T5E08: La otra bienvenida

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Con los ánimos tan muertos en todo el campus, el consejo estudiantil insistió en atiborrar de actividades la agenda de cada facultad, y la de Kai no se salvaba.

Sin acostumbrarse del todo a eso de ser parte del consejo, el chico, ya de por sí estresado, consideraba que se habría adaptado mejor si no tuviese a Ghandi al lado, insistiendo en hacer todo juntos. Por si a la chica no le había quedado claro todavía, Kai intentaba recordarle cada que podía que no era conveniente estar cerca de él.

Con el recuerdo de Coatepec todavía fresco, a Kai le daba repelús tener cerca a Ghandi, y no por alguna manía personal, sino porque la chica seguía siendo hija de importantes inversores de Alba Dorada, por lo que si salía al menos ligeramente lastimada, toda la organización se iría al carajo.

A media junta, Ramsés y Maya pudieron darse cuenta de la incomodidad de Kai al respecto, pues cada que él, disimuladamente, se movía uno o dos pasos más lejos de Ghandi, la chica se acercaba tres. Casi podían ver la nube de tormenta sobre la cabeza del chico, quien estaba pensando seriamente en si debería renunciar a su puesto, aún cuando Nora, su superior directa, le había pedido expresamente que siguiera en el cargo para tener cierta influencia sobre las decisiones estudiantiles.

Claro, no era el único: a estas alturas, cada facultad de la universidad tenía al menos a un recluta de Alba Dorada en su respectiva junta estudiantil. Kai no sabía qué opinión tener al respecto: ahora era más que evidente la incidencia de la organización en asuntos universitarios. Claro, quizá tenía algo que ver la cantidad de alumnos que eran también cadetes de Alba Dorada, y peor aún, el propio Kai era un élite de la organización y la razón por la que se habían tomado tantas molestias en primer lugar.

Con el constante pensamiento de ser una carga para Alba Dorada, además tenía que lidiar con Ghandi.

— Bueno, creo que ya podemos levantar la sesión de hoy - Sugirió Ramsés, sin quitarle los ojos de encima a Ghandi - Recuerden que debemos empezar a organizar la bienvenida para los chicos de segundo curso, ¿entendido?

El resto de los representantes asintió. Kai empezó a caminar hacia la puerta, deseando escaparse tan pronto como fuera posible. Sin embargo, al escuchar la voz de Maya llamándole, le hizo saber que no sería tan sencillo. Tras darse la vuelta y volver con ella y Ramsés, le preguntaron algo que ya estaba harto de desmentir.

— ¿Estás seguro de que no encontraremos a un Caleidoscopio por aquí durante la bienvenida? - Preguntó Ramsés, preocupado - La última vez...

— También lo recuerdo - Interrumpió Kai, con la imagen de Nessa siendo atacada una de tantas veces - No puedo prometer nada, pero no tenemos conocimiento de algún sujeto en específico que pretenda atacar. Sin embargo...

Sin embargo, Alba Dorada no tuvo problema con mandar agentes para patrullar durante el día de la bienvenida.

De este y otros temas, decidió quejarse con Toph después de clases, ambos en el departamento de Toph, quien escuchaba a su amigo mientras preparaba algo de comer: aquella conversación lentamente empezó a convertirse en un discurso de odio contra Ghandi, que insistía en no dejarlo solo, preguntándole todo el tiempo por temas relacionados con Arze, Quincunce, malasangres y otras cosas relacionadas con eso.

Ghandi era muy curiosa (y también, demasiado confiada). Era vulnerable y, ahora que Alyssa Pendragon ya no fungía como su guardaespaldas como el curso pasado, era vulnerable a que algún loco la hiciera su víctima, tanto el día de la bienvenida como en un día promedio.

— ¿Por qué no lo ves como una oportunidad? - Preguntó su amiga, dándole la vuelta a las tapas de pan sobre el comal, intentando que el aceite no brincara y le cayera encima.

— ¿A qué te refieres? - Cuestionó Kai, negándose a unir "Ghandi" y "oportunidad" en la misma frase: le era muy difícil no verla como un lastre a quien tenía que cuidar mientras la alejaba de él todo el tiempo.

— Su familia podría darte bastante apoyo, ¿sabes? - Opinó Toph - Además, no creo que sea tan insufrible como dices.

Uno o dos días después, Toph pudo verlo por sí misma, observando cómo Ghandi demostraba ser una obsesiva cuando de Kai se trataba: mientras el chico diseñaba los carteles de la bienvenida en el salón de cómputo, Ghandi casi estaba encima de él, mientras la mitad del Paraselene observaba. Mei y Khanna estaban presentes también, observando cómo Kai luchaba para no mandarla a volar, literalmente.

Toph admitió que tal vez, su amigo tenía razón.

Con todo y eso, los preparativos fueron divertidos para Kai: ir de un lado al otro buscando sedes para la bienvenida junto a sus amigos, encuestar al alumnado, incluso hacer los arreglos y reservar el sitio, haciendo uso de un dinero que no sabía que tenían disponible.

Hasta Nessa terminó colaborando con el asunto de la bienvenida: la chica, usualmente huraña, estaba un poco más animada que de costumbre, dispuesta a estar a menos de un metro de Kai, sin acusarlo de provocar un accidente fatal en el que ella era la víctima: para todos los presentes, eso era un enorme progreso, pues Nessa ya se había hecho fama en toda la facultad por no tragar a Kai: él mismo no la culpaba. Por algún motivo, la chica siempre terminaba siendo el blanco de todos los ataques destinados a Kai: entre Nightstalker y el Caleidoscopio, no habían dejado en paz a la chica en más de un año.

Para cuando los preparativos llegaron a su fin, Kai se veía más relajado, casi olvidándose por completo de todo el asunto en Coatepec, de sus pesadillas incluso. Mei pudo notarlo también: se veía genuinamente feliz, haciendo cosas de estudiante universitario, disfrutando su adultez joven en actividades que no involucraban el pelear por mantener a salvo a toda una ciudad.

Era bonito, pero también entristeció a todos los que sabían algo respecto al pasado de Kai: no había vivido como un adolescente normal durante varios años, y pronto, su niño interior empezó a brotar con todo el asunto de la bienvenida. Para Toph y Mei, sobre todo, fue muy bonito verlo brillar como pocas veces lo hacía.

Ghandi seguía acosándolo un poco y Nessa lo ponía con los pelos de punta, dejándolo a la espera de alguna acusación en su contra, pero aún con todo eso, se le veía feliz.

Cuando el día de la bienvenida llegó, tan sólo Ghandi y Kai quedaron a cargo de todo eso, con el apoyo de Ramsés, Maya y demás miembros del consejo estudiantil. Habían elegido un restaurante-bar bastante bonito para meter ahí a casi cien estudiantes. Cada poco tiempo, se escuchaba una botella destapándose y de vez en cuándo, la espuma brincaba al suelo.

En un rincón del establecimiento, en una mesa casi vacía, se encontraba Kai, supervisando que nadie hiciera nada raro. Ghandi se había distraído un poco cuando un par de alumnos de segundo curso le preguntaron sobre cómo inscribirse al programa de cadetes de Alba Dorada, así que le había dado un respiro a Kai por primera vez en toda la noche.

No tardó mucho en cambiar.

El comunicador de Kai, escondido en uno de los bolsillos de su pantalón, empezó a vibrar, haciéndole saber que había un llamado a la acción específicamente para él. Disimuladamente, sacó el dispositivo y leyó en su pantalla un mensaje directo de Nora Vera, su jefa.

Kai echó un vistazo al recinto: no quería molestar a sus amigas con algo como eso: Mei se veía bastante relajada con Khanna, Toph no había venido y sin duda, no pensaba pedirle el favor ni a Nessa ni a Kalea, mucho menos a Ghandi. Sin más remedio, se puso de pie y se le acercó a Ramsés, que estaba empinándose una bebida alcohólica directo a la garganta.

— Hubo un problema. Alba Dorada me pidió que salga a revisar. ¿Puedes encargarte?

Sin soltar el vaso con whisky, Ramsés le contestó con un pulgar arriba: pese a lo desastroso que lucía, Kai confió en que nada malo pasaría bajo su guardia. Tan pronto como abandonó el bar, el chico corrió directo a la torre Alba Dorada, más cercana que su departamento. Se pondría un uniforme de Alba Dorada, cogería una muñequera y otros juguetes y se reuniría con el compañero que Nora le había asignado para aquella tarea.

Literatura según KaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora