— Pero, ¿sabes qué es lo que me enoja? - Reclamó Khanna mientras levantaba sus palillos de manera amenazadora apuntándole a Mei - Que sí lo sabías desde un inicio, pero no me dijiste nada.— Yo le pedí que... - Intentó interceder Kai, aunque Khanna hizo oídos sordos de su comentario.
— Es que... ¡es increíble! ¿Desde cuándo trabajas para el Alba Dorada? - Quiso saber Khanna.
Mei supuso que no tenía de otra más que contestar: al acceder a contarle a Khanna, tanto ellos como Toph sabían que probablemente se molestaría porque no le dijeron desde un principio, pero a estas alturas seguir ocultando el secreto era inútil.
— Por favor, nadie debe enterarse - Suplicó Mei, intentando lucir seria. Tras respirar profundo, continuó: - Los primeros días del curso seguí a Kai hasta un edificio, el de Alba Dorada. Ese mismo día me dieron mi placa y un uniforme.
— Oh. Y... ¿has tenido que trabajar mucho? Quizá pueda pasar por ahí algún día.
Kai y Toph se voltearon a ver uno al otro, como pensando "Khanna no sabe lo que dice", pero ninguno lo expresó en voz alta. Al menos Khanna no se lo estaba tomando tan mal como Nessa desde la bienvenida.
Ah, Nessa. Aún seguía peleada con él y todo parecía apuntar a que seguiría estándolo: ya no había vuelto a la guarida de la biblioteca y aunque participaba en clases, se callaba un buen rato desde que Kai hablaba y para desgracia de Nessa, Kai hablaba demasiado.
Él intentaba no darle tanta importancia: no podía vivir de lo que pensase el resto. Su rutina era más o menos la misma: clases de ocho a dos, seguir en la facultad o la biblioteca aproximadamente hasta las cinco y después, salir con Xany u otros amigos, dependiendo del día. Al llegar a casa, hablar con Toph y seguir trabajando en lo de Julieta y ocasionalmente, pelearse con alguien. Para estar en el mejor periodo de su vida, Kai esperaba algo más emocionante y menos riesgoso para su existencia.
Bueno, no podías tenerlo todo.
Por otro lado, cada vez veían menos a Kalea, quien, pese a seguir yendo a la guarida de la biblioteca, ya casi no hablaba con ellos: parecía haber encontrado un ambiente de confianza con Aligheria, Ghandi, Ava y otras de las chicas tanto de su sección como del otro grupo. Aunque no lo externaba, Kai lo prefería así: mientras menos personas se viesen arrastradas al asunto de Alba Dorada, mejor sería para todo el mundo.
Mientras Mei y Khanna seguían hablando (con breves intervenciones para explicar o aclarar detalles de parte de Toph), Kai seguía perdido en sus pensamientos: ¿Cómo se había atrevido a creer que podría tener una vida normal? Pese a todo el apoyo de sus amigas, ese pensamiento tan recurrente no dejaba de asediarlo. Desde hacía más de tres años, Kai no había podido tener un día normal por más que quisiera. No podía tener ni un solo día sin pensar al menos un rato en Alba Dorada, en malasangres y otras personas en su contra.
No estaba solo y eso lo sabía, pero se sentía solo, lo que de hecho era muchísimo peor.
— Entonces... ¿lo del asedio...? Kai, ¿estuviste ahí? - Preguntó Khanna, preocupada al escuchar de boca de Toph y Mei lo del asedio a La Ciudad.
— ¡Kai! - Llamó Mei. Sin embargo, él seguía perdido en sus pensamientos.
Toph decidió tocar su hombro. Enseguida, él volteó a verla: sabía que habían preguntado algo, pero...
— El día del asedio - Le sopló Toph.
— Ah. Sí, eso - Balbuceó Kai - El Triunvirato hizo un pacto con los malasangres y juntos, liberaron a todos los prisioneros de un reclusorio a las afueras de La Ciudad. El cuerpo de policía huyó, fue encerrado o desarmado en los primeros minutos y Alba Dorada tuvo que hacerse cargo. Bueno, se siguen haciendo cargo - Reconoció, recordando a los amigos que seguían trabajando para Alba Dorada en La Ciudad.
ESTÁS LEYENDO
Literatura según Kai
Teen FictionKai ha logrado marcharse de su pueblo natal para estudiar en la universidad que siempre ha querido. Ahora, quizás no tiene que preocuparse por un gran enemigo ni a una pandilla de asesinos, pero eso no significa que deba preocuparse menos por las co...