T5E02: Lejos de casa

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Nessa no podía negar que le producía cierto placer ver a Kai tan bajoneado: es decir, ya no lo odiaba como antes, incluso había aprendido a estar tranquila en su presencia (un gran reto), pero, secretamente, todavía se regocijaba un poco al verlo así. Quizá tanto "heroísmo" le estaba cobrando factura después de todo.

Cuando Mei se fue a casa, Kalea y Nessa se quedaron un buen rato inspeccionando los archiveros: algo sobre actividad Malasangre a las afueras de Xalapa, otro poco de "Las Lunas de Jonsu" (sea lo que sea eso) comerciando ilícitamente en las ciudades del pacífico, algunos criminales de bajo nivel y a qué prisiones fueron transportados... nada del otro mundo.

— ¿Entonces no te preocupa ver a Kai así? - Le preguntó Kalea.

Al lado de Nessa, Kato la miró con los brazos cruzados. Aún era frecuente que se le apareciera así como así. Ni siquiera dijo nada, pero Nessa ya sabía qué hacer.

— No es eso, es que...

— Nunca vas a admitir que te gusta, ¿cierto? Lo que sea que tenga, lo está consumiendo por dentro, Nessa. Deberíamos...

— No se lo cuenta ni a Mei ni a Toph, ¿qué te hace pensar que nos lo dirá a nosotras?

Era un buen argumento. Después de eso, Kalea dejó de insistir (otro día volvería al ataque) y siguió ordenando las carpetas y añadiendo documentos a uno que otro expediente.

— Aunque no sé cómo pueden confiar en alguien que nunca nos ha contado toda su historia. Es como colaborar con un desconocido.

— Ya deja eso por la paz - Le aconsejó Kalea - Nos pagan bastante y es legal, ¿qué te preocupa?

— Ya deja eso por la paz - Le aconsejó Kalea - Nos pagan bastante y es legal, ¿qué te preocupa?

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Khanna tocó a la puerta de Kai la tarde después de aquella noche de películas. Como al resto, le preocupaba su amigo, aún si se esforzaba en aparentar que todo estaba bien.

— Kai, ¿estás ahí? Amigo, ábreme, ¿sí? Quiero saber si estás...

La puerta se abrió a la mitad y del otro lado, una perfecta desconocida contempló a Khanna antes de abrir por completo.

La chica era morena, de estatura promedio (un poco más bajita que Khanna), bastante delgada y desgarbada, con ropa casual (Khanna diría que ropa de dormir, más bien) y con lentes grandes y redondos. Su cabello, largo, lacio y negro, colgaba por debajo de sus hombros y su expresión de cansancio, si bien no era intimidante, sin duda no invitaba a interactuar con ella.

— Khanna, ¿no? Kai me habló mucho de ti. Gracias por ayudarlo todo este tiempo.

Khanna se quedó inmóvil afuera del departamento. Si bien, aquella chica sabía de ella, Khanna no podía decir lo mismo.

— ¿Qué esperas? Pasa o se va a meter el frío.

Khanna cerró la puerta tras de sí. Aquella chica morena estaba contemplando el tablón que había en el departamento, con un desorden de papeles y tachuelas clavadas por todas partes.

Literatura según KaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora