanessa a nombre de la organización. Estaría vetada para su ingreso en cualquier territorio de la misma y no validarían el servicio social realizado en sus instalaciones. Sin embargo, decidieron no sancionarla por la vía legal: no levantaron cargos en su contra.
Lo que dijo Nora al respecto fue que comprendía que Rose Valdez podía ser muy convincente y que, personalmente, no podía culpar a Nessa de ser coaccionada para liberarla. Sin embargo, le decepcionaba no poder llevar a la cabecilla malasangre ante la justicia. En esa misma rueda de prensa, también, anunció oficialmente las cifras de malasangres capturados durante la gran redada. Más de cuatrocientos durante el primer día, y otros ciento cincuenta durante la mañana siguiente, cuando un pequeño grupo en el área conurbada de Banderilla intentó llevar a cabo una sublevación contra los dorados. En total, reportaron a quinientos ochenta y dos malasangres detenidos a la espera de un juicio para ser encerrados en la Prisión Vertical y otros dos complejos penitenciarios.
Nessa no volvió a la facultad más que para pedir sus papeles. En el camino hacia control escolar, algunos estudiantes la abucheaban públicamente, mientras que otros se limitaban a criticarla desde lejos. Al inicio, podía respirarse el silencio que se hizo cuando la vieron atravesar las puertas. Algunos la siguieron en su recorrido hacia control escolar, más de lejos que de cerca. Luego, comenzaron los gritos.
— ¡Traidora!
— ¡Asesina!
— ¡De seguro estás con los rojos!
— ¡Malasangre!
— ¡Vendida!
— ¡Púdrete!
No contestó. Siguió andando, tal vez un poco más deprisa que antes. Cuando llegó al edificio de humanidades, ya apretaba el paso para no tener que confrontar a todos sus compañeros de clases. Alguien le aventó un empaque de leche de chocolate vacío, pero no logró darle. En ese momento, apareció un chico uniformado con el traje de Alba Dorada, como si estuviera esperando a que empezaran las agresiones. Era Franco. Nadie más intentó arrojarle cosas.
Al llegar al pasillo de su facultad, varios compañeros de su curso, y de otros años, la observaban fijamente. Algunos estaban conversando afuera entre clase y clase. Contuvieron el aliento hasta que una de ellas decidió cerrarle el paso. Nessa empezó a temblar.
— Los malasangres mataron a mi hermano y balearon a mi padre. Sigue en el hospital y tú estás libre igual que Valdez.
— Lo... lo lamento Vicky - Murmuró Nessa, sin atreverse a verla a los ojos.
— No deberías venir y pararte aquí como si nada.
— Ya no volveré, te lo prometo - Le dijo Nessa - Después de hoy, ya no...
Vicky la empujó a un lado y caminó furiosamente, escaleras abajo. Nadie más intentó cerrarle el paso a Nessa, que entró casi corriendo a la oficina de control escolar.
Desde el cuarto secreto del Paraselene, Kai observó cómo la diminuta figura de Nessa se marchaba a toda prisa del campus, con sus papeles en mano. Para cuando Toph y el resto del equipo vino a buscarlo, ya había pasado un buen rato.
Mei y Khanna se veían un poco más animadas: la segunda presumía haber sido premiada con un reconocimiento y la posibilidad de un ascenso en Alba Dorada por su desempeño en la gran redada: en unos días, haría el examen para subir de rango, lo que significaba que podría comandar misiones ella misma, o incluso hacerlas en solitario. Kai la felicitó y dijo que, si seguía así, podrían volverla comandante de alguna Base después de graduarse de la escuela.
El grupo siguió andando hasta el límite de la facultad. Los exámenes finales empezarían en dos semanas y todavía tenían que ponerse a estudiar si querían pasar de grado. Kai había descuidado bastante los estudios desde la feria del libro de hace varias semanas y tendría que ponerse al corriente.
Y al cruzar la calle camino a su departamento, a Kai le pareció ver a una chica con el cabello decolorado y corte de hongo ocultarse tras su mochila al verlos pasar.
"¿Hanna?", preguntó para sus adentros.
Khanna fue la primera en meterse a su cuarto después de la pequeña fiesta que hicieron para celebrar que habían pasado a séptimo curso. Tini, Mei y Kai se quedaron solos en la sala de estar cuando el resto de sus amigos se marcharon. La última de ellos fue Kalea, que aún estaba triste por el hecho de que Nessa finalmente se había ido: era verdad lo que dijo. Después del día en que fue a recoger sus papeles, no volvieron a verla por ahí.
— Yo pensé que la había cagado en grande con Rose hasta que ocurrió lo de Nessa - Confesó Tini, caminando hacia el refrigerador para sacar otra lata de cerveza - No digo que haya sido un alivio que liberara a esa loca, pero...
— ¿Aún no tienen noticias de ella? - Preguntó Mei. Lo cierto era que nadie sabía dónde habría ido a esconderse ahora.
Kai negó con la cabeza.
— Solo sabemos que hay una pequeña célula malasangre oculta en alguna parte de Xalapa todavía. Hace tres días en el parque Juárez aparecieron pintas con los colmillos malasangre. Todos los filos apuntaban al palacio municipal.
Aún no terminaban de reconstruirlo tras la explosión ocasionada por Arze durante su paso por la ciudad.
— Aún no sabemos si se tratará de Rose, o de alguno de sus caudillos. Por lo que sabemos, tanto podría seguir en Xalapa como haberse marchado enseguida - Añadió él.
Tini se empujó la lata de cerveza que había cogido y la botó, ya vacía, al bote de basura de la cocina. Acto seguido, se tumbó en el sofá y cerró los ojos un momento.
La verdad es que Kai también estaba algo cansado.
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Literatura según Kai
Teen FictionKai ha logrado marcharse de su pueblo natal para estudiar en la universidad que siempre ha querido. Ahora, quizás no tiene que preocuparse por un gran enemigo ni a una pandilla de asesinos, pero eso no significa que deba preocuparse menos por las co...