La lluvia azotaba Xalapa aquella tarde: el centro de la ciudad veía pasar el agua cuesta abajo como si de violentos ríos se tratase. Tini estaba terminando de cerrar con llave el local en el que trabajaba, recién terminado su turno, cuando decidió que no podía sostenerse más tiempo con este estilo de vida.
En dos días era fin de mes y ya no tenía dinero: si no le quedara comida en casa, se preocuparía mucho por cómo le haría para sobrevivir hasta el día de cobro. Apenas había juntado para la renta la quincena anterior y sus botas ya estaban algo desgastadas: no podría comprar otras en un buen tiempo, estaba hambrienta y no trajo paraguas porque el anterior se rompió y no había comprado otro.
Bajó la mirada mientras cerraba el candado para sujetar la cortina de hierro en su sitio.
Se echó la mochila al hombro: había faltado ya bastantes horas para hacer tiempo extra en la tienda y ahora no tenía dinero y estaba sobre el límite de faltas en varias materias.
Quizá sería mejor si se daba de baja de una vez.
Salió del corredor en el que trabajaba para ver la lluvia, sin amainar ni un ápice. Tendría que esperar el camión ahí para irse a casa... o quizá se diera de baja de una vez. Esperó hasta que pasara un camión que la llevase de vuelta a la facultad, en lugar de ir directo a la comodidad de su casa. Estaba realmente jodida.
Durante el camino, uno de sus audífonos dejó de funcionar: harta como estaba, se desquitó con el otro, arrancándolo de sus oídos y haciendo bolita los cables para aventarlos al fondo de su mochila. La pantalla del teléfono se encendió, mostrándole un montón de notificaciones con tareas pendientes que no había hecho y expiraban hoy mismo.
Bajó del camión con cuidado de no pisar un charco: solo eso faltaría para terminar de joderle el día. Caminó cuadra y media hasta llegar a las puertas de la facultad y ahí, camino a control escolar, casi choca con Kai, quien, vestido con ropa casual, un par de carpetas en la mano y bastante distraído, ni siquiera se apartó un poco teniéndola enfrente. Nadie cayó al piso (por poco) y Tini se acomodó el cabello antes de reclamarle, pero Kai habló primero, disculpándose.
— Lo siento, lo siento. Te invito un café por la molestia, yo...
— Ay, descuida. No tengo...
— No, yo invito - Insistió Kai - Es una tarde bastante fresca, así que... bueno, quizá nos caiga bien a ambos, ¿no crees?
— La lluvia seguirá un buen rato - Dijo Kai para sí, con su vaso de café en la mano.
— Me gusta la lluvia, excepto cuando voy o vengo del trabajo.
— Vives en Xalapa, cualquiera diría que estás acostumbrada.
— Y no por eso me gusta - Dijo Tini, contrariada, café en mano y expresión de desagrado en la cara.
Kai guardó silencio mientras contemplaban el panorama. Hacía unos minutos, le había preguntado por qué quería darse de baja luego de un comentario de la chica al respecto. Kai se ofreció a llevarla de paseo por ahí y hablar antes de que metiera su solicitud. Ella accedió, y aquí estaban, viendo el barrio de Xallitic desde el puente, paraguas de Kai en mano.
— Está amainando.
— Por fin - Replicó Tini, aferrándose todavía a su mal genio. No iba a dejarse convencer tan fácil.
— ¿Qué ocurre? Aún no me has dicho porqué estás dándote de baja. Pensé que esta carrera es lo que querías.
— Solo por dos o tres materias. Siempre quise escribir una novela en latín, ¿sabes?
— Eso es casi imposible, actualmente - Suspiró Kai - Técnicamente es una lengua muerta, conectada a un respirador artificial para uso académico.
— Por eso quiero escribir algo en latín. Deja de ser lengua muerta cuando alguien produce en ella, ¿no?
— Producen ópera con letra en latín y no por eso deja de estar muerta - Observó Kai.
— Y yo soy la pesimista.
Ambos se rieron un poco.
— No te des de baja.
— Apenas tengo para comer por culpa de la escuela. Tengo que pagar renta, luz, agua, comida, los libros que se le antojan a los profesores... ¿qué se supone que haga?
— Tengo un lugar donde solo tienes que pagar la comida que vayas a comerte - Sugirió Kai - Y puedo ayudarte a mover tus cosas. Solo si quieres.
Tini volteó a verlo, alzando una ceja.
— ¿No es ese edificio en el que vives con Mei y Khanna?
Kai asintió.
— Les va bien - Observó ella - ¿Puede ser hoy mismo?
— La única condición es que no te des de baja de la escuela. Eso es todo.
— Pides mucho - Y, tras una pausa, agregó: - De acuerdo.
Esa misma tarde, una camioneta de Alba Dorada llegó a la puerta de su casa para ayudarla a mover sus cosas. Cajones enteros de ropa: un ropero, su colchón, cajas con zapatos, cajas con libros, montones de baratijas...
— ¿Has considerado tirar algunas cosas?
Tini lo fulminó con la mirada. "Nada de tirar cosas entonces", pensó Kai para sí. Así sería.
Fueron siguiendo a la camioneta todo el camino hasta que llegaron al edificio donde vivía Kai: en los demás pisos, vivían otros agentes, la mayoría estudiantes en el mismo campus que ellos, pero el piso de Kai estaba ocupado únicamente por él y sus dos nuevas vecinas, tres contando a Tini.
Mei no se encontraba por ahí, pero Khanna sí que estaba. Los ayudó a descargar junto a los otros dos que venían en la camioneta. Poco a poco, las cajas y cajones fueron apilándose al interior de la nueva habitación de Tini, al lado de Khanna, del otro lado de la de Mei. Kai consideró que sería buena idea hacerlas vecinas. Ya se llevaban bien antes, así que... ¿por qué no?
Cayó la noche por fin y Kai se excusó diciendo que tenía que ir a la Torre Alba Dorada para resolver un par de asuntos y llenar formularios, así que Tini se quedó sola en la sala de estar de ese piso. Khanna salió a hacer un par de cosas y pronto llegó Mei de casa de sus padres, pues al parecer, iba de visita una o dos veces a la semana. Demasiado para el gusto de Tini.
— Hola - Saludó Mei al verla en la sala, sin saber muy bien cómo abrir conversación con ella - ¿Te trajo Khanna un rato, o...?
— Kai me invitó a vivir aquí - Dijo Tini, con una expresión demasiado neutra, sin dejar ver sus emociones al respecto - Supongo que seremos vecinas.
— Supongo que sí - Repitió Mei - Casi no hablamos en la escuela, ¿verdad?
— Supongo que no - Dijo Tini - ¿Te molesta si me voy a mi cuarto? Aún no acomodo nada más que la cama y no estaré cómoda si no se parece a mi viejo cuarto.
— Lo mismo me pasa. Mi habitación es como mi viejo cuarto también - Sonrió Mei.
— Bien.
— Bien.
Tini se levantó y entró a su habitación. Nada en contra de Mei, pero siempre le pareció una chica algo tonta. Veía a Kai como si fuera una golosina, aún teniendo consigo a Khanna. Quizá es que era demasiado joven respecto a ella. Ni idea, había algo que Tini simplemente no entendía sobre Mei. Algo sin importancia, puede ser.
Tras poner su mente en blanco, empezó a ordenar su nueva habitación.
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Literatura según Kai
Teen FictionKai ha logrado marcharse de su pueblo natal para estudiar en la universidad que siempre ha querido. Ahora, quizás no tiene que preocuparse por un gran enemigo ni a una pandilla de asesinos, pero eso no significa que deba preocuparse menos por las co...