T5E03: El hombre y el tintero

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Khanna intentaba mantener un currículo promedio. Sin nada demasiado destacable, pero tampoco demasiado mediocre. De vez en cuándo, participaba en una o dos actividades fuera de clases para hacer que su paso por la universidad no estuviese tan vacío.  Por ese motivo, cuando uno de los profesores (que además, era el editor de la revista universitaria), le pidió que se quedara un rato después de clases, la sorprendió enormemente el motivo.

— Quisiera, Julia, que escribas un artículo para la revista. Algo sencillo, de una cuartilla, si quieres - Solicitó Galeano Mendoza, un señor algo entrado en años, con el respeto de los miembros de comunidad universitaria, viéndola a través de esos lentes de marco negro y bordes redondeados en la parte inferior, con las entradas de calvicie en su cabeza brillando bajo las luces del aula.

— Pero, ¿quiere un tema específico? ¿Una reseña? ¿Noticia? No tengo idea de qué...

— Sorpréndeme - Sonrió Galeano - Espero ver tu trabajo pronto.

El hombre no se veía con ninguna intención morbosa ni nada por el estilo: simplemente, la había escogido para redactar algún artículo. Eso debía pasarle a poco menos de la mitad de los estudiantes al menos una vez a lo largo de la carrera. Sin embargo, Khanna se sentía, cuando menos, presionada. Esa tarde, fue a su casa pensando en qué escribir, planeando sacarse de encima aquél encargo cuanto antes.

Mei vendría más tarde, pero eso no la detuvo de destapar una o dos cervezas en solitario, sentada en el sofá de la sala, frente a la computadora, intentando pensar en algo lo suficientemente ingenioso para que el profesor Mendoza no la viera como si fuese estúpida, pero no demasiado prometedor como para que le pidiera que hiciera otro más tarde.

La depresión comenzó a abrazarla alrededor de las cinco o seis de la tarde, haciéndola creer que no era lo suficientemente buena para escribir algo y tendría que decirle al profesor Mendoza que no sería capaz de cumplir con sus expectativas.

Rayando las seis y media, Mei tocó a la puerta, para después abrir ella misma: Khanna ni siquiera había puesto seguro a la puerta de su casa, pero no importaba mucho. Después de todo, tan sólo era Mei.

— ¿Puedo...? ¿Juls? ¿Estás bien? - Preguntó Mei al verla desparramada sobre el sofá, con un almohadón sobre la cabeza, pensando en si valía la pena seguir estudiando o no.

— No soy suficiente para esta licenciatura - Expresó Khanna abiertamente, en un arranque de sinceridad que tan solo la suma de alcohol y pensamientos deprimentes podían ocasionar.

Mei dejó su bolso junto a la mesa y se sentó al lado de su novia.

— ¿Por qué dices eso? ¿Te ayudo en algo?

— No, no... solo es que el maestro Galeano me pidió que escriba algo para la revista universitaria - Comentó Khanna, y al presentir que Mei iba a preguntarle por qué eso era algo malo, decidió seguir explicando - Y, bueno, solo es que me di cuenta de que no soy tan buena como para escribir lo que sea y que sea publicable.

Mei pensó bien en sus siguientes palabras, considerando lo que iba a decir, casi palabra por palabra: lo que menos quería era empeorar el estado en el que su pareja se encontraba. Después de varios segundos, ya tenía preparado su discurso.

— Cariño, no creo que no seas suficiente para esto. Creo que harías un buen trabajo, solo necesitas encontrar dónde sentirte cómoda. ¿Has pensado en negarte?

Khanna asintió.

— Yo no quería aceptar, pero lo hice antes de darme cuenta y ahora no quisiera...

— No lo sobrepienses tanto - Interrumpió Mei, pensando que debería seguir sus propios consejos más seguido - Si no quieres hacerlo, lo más probable es que no lo harás, o lo harás mal porque no tienes ganas. Dile al profe. No creo que no lo entienda y, de todos modos, no estás obligada, ¿cierto?

Literatura según KaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora