Nessa se negó a hablarle a Kai por varios días. Ella creía que de algún modo, estaba castigándolo. Realmente no se le pasaba por la cabeza que lo único que conseguía era regalarle pequeños momentos de paz en la facultad.
Pero era la única: el club de periodismo de la facultad ya había organizado una entrevista con él hace dos días para pedirle que les contara su experiencia durante la ocupación carmesí. Terminaron ofreciéndole un convenio para vender en exclusiva un libro redactado y editado por él en donde reuniera las crónicas de guerra de la ocupación. Kai aceptó un poco a su pesar, dado que la enorme cantidad de dinero que pusieron sobre la mesa le sería necesaria más adelante: no siempre viviría de lo que Alba Dorada fuera a darle, y, de todos modos, los subsidios de Alba Dorada no eran tan buenos como antes.
"Alba Dorada pelea por recuperar la amistad del gobierno", ponía la primera plana de un periódico de la tienda de abarrotes afuera de la facultad. Kai compró el periódico y entró directo a la biblioteca, buscando el pasaje secreto que llevaba a la guarida del Paraselene.
El recinto estaba más ocupado que de costumbre: tal vez tenía que ver con que ya estaban empezando quinto curso y las materias orientadas al trabajo recepcional empezaban a llover sobre el alumnado. Varios estudiantes de séptimo y noveno se amontonaban sobre determinadas secciones de la biblioteca y otros cuántos se metían a revisar la nueva sección que había abierto Alba Dorada ahí: el Archivo General, réplica de las bibliotecas de la Torre Alba Dorada, en Xalapa, y de la Ciudad Dorada, en Puebla.
En el Archivo General podía encontrarse información no-clasificada de Alba Dorada, incluyendo viejos reportes de misión, fichas de algunos agentes muertos en combate e información sobre conocidos criminales fichados (Arze aparecía en primer puesto en ese listado). Nora Vera había insistido en la creación de dicho espacio para que tuvieran acceso tanto agentes de Alba Dorada que cursaban la universidad, como para el público en general.
Cuando por fin entró a la sala común del Paraselene, se encontró únicamente a Kalea, sentada junto a la ventana, avanzando con un trabajo que les había encargado el profesor Davriel. Kai agradeció en silencio el no estar tomando la clase de Davriel con ellas durante este curso. Se veía a leguas que los estaba matando.
— ¡Kai, hola! - Saludó ella, apartando la vista de su manuscrito por primera vez en mucho tiempo - ¡Oye! Estamos organizando una fiesta por tu regreso. No sé si te interese venir porque, claro, se trata de ti, aunque creo que fue solo una excusa de Ramsés para juntarnos y beber un poco.
— Lo pensaré - Prometió Kai, observando atentamente el texto inconcluso que tenía Kalea sobre la mesa. Algo sobre un manual de protocolos de investigación.
— Fue un año muy loco sin ti, ¿sabes? Tezca y los chicos de la otra sección se organizaron para crear el Apex Lupus y después... bueno, ya sabes.
Kai no sabía.
— No sé - Dijo Kai.
— Ah, bueno... digamos que mantuvieron en pie el espíritu de Alba Dorada y todo eso. Ayudaron mucho a limpiar las calles de Xalapa en tu ausencia.
— Ya veo. Alba Dorada los financió, me imagino.
Kalea asintió.
— Tuvimos a nuestros propios enemigos. Fue todo muy confuso. Resulta que algunos de nuestros compañeros de clase eran agentes dobles y... ¡es verdad! ¿Recuerdas a Hanna? Se dio de baja después del asalto a la ciudad de hace un año. No la hemos visto desde entonces.
Kai recordó brevemente a Hanna: casi hace que los maten.
— ¿Ah, sí? - Preguntó Kai, tomando asiento frente a Kalea. Lo sentía mucho por esa tarea suya, pero quería ponerse al corriente y Kalea se veía bastante dispuesta a enterarlo de todo lo que había ocurrido desde que se marchó.
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Literatura según Kai
Teen FictionKai ha logrado marcharse de su pueblo natal para estudiar en la universidad que siempre ha querido. Ahora, quizás no tiene que preocuparse por un gran enemigo ni a una pandilla de asesinos, pero eso no significa que deba preocuparse menos por las co...